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Capítulo 51 – Una Noche en el Paraíso del Agua de Jade

Biên tập viên: Nyoi-Bo Studio

El tiempo pasó, en un abrir y cerrar de ojos ya era el final de mayo.

Durante los pasados dos meses, cada día Linley pasaba parte de su tiempo libre en estado meditativo, y el resto lo pasaba practicando o leyendo. La biblioteca del Instituto Ernst tenía una enorme cantidad de libros, y leyendo esos libros, Linley fue capaz de incrementar la amplitud de su conocimiento.

29 de mayo, en la mañana.

Linley, Yale, George y Reynolds estaban de pie en la plaza al frente de la Galería Proulx. Un carruaje cercano contenía tres cajas de madera tallada. Durante los pasados dos meses, Linley se las había arreglado para producir nueve esculturas, pero ya que esa era su primera vez llevando arte a la galería, Linley solo quería probar cómo funcionaba, así que solo trajo tres.

—Lleva esas tres cajas —ordenó Yale.

Algunos sirvientes provenientes del clan de Yale comenzaron a levantar y a mover esas cajas.

—Tercer hermano, ven conmigo.

Yale claramente era muy conocedor de ese camino, y él se dirigió hacia un lado de la Galería Proulx. La Galería Proulx tenía una gran cantidad de espacio, y a un lado de la entrada principal, a unos cuantos cientos de metros de distancia, había una puerta no tan llamativa con un hombre de mediana edad vestido con un atuendo de guerrero de pie al frente de ella.

Cuando el hombre de mediana edad vio a Yale se apresuró hacia él, con sus ojos brillando. Sonriendo, pago sus respetos y dijo: —¡Joven maestro Yale, bienvenido!

Yale sonrió y asintió.

—Imagino que ya sabes por qué estoy aquí. Este es mi buen amigo Linley. Esas tres esculturas son suyas. ¿Dónde están tus sirvientes? Has que las lleven adentro.

—Por favor espere.

El hombre de mediana edad sonrió y asintió.

Muy pronto, muchos sirvientes emergieron desde un corredor, y el hombre de mediana edad sonrió hacia Linley.

—Joven maestro Linley, de acuerdo a las reglas de nuestra Galería Proulx, necesita dejar prueba de su identificación. Todo lo que necesita hacer es dejar que nosotros tomemos los detalles de su identificación de estudiante del Instituto Ernst.

La identificación de estudiante del Instituto Ernst era una prueba más que suficiente.

Linley retiró su identificación de estudiante.

Aceptando los papeles de identificación de Linley, el hombre de mediana edad los miró, y sus ojos de inmediato se iluminaron. Sorprendido, levantó su mirada hacia Linley.

—¿Quinto grado?

El grado de Linley era muy visible en los papeles de identificación. De hecho, que alguien tan joven llegase al quinto rango como mago era muy sorprendente.

Yale no puedo evitar decir con orgullo: —Este hermano mío es uno de los dos genios definitivos del Instituto Ernst. El año pasado, cuando él solo tenía catorce años, en los exámenes de fin de año, alcanzó el título de mago de quinto rango.

¿Uno de los dos genios definitivos del Instituto Ernst?

En su corazón, el hombre de mediana edad sabía muy claramente que las expectativas futuras de ese joven de pie frente a él no tendrían límites. Su actitud de inmediato se volvió mucho más halagadora. Después de registrar los detalles biográficos de Linley, hizo una marca en cada una de las tres cajas.

—Joven maestro Linley, todo está arreglado. Todo lo que usted tiene que hacer, es volver en un mes y recolectar la remuneración.

El hombre de mediana edad sonrió.

—¿En un mes? No tendré tiempo el próximo mes. ¿Podemos retrasarlo a tres meses? —preguntó Linley. Linley estaba planeando dirigirse hacia la Cordillera de las Bestias Mágicas en una semana o dos, y en ese viaje, estaba planeando pasar dos meses ahí.

—No hay prisa. Siempre que sus esculturas encuentren compradores, puede volver en cualquier momento para recolectar su ganancia.

El hombre de mediana edad asintió.

Yale frunció el ceño.

—¿Hmm? ¿Qué está pasando? Recuerdo que, en el pasado, antes de aceptar una escultura, primero se inspeccionaría el contenido de la caja. ¿Por qué no se inspeccionan esta vez?

El hombre de mediana edad dijo: —La razón por la que inspeccionamos el contenido de las cajas es para prevenir que personas inescrupulosas envíen algunas esculturas ya dañadas. Si somos incapaces de detectar el daño, ellos podrían clamar que el daño fue causado por la galería e intentar extorsionarnos. Pero ya que estas tres esculturas en particular han sido traídas por el joven maestro Linley y usted, joven maestro Yale, no tengo preocupaciones. Confío en que alguien como usted, joven maestro Yale, no se rebajaría a tales acciones.

El hombre de mediana edad sabía exactamente lo que hacía.

¿Qué tipo de persona era Yale?

¿Extorsionar a la Galería Proulx? La cantidad de dinero que él podría ser capaz de obtener de eso probablemente no sería suficiente para equiparar el dinero en sus bolsillos. Y el creador de esas esculturas, Linley, era conocido como uno de los dos genios definitivos del Instituto Ernst. ¿Cómo personas como ellos se rebajarían a tales acciones?

...…

El día se volvió noche. En el camino principal de la Ciudad de Fenlai del Este, la Avenida Pabellón Fragrante. El tercer piso del Paraíso del Agua de Jade. Linley y los otros tres tenían una habitación propia.

Las noches en la Ciudad de Fenlai siempre eran muy ocupadas.

Pero las noches dentro del Paraíso del Agua Jade eran incluso más bulliciosas, habiendo llegado al pico del ajetreo. Las risas coquetas de las mujeres podían ser escuchadas sin parar, mientras que el rugido y las risas heroicas de hombres también se podían escuchar constantemente. Dentro de la habitación privada, los cuatro hermanos bebían mientras tenían una conversación ociosa, y en cada uno de sus lados había una delicada y bella chica.

—Segundo hermano, tercer hermano, voy a la cama, y el cuarto hermano también. Ustedes dos…

Sus brazos estaban envueltos alrededor de una chica de cabello largo y verde, el aliento de Yale olía fuertemente a licor.

—Basta, jefe Yale. Deja de hablar, ¿está bien? —Linley interrumpió las palabras de Yale.

Yale y Reynolds intercambiaron miradas, entonces observaron a Linley y a George con miradas desdeñosas. Y luego Yale y Reynolds, cada uno de ellos con un brazo alrededor de la cintura de sus respectivas acompañantes dejaron la habitación privada. Por dos años, Linley y la pandilla habían ido allí a menudo.

Generalmente, Yale y Reynolds saldrían a divertirse, mientras que Linley y George a lo sumo beberían un poco y charlarían con las chicas.

—Joven maestro Linley, nos conocemos desde hace dos años, pero usted…—la chica de cabello verde sentada a un costado de Linley dijo con un tono infeliz.

Linley no pudo evitar sentir que un dolor de cabeza se avecinaba.

—Ira, si estás cansada puedes ir a descansar. Te garantizo que cuando llegue el momento, no recibirás ni una sola moneda menos de la que te mereces.

Linley no tenía más opción que decirlo con frialdad, causando que la chica llamada Ira ya no se atreviese hablar. Era muy raro ver a alguien yendo al Paraíso del Agua de Jade solo para beber.

Una luz blanca brilló desde el Anillo Dragón Enroscado, y se transformó en Doehring Cowart.

Doehring Cowart, con el rostro envuelto en sonrisas, observó a Linley.

Bromeando, dijo: —Oye, Linley. ¿Por qué tienes esa mirada de tonto en tu rostro teniendo tal chica enfrente de ti? Desafortunadamente, yo, un venerable Gran Mago de nivel Santo, solo soy un espíritu sin cuerpo. No podría tocar a una mujer incluso si quisiera. Y tú, bribón, ¿actúas de tal manera?

—Abuelo Doehring —dijo Linley, y frunció el ceño en descontento mientras le hablaba mentalmente a Doehring Cowart.

Doehring Cowart frunció sus labios.

—Nunca has probado el sabor de una mujer. Si lo hubieses hecho no actuarías de tal manera.

Linley levantó su cabeza y miró hacia fuera de la ventana, ya no poniendo ninguna atención a ese libidinoso Doehring Cowart. El aire frío del exterior golpeaba en su rostro, ayudando a Linley a calmarse

—La Cordillera de las Bestias Mágicas. ¿Cómo será por dentro?

En una o dos semanas, Linley iba a partir hacia ese lugar. Dentro del Instituto Ernst, Linley había escuchado muchas leyendas con respecto a la Cordillera de las Bestias Mágicas, y también escuchó mucho proveniente de Doehring Cowart. Sin embargo, Linley nunca había ido por sí mismo. Así que Linley solo podía confiar en su propia imaginación cuando intentaba retratar la Cordillera de las Bestias Mágicas.

—En una semana iré.

Mirando hacia afuera de la ventana, al ver el cielo nocturno sin límites, Linley hizo su decisión.