Esta sensación ominosa que Iris sintió llegó como una presa rota, lo que la hizo levantarse y mirar en una dirección específica. Entrecerró los ojos, mientras que Hanna comenzaba a recuperar la conciencia.
Desde el rincón de sus ojos, Iris podía ver cómo sus dos pequeñas luces revoloteaban en el aire, ambas muy activas, como si pudieran sentir su ansiedad.
Gracias a las piedras mágicas de fuego que Iris encontró, Lou pudo sostener el escudo de protección a su alrededor. El escudo era muy fuerte, podía protegerlos del ataque del diablo araña, mientras Lu y Cezi se ocupaban de ello.
—¿Qué sucede? —preguntó Lou, al ver la expresión de preocupación en su semblante.
Por otro lado, Hanna abrió los ojos y empezó a toser sangre. Iris la ayudó inmediatamente a aliviar el dolor. Le acarició la espalda y desde su palma, se podía ver una luz blanca que se filtraba a través de su cuerpo.
—¿Estás bien? —preguntó Iris.
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