-Deja de gritar. ¡Cállate! -El guardia golpeo la puerta y el sonido hizo que Rebeca se encogiera y se metiera rápidamente en los brazos de Cecilia.
- ¡Mama, ayúdame! ¡Ayúdame! ¡Sácame de aquí!
Al ver a Rebeca así, Cecilia se sintió muy angustiada y susurro:
-Escúchame, tengo un remedio que puede volverte temporalmente loca. Un médico estará aquí para examinarte mañana alrededor de las 8h. recuerda, tómala media hora antes de eso. Esta medicina solo dura dos horas. Rebeca, siempre y cuando puedas salir de aquí, podrás hacer lo que quieras.
Rebeca se sintió un poco nerviosa cuando vio a Cecilia dándole la botella.
-Mama, ¿Qué remedio es este? ¿es bueno o malo?
-No te preocupes. Soy tu madre y nunca te haría daño. Piensa en Samara y en tu hijo. ¿De verdad quieres regalarle al niño que tanto te costó dar a luz?
- ¡No! ¡No quiero! ¡Adriano es mío! ¡Álvaro es mío! -Rebeca escondió la medicina como una loca.
Al verla así, Cecilia le dio unas palmaditas reconfortantes en la mano y le dijo:
-No tengas miedo. He encontrado un médico que vendrá aquí mañana. Haga lo que haga contigo, no te resistas. Solo coopera con el todo lo que puedas.
-Vale. -Rebeca simplemente ya no podía aguantar más este lugar.
La noche era fría y húmeda. Aunque los guardias no le harían nada, su actitud realmente le molestaba mucho. Cecilia todavía quería decirle algo a Rebeca, pero el director de la comisaria llamo a la puerta y dijo con voz baja:
-Señora Cecilia, debería irse. Si los Ayala saben que está aquí, será difícil para mí explicarlo.
-Ya veo. -Cecilia miro a Rebeca con los ojos llorosos. -Te recogeré mañana.
-Te esperare mama. ¡Sácame de aquí! -Rebeca nunca se había sentido tan impotente.
Cecilia se fue a regañadientes. Rebeca se acurruco en una esquina como si fuera una niña abandonada. Nunca pensó que un día pasaría por algo tan horrible. Todo esto era culpa de Samara.
Los ojos de Rebeca brillaron con una luz sombría y fría. Al mismo tiempo, alguien ya había grabado la conversación entre las dos y envió el video a Álvaro. Nadie en la comisaria ni el sistema de seguridad lo había detectado.
Álvaro miro la conversación entre madre e hija y sus ojos se volvieron sombríos otra vez. Parecía que Rebeca no sabía que Adriano había sido envenenado. Él tenía que hacer que alguien se lo dijera de forma clara. Quería ver que podía hacer Rebeca por su hijo.
Si Rebeca realmente pudiera arriesgarlo todo por su hijo, tal vez le perdonaría por el bien de Adriano. Mientras Álvaro pensaba en esto, hizo una llamada.
-Averigua quien es el medico que encontró Cecilia y transmítele a Rebeca la noticia de que Adriano fue envenenado y que corre peligro de muerte, por cualquier medio.
- ¡Si, señor!
Después de colgar el teléfono, Álvaro paro junto a la ventana y fumo. Tan pronto como encendió el cigarrillo, recordó que a Samara no le gustaba el olor a humo en su cuerpo. Inconscientemente lo apago, pero se sintió cobarde en el momento en que lo hizo.
Por eso Álvaro, como un niño, volvió a encender el cigarrillo y dio una fuerte calada, pero se ahoga y empezó a toser. Tuvo que apagarlo, sintiendo un escozor en el pecho. Samara sabia la intriga de Jaime, pero ¿Por qué no había explicado nada por sí misma? ¿Por qué no le dijo sus razones?
En el pasado, lo que Samara más quería era el amor de Álvaro. Ahora que se lo había dado sin ninguna reserva, ella parecía buscar algo más. ¿Qué quería exactamente? Esta vez había vuelto como la diseñadora del Grupo HJ.
Ella había estado con Carlos los últimos 5 años y la familia López siempre había querido desarrollar sus negocios en el país. ¿Podría ser que Samara había vuelto por Carlos? Esta posibilidad dejo a Álvaro aún más incómodo.
Se sintió mal que su esposa estuviera ayudando a otro hombre a sacar provecho de él. Álvaro golpeo con fuerza el marco de la ventana. Sus dedos se excoriaron y la sangre brotaba, pero no sentía dolor. En el pasado, si Samara estuviera a su lado, definitivamente lo regañaría por lo que había hecho. Pero ahora el dolor en su corazón era insoportable.
Samara naturalmente no sabía lo incomodo que se sentía Álvaro, cuando intento llamarle otra vez, se dio cuenta de que su número había sido bloqueado. No pudo evitar sonreír amargamente. En este momento ella realmente no sabía qué hacer con él.
De repente recordó que Eduardo siempre actuaba de esta manera. De tal palo tal astilla. Samara dejo su teléfono de lado y Josué le conto que Cecilia había ido a visitar a Rebeca. Se levanto de un salto y bajo las escaleras.
- ¿Ha pasado algo raro?
-No. Cecilia solo fue a visitarla.
Eso también sorprendió a Josué. ¿Podría ser que la suposición de Samara fuera errónea? ¿todo era una coincidencia? Samara también dudaba de sí misma, pero no bajo la guardia.
-Sigan observando y manténgame al tanto de lo que pasa.
-Si, señora. -Josué salió a hacer unos arreglos.
Olga preparo la comida para Samara, pero ella no tenía apetito. Era imposible que pudiera comer en este momento. Su mente estaba revuelta y no podía hacer nada. Jaime se negó a revelar algo, Rebeca fingía estar loca y Adriano había sido envenenado. Samara no podía entenderlo.
Cuanto más lo pensaba más se confundía. En este momento, su teléfono sonó. Pensó que era Álvaro y contesto rápido.
-Álvaro, ¿quieres escuchar mi explicación?
- ¿Qué vas a explicar guapa? Realmente me he puesto triste. Llevas días sin verme y ni siquiera llamas para saber si estoy vivo. -Víctor se quejaba y su voz tenía un tono nasal.
Samara estaba algo decepcionada, pero también descubrió que Víctor estaba enfermo.
- ¿Tienes un resfriado?
-Finalmente me lo preguntas. De verdad es una enfermedad muy grave y me estoy muriendo.
-Víctor, no estoy de humor.
Normalmente a ella no le importaban las bromas. Pero ahora no sabía qué hacer con Álvaro. Víctor noto lo irritada que estaba y pregunto preocupado:
- ¿Qué te pasa?
-Nada, que descanses.
Víctor reconoció su cansancio y dijo en voz baja:
-Cuando me ponga bien te invitare a comer.
-Claro. -Samara respondió distraída.
Después de terminar la llamada, Samara sintió que la habitación estaba demasiado vacía. Cualquier cosa allí le recordaba a Álvaro. Samara suspiro y cuando desbloqueo su teléfono para leer las noticias, descubrió un gran cambio en la administración del Grupo López.
Solo entonces se dio cuenta de que había pasado mucho tiempo desde que hablo con Carlos. Ella se sentía muy mal. Así que llamo a Carlos, pero nadie contesto, entonces llamo a su secretaria.
-Hola, ¿Carlos está bien? ¿Qué ha pasado con el grupo?
Cuando la secretaria reconoció que era Samara, dijo rápidamente:
-Señora, la junta directiva cree que el señor Carlos no ha dirigido bien la compañía por razones personales durante el año pasado y quieren reemplazarlo.
- ¿Cómo? Carlos ha hecho todo lo posible por el Grupo HJ. ¿por qué lo reemplazaran?
Samara no sabía que Carlos estaba sufriendo tanto. La secretaria le susurro:
-Señora, ¿no lo entiende? Si no fuera por las intenciones de la familia López, ¿Cómo podría la junta directiva hacerle esto al señor Carlos? La señora Nerea limita los movimientos del señor Carlos para que se vea obligado a volver a casa y nadie puede contactar con él. Pero no te preocupes, el señor Carlos ya ha enviado a alguien que atienda a la señorita Laura todos los días.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
-El señor Carlos no me dejo decirle nada. Dijo que no podría molestarle con las cuestiones de la familia López. Ya tiene un montón de cosas y, además, tiene un proyecto cooperativo con el Grupo Ayala. Nadie en la familia López se atreve a causarle problemas.
Las palabras de la secretaria hicieron que Samara se sintiera muy angustiada. Hace 5 años, si no fuera por Carlos, ella y los niños habrían muerto. Pero ahora, él estaba sufriendo la presión de la familia y soportando críticas por ella.