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Prologo: Destino

Existen personas destinadas a estar juntas, personas unidas por el hilo rojo del destino, almas gemelas creadas para complementarse y volverse uno, aunque no necesariamente tiene que ser de forma romántica. Tal es el caso de unos jóvenes niños-no, de unos jóvenes embriones que aún les faltaba mucho para nacer, pero incluso así y sin conocimiento de nadie ellos estaban destinados a estar juntos, incluso después de la muerte. 

Todo empezó el día de su nacimiento, no nacieron el mismo día por tan solo unos segundos que acumulados no superaban un par de minutos, pero lo hicieron en el mismo centro de salud y en habitaciones juntas. El destino hizo su labor e hizo que ambos padres, nerviosos, pero incalculablemente felices, se conocieran en ese lugar e intercambiaran palabras forjando así una amistad. La amistad entre ellos creció durante varios meses llegando así el día en el que por fin se reunieron las almas gemelas. Ambos no tenían raciocinio propio, solo eran animales guiados por los instintos de supervivencia predeterminados de la sociedad moderna, pero incluso así, sin poder distinguir lo que tienen frente a ellos, ambos lo sintieron, ellos nacieron para estar juntos. Los años pasaron y el destino solo hizo su trabajo correctamente, creando oportunidades laborales y de muchos tipos ambas familias terminaron viviendo sumamente cerca, no era una al lado de la otra, pero ¿Qué diferencia había entre eso y tan solo una cuadra?

Ellos, destinados a estar juntos, crecieron juntos y se volvieron inseparables, después de todo ambos se complementaban, llevando sus lazos aún más profundos que los sanguíneos.

Todo iba bien, pero, así como el destino los unió y fue bondadoso, el destino también es cruel y egoísta. Aunque puede darte mucho, también te lo puede quitar y aún más rápido de lo que podrías esperar. Ellos estaban destinados a estar juntos y crecieron siendo uno, pero como si de un vacío legal se tratara, ellos no murieron juntos. La vida y el destino los habían unido y eso cumplió lo prometido, pero un día luego de diecisiete años, uno de ellos murió. Quizás no en el mundo humano, pero todos los demás, incluyéndome, sospechamos del trágico accidente que cobro su vida y aunque ellos nunca lo sabrán llevamos una investigación sobre ese día y tal como lo sospechaba, luego de muchos años, descubrí que no fue accidente, sino algo causado de forma intencional por criaturas celosas del vínculo que tenían. Tal vez no se pueda culpar al destino o a la vida por eso, pero los celos... Los celos también forman parte del destino.

La otra mitad, el joven a quien le arrebataron su complemento, lloro incluso hasta el día de hoy por su pérdida, pero no podía hacer nada por él, tan solo debía ser un espectador pues ese era mi rol... pero debo confesar que... en cierto aspecto lo comprendía... ya que, aunque no me arrebataron mi otra mitad, también estoy solo. Los años pasaron, al comienzo era solo como espectador, pero gané cierto sentimiento al ver avanzar la vida de este triste ser humano incompleto, nunca pude hacer nada por él, pero, aunque el peso de su pérdida siempre estuvo con él, logró salir adelante. Debo decir que me sentí un poco aliviado, pero cierta culpa aún permanecía en mi conciencia... y como siempre murmuré - "me gustaría cambiar el pasado" - sí, aunque este influenciado por estos sentimientos, la verdad es que quisiera poder cambiar aquel trágico día, no ser solo un espectador, sino un participante y detener a los perpetradores.

Los días siguieron pasando y se convirtieron en meses para que luego al final se vuelvan años. El tiempo de vida de los humanos es corto, por eso antes de darme cuenta el joven que siguió adelante yacía en cama, estaba rodeado de seres queridos conseguidos durante su vida y se notaba muy feliz por eso, aunque tal vez porque lo observe todo este tiempo, pero en el fondo se sentía triste. Era obvio, nunca olvido a su otra mitad y ahora las puertas de la muerte su anhelo de tenerlo acompañándolo fue más fuerte que nunca. Él amaba a su esposa, a sus hijos y nietos, así como a sus amigos, él vivía por ellos, pero el sentimiento que dejó su pérdida nunca pudo desaparecer.

Él consiguió mucho éxito en su vida, llamarlo millonario era un insulto a sus ganancias, pero jamás dejo de ayudar a los necesitados o desafortunados, invento e hizo muchas cosas por el mundo que salvaron decenas de miles de vidas, él era un santo - "como quisiera poder regresar el tiempo"- recordarlo solo me hacía lamentar más lo que ocurrió, pero entonces me pregunte - "como hubiera sido su vida si estuvieran juntos, una sola mitad consiguió tanto, de haber estado juntos quizás... ¿hubieran dominado el mundo? .... jajaja claro que no"- era una pregunta desprovista de cualquier sentido, después de todo solo era para alejarme de lo que llamamos realidad y me reí sarcásticamente en consecuencia, después de todo, a lo largo de los años me había dado cuenta de mi egoísmo. Observe su vida con vehemencia, pero también con celos y siempre me pregunte "que pasaría si" pero era solo para tratar de aliviar mi curiosidad y ahora me daba cuenta de que la verdad era que yo no soy distinto a aquellos que causaron lo sucedido, pero al menos yo... aunque sea por mi egoísmo, al menos quisiera poder hacer algo por ellos. Mi voz jamás se escucharía y menos por ellos. De esa forma con mi arrepentimiento en mano, observe su último aliento abandonar su cuerpo. De una forma u otra todo volvió a la normalidad, sin nadie a quien prestarle atención solo quedaba sentarme en este lugar a esperar... o así debió ser, pero quizás esto también fue obra del destino.

Una habitación blanca que llega más allá del horizonte, ese es lugar donde resido, pero estar aquí no es un castigo impuesto por nadie, es solo mi decisión. Y en esta habitación que permaneció sin cambios por siglos y siglos, una grieta del tamaño de una pelota de béisbol apareció dejando entrar algo inesperado - "T.. TÚ..." - lo último que hubiera esperado ver o toparme ahora estaba frente a mí. - "¿dónde... estoy?" - el pregunto al abrir sus ojos. Parecía confundido y era claro que debía estarlo, yo lo estaba. - "¿Co.. ¿Cómo es esto siquiera posible?" - no podía creerlo, pero, aunque esto era impensable, aquel sentimiento presente en mi corazón todo este tiempo dio un salto enorme, después de todo creo que si... si podré hacer algo por ellos o, mejor dicho, al menos por él. Aquel que murió hace decenas de años, la otra mitad, ahora su alma estaba frente a mí.

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