César frunció el ceño.
—Oh, nada —se rió entre dientes.
Dimitri temblaba un poco en contra de su voluntad.
Lo que realmente lo estaba perturbando en este momento era que este hombre estaba vivo. Habían pensado que había muerto en ese accidente. Durante una semana entera y algunos días más, no había hecho ninguna aparición, e incluso los espías que su padre envió confirmaron que ya no estaba.
Entonces, ¿cómo demonios estaba justo frente a él, vivo y mucho mejor? Casi se sentía como si estuviera mirando a un fantasma. ¿O... era un fantasma? ¿Y él era el único que podía verlo? ¿El fantasma de César lo estaba cazando?
Pero, ¿por qué él? Su padre fue quien instigó el accidente. Si quería atormentar a alguien, su padre era la persona adecuada para hacer algo así. ¿Por qué él?
Su pregunta fue respondida pronto.
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