Eran las ocho de la noche en punto, me sentía tan nervioso que apenas podía respirar y podía percibir como mi frente se humedecía cada vez más a causa del sudor que emanaba de mi piel. Me atormentaba el saber que así como era una posibilidad que aceptara mi propuesta, también cabía la posibilidad de que me rechazara o me pidiera más tiempo y saliera corriendo asustada a causa de mi atrevimiento. Todo mi nerviosismo interno se intensificó al localizara con la mirada y observarla a lo lejos, tan hermosa como siempre, debajo de la luz de la farola mientras se echaba el cabello hacia atrás con aquel vestido rojo tan encantador que me tentaba a comerla a besos; si de algo tenía certeza en esta vida era de que la amaba con locura y haría cualquier cosa por ella.
Una vez que estuvimos frente a frente, luego de un poco de coqueteo, procedí a hacerle la propuesta que tanto ansiaba. Así, entre tartamudeos y palabras tanto sinceras como cursis, finalmente le pedí matrimonio a lo cual dijo que sí haciéndome de paso el hombre más feliz del mundo. Más temprano había tenido una reunión privada con el dueño de Yummy & Ready para discutir todo sobre la transferencia de pertenencia del lugar, quería que ese significara el comienzo de nuestras vidas juntos y qué mejor que hacerlo mediante la compra de el lugar donde todo comenzó entre nosotros. Una vez que aceptó ser dueña del lugar conmigo, cenamos juntos antes de regresar a nuestra habitación de hotel, ocasión la cual aproveché para hacer lo que tanto quería y comerla a besos.
Regresamos a Corea un martes por la tarde luego de todo un mes de locuras, risas y momentos sumamente románticos compartidos; la pasé realmente sensacional y aunque me hubiera gustado quedarme de vacaciones a su lado eternamente, ambos sabíamos que teníamos responsabilidades individuales que cubrir para poder cumplir nuestros nuevos sueños juntos como formar una familia y vivir en una enorme casa. La premisa me prometía que, aunque quizá nada es perfecto, mientras estuviéramos juntos nada podría ser tan malo... ¿O sí?
* * * * * * * *
Otra vez desperté sin ella a mi lado, era un domingo por la mañana, nos habíamos quedado dormidos al estar muy cansados mientras veíamos una película luego de haber estado todo el sábado desde temprano haciendo la mudanza de su departamento al mío. Era la tercera vez en la semana que me encontraba extrañamente solo al despertar sin explicación alguna, ni una nota o algún recado, sólo se había marchado. Cada día la sentía más distante, más apartada de mí sin saber por qué, todo comenzó el miércoles por la tarde luego de que ella se marchara del trabajo a la hora del almuerzo excusando tener asuntos laborales que atender por su cuenta. Al regresar ese mismo día ya no era la misma, su sonrisa lucía bastante fingida y sus ojos un tanto tristes; sin embargo, hasta la fecha no ha querido hablar conmigo al respecto y cada día actúa de manera más misteriosa que el anterior.
Regresó al medio día, mientras yo estaba ordenando un poco mi departamento, trajo pan caliente y café consigo intentando disculparse con ello mientras excusaba que había salido a correr y se le había pasado el tiempo sin darse cuenta. Aunque ella me prometió que ese día sería exclusivamente nuestro y se empeñó en organizar todo nuestro día juntos, se marchó con prisa luego de recibir una llamada telefónica excusando que se trataba de una emergencia con Andy. Puedo jurar que yo sí quería creerle pero cada día me lo ponía más difícil, digo lo anterior porque media hora después de que se marchó llegaron Andy y Sehun a lo que ellos llamaron una "visita sorpresa de mejores amigos" con un par de pizzas en mano para comer. Aproveché la ocasión para preguntarles si sabían algo de Jordana, a lo cual ambos respondieron inmediatamente que no, sin embargo, una vez que les expliqué la situación, Andy comenzó a soltar un par de excusas falsas en un intento obvio de cubrir la espalda de su mejor amiga.
Así, pasaron lo días con cientos de excusas y secretos ocultos entre nosotros; cada día se hacía más insoportable para mí. Finalmente llegó el día en que la intriga y la desesperación me llevaron más allá convirtiéndome en algo que no quería, alguien que desconfiaba de su pareja y tenía que espiarla por todos los medios para descubrir lo que se traía entre manos. Le pedí a su secretaria que estuviera al pendiente de su agenda y que si notaba cualquier cosa inusual, me lo hiciera saber; así que, luego de una par de días, su secretaria llegó con novedades a mi oficina.
— Buenas tardes joven Kim, ¿Podemos hablar? — dijo luego de tocar a mi puerta un par de veces.
— Claro Qiao, pasa por favor.
— Yo… tengo información relevante respecto a su prometida.
— ¿Qué ha pasado?
— En la mañana me comentó que saldría urgentemente a la hora del almuerzo por cuestiones de trabajo, sin embargo, estuve investigando y no tiene ninguna reunión laboral importante o con algún socio para hoy. Esto podría parecer irrelevante sino fuera porque lo ha hecho ya varias veces esta semana y ha tenido varias llamadas sospechosas.
— ¿Crees que aquellas llamadas sean laborales?
— No… para nada sunbae.
— Muchas gracias, sigue atenta a cualquier cosa inusual y por el momento ya puedes retirarte.
Lo que me dijo Qiao realmente me dejó pensando, podría ser que ambos estuviéramos paranoicos y que Jordana no estuviera ocultando nada serio; pero, por otro lado, también cabía la posibilidad de que estuviera teniendo un amorío en mis narices dado su comportamiento extraño de las últimas semanas ya que parece que oculta cosas todo el tiempo. Por lo tanto, sólo había una cosa que hacer, seguirla esta vez hacia su reunión misteriosa y descubrir de una vez por todas de qué se trataba todo.
Dieron las tres de la tarde en punto y, aunque ya no esperaba nada de ella, apareció por mi puerta más jovial que nunca desde nuestro regreso a Corea diciendo que tenía buenas noticias.
— ¡¡Hola cariño!! — dijo mientras entraba corriendo y al llegar hasta mí se sentó en mi regazo antes de robarme un largo beso.
— Hola querida. — respondí un tanto desconcertado cuando se apartó de mí para dejarme respirar un momento antes de volver a besarme.
— ¡Tengo muy buenas noticias!, ya conseguí un lugar perfecto cerca de la playa para la recepción de nuestra boda y también vi un hermoso diseño de invitaciones. Así que no hagas planes el fin de semana, quiero que vayamos juntos a ver aquel lugar para poder tomar una decisión.
— Perfecto querida, te prometo que el sábado estaré libre entonces, ¿Vamos a comer?
— Oh yo… no puedo, tengo un compromiso... — dijo desviando la mirada mientras se ponía de pie repentinamente — pero prometo que te veré esta noche para cenar, ¿De acuerdo?
Dicho esto, se marchó con ojos tristes nuevamente antes de desaparecer por donde llegó ayudándome a tomar una decisión, iba a seguirla aunque aquello significaba convertirme en la persona que no quería; prefería asegurarme de que sólo se trataba de una paranoia mía antes que dejarla perpetrar nuestro amor de aquella manera sínica. Así, salí cinco minutos después que ella y conduje tras del taxi que ella había tomado. Diez minutos después, el auto se detuvo frente a un restaurante un poco apartado de la ciudad el cual tenía un aspecto bastante lujoso. Esperé a que entrara y un par de minutos después entré tras ella, siempre manteniendo cierta distancia para no ser descubierto. Una vez dentro, pude ver con quién fue su reunión misteriosa, no pude ver su rostro al principio, ya que estaba de espaldas, pero era un chico alto, castaño, de tez blanca y con vestimenta bastante formal; después de todo quizá sí se tratara de un empresario y yo había sido un completo idiota por desconfiar de ella, o al menos eso pensé hasta que el chico volteó y pude ver su rostro descubriendo que se trataba de… ¿Kris?
Cayó la noche y con ella me trajo un fuerte sentimiento de esperanza, esperanza en lo nuestro al pensar erróneamente que ahora que había develado el misterio ya no habrían secretos entre nosotros, había preparado una cena tan especial como aquella primera cena que tuvimos cuando ella vino a Corea. Una vez que todo estuvo listo para la velada romántica, me senté a la mesa mientras escuchaba un poco de música y le escribía un mensaje para preguntarle a Jordana si aún tardaría mucho; mensaje el cual nunca respondió. Pasaron los minutos que poco a poco se fueron convirtiendo en horas y finalmente me decidí a cenar, con ella o sin ella tenía que comer algo y yo me encontraba tan hambriento como enojado; aquello había sido demasiado para mí.
Me encontraba profundamente dormido cuando ella llegó e interrumpió mi sueño a la madrugada intentando excusarse por no haber aparecido antes, con esto supuse que había visto las velas románticas y flores que yacían evidentes en el comedor. Quizá lo último que necesitáramos fuera una pelea pero tampoco estaba dispuesto a permitir que me tratara de esa manera sin ver consecuencias de mi parte.
— Hola cariño, lamento llegar a esta hora. En serio lamento no haber llegado a cenar pero no pude salir del trabajo antes. — musitó mientras se acomodaba a mi lado por debajo del cobertor y me envolvía torpemente con sus brazos.
— Ahórrate las excusas, ya hablaremos mañana, por ahora estoy muy cansado.
— No quiero que te duermas enojado, hablemos por favor. Dime que, sin importar qué, estaremos bien.
— Si dijera aquello estaría mintiendo. Pero si tantas ganas tienes de hablar está bien, dime, ¿Disfrutaste pasar el día con Kris?
— ¿Qué?
— No finjas demencia, tuve una reunión en el almuerzo con algunos socios de negocios y te vi con Kris en el mismo restaurante donde yo me encontraba.
— Esto no es lo que parece Chen, lo prometo. Es que él… ha estado teniendo algunos problemas y me pidió que lo ayudara con eso. Sabes que somos muy buenos amigos desde pequeños pero eso es todo, no hay nada más entre nosotros.
— ¿Qué clase de problemas?, ¿Soledad?, ¿Descaro?, ¿Deseo por mi prometida?
— ¡Por supuesto que no! , son cosas muy serias, pero no tiene nada que ver conmigo o con nosotros. — dijo un tanto nerviosa pero también ofendida.
— ¿Y siempre que desapareces es para verlo? Es que no entiendo por qué tanto misterio, si sólo es lo que dices entonces no veo por qué ocultarlo.
— No oculto nada, simplemente no creí que fuera importante mencionarlo si no tiene nada que ver con nosotros.
— Está bien Jordana, sólo te pido por favor que no nos dejes de lado, hay un tiempo para todo y entiendo que él te necesite por cuestiones personales pero, ¿Qué hay de mí?, yo también te necesito y no quiero ser egoísta pero también merezco que me guardes un lugarcito al final del día.
— Tienes razón, yo te pido una disculpa por haber estado tan ausente últimamente. Sé que debo confiar más en ti para que esto funcione pero yo también te pido que confíes en mí y si lo haces verás que pronto entenderás todo lo que está pasando.
— Bien, dejémoslo por hoy, mañana seguiremos discutiendo al respecto con calma. Por ahora hay que dormir ya.
Pasaron un par de días y casi nada cambió, Jordana siguió manteniendo bastante distancia y misterio entre nosotros, lo único distinto ahora es que ahora ya sé con quién se va cuando desaparece. Llegó el fin de semana finalmente y yo estaba tan emocionado como esperanzado, tenía fé en que quizá podríamos aprovechar esa ocasión para conectarnos de nuevo y dejar todo atrás por un par de días para disfrutar de nuestra compañía mutua exclusivamente, ya que aquel lugar donde queríamos casarnos se encontraba a un par de horas en auto. Dado que ya tenía todo planeado y organizado a la perfección para nuestro fin de semana, me fui a dormir temprano el viernes para poder levantarme temprano el sábado por la mañana. Al despertar el sábado temprano estaba sumamente feliz, tenía a mi lado a mi prometida y no me gustaría que fuera de otra manera, tampoco podía concebir el hecho de que existiera un ser tan hermoso a mi lado y que, además, se encontrara a mi lado. Estaba bastante motivado así que me levanté rápidamente y me dirigí hacia la cocina para prepararle su desayuno preferido, crepas con Nutella y chocolate caliente con bastante canela. Luego de una hora, mientras me disponía a llevarle el desayuno a la cama, me encontré con la sorpresa de que ya estaba de pie y además lista para irse.
— Vaya, creí que tardarías más tiempo en despertar, calculé mal. Pero no importa, buenos días dormilona, aquí está tu desayuno listo pero ya que veo que estás lista para irnos te lo puedo empacar para llevar si quieres.
— ¿Irnos?, ¿A dónde?
— A ver el lugar que mencionaste el otro día como posible opción para nuestra recepción, ¿No es por eso que estás vestida y lista tan temprano?
— ¡La recepción!, ¡Es cierto!, yo… lo siento cariño, lo olvidé por completo.
— ¿Lo olvidaste?
— Sí y lo siento muchísimo pero es que le dije a Andy que la acompañaría hoy al ginecólogo a su chequeo mensual para dar seguimiento a su embarazo. En serio lo lamento muchísimo querido, te juro que me encantaría ir contigo pero lo de Andy es de suma importancia y no le puedo fallar.
— ¿Pero sí me puedes fallar a mí? No sería la primera vez que lo haces de todos modos.
— Chen… por favor… no hagas un drama de esto. Sabes que ella haría lo mismo por mí en mi lugar.
— Desde luego, diviértete. — dije mientras me dirigía de vuelta a la cocina.
— Ey pero sería un desperdicio tirar toda esa comida que huele tan delicioso, ¿Por qué no la guardas en el frigorífico y en la noche vengo para que cenemos todo eso juntos? — dijo en un intento de suavizar la situación mientras enredaba sus brazos en mi cuello e intentando darme un beso el cual esquivé con rapidéz.
— Olvídalo, haz lo que tengas que hacer y yo te veré luego cuando no estés muy ocupada. Iré a caminar un rato. — dije mientras me deshacía de sus brazos con rapidez y salía a prisa del departamento evitando que viera mis ojos llorosos. No sé cuánto tiempo más me será posible soportar esta situación.
Caminé sin rumbo alguno por un par de horas hasta que me di cuenta de que me encontraba en un parque bastante apartado de la ciudad en el cual nunca antes había estado y además me encontraba hambriento mientras temblaba a causa del frío así que me disponía a irme cuando de repente escuché un par de voces bastante conocidas a lo lejos lo cual me hizo seguir aquellas voces guiado por la curiosidad. Una vez que estuve lo suficientemente cerca como para escuchar con claridad, me oculté detrás de un arbusto y vi que se trataba de Jordana y Kris.
— Entonces… ¿Él aún no lo sabe?
— No, aún es muy pronto para decirle. — respondió Jordana un poco consternada.
— ¿Y cómo crees que lo tome?
— No lo sé, últimamente hemos tenido cientos de problemas a causa de esto. Quizá al principio le cueste creerlo pero poco a poco entenderá todo.
— ¿Así que seguirás con esto y romperás su corazón o prefieres dejarlo así un tiempo y que se entere por su cuenta?
— Aún no estoy muy segura, pero sé que lo que menos tengo es tiempo en este momento.
Para ese momento no pude retener más mis ganas de llorar, así que rompí en llanto intentando ser lo más silencioso posible y me decidí a irme, todo estaba muy claro para mí en ese momento y no quería seguir escuchando más, pero por encima de todo no entendía por qué había jugando conmigo de esa manera en lugar de ser sincera conmigo desde un principio y decirme que yo no era el único en su corazón. Di el primer paso para irme pero mis intentos para ser silencioso fueron inútiles dado que sin darme cuenta pisé una rama la cual a su vez se rompió atrayendo la atención de los eludidos hacia mí.
— ¿Quién está ahí? — preguntó Jordana mientras escuchaba sus pasos agitados acercarse hacia mí con rapidez al mismo tiempo que Kris se subía a un auto para marcharse — ¡¿Chen?!, ¿Qué estás haciendo aquí? Sé que será muy difícil confiar en mí ahora pero debes escucharme cuando te digo que esto… no es lo que crees.
— ¿Ah sí? Porque creo creo que fuiste bastante clara ya, ¿Por qué no te dejas de engaños y rompes mi corazón de una buena vez para que yo te pueda dejar en paz?
— Basta… tus palabras me hieren.
— ¿Ah sí?, ¿Tú eres la que está herida ahora?, ¿En serio te pondrás en la postura de víctima luego de lo que me has hecho?
— Bien, ¿Quieres sinceridad?, La tendrás. Yo… amo a Kris, ¿Okay? Es el verdadero amor de mi vida y si acepté casarme contigo fue sólo por compasión pero en este momento no hay nadie más con quien quiera estar además de kris. Así que sí, te pido que por favor me dejes en paz y te alejes de mí porque nunca vamos a estar juntos, no quiero estar contigo Chen y creí que te había quedado claro ya dado mi comportamiento pero ahora veo que eres demasiado ingenuo y me fue bastante fácil aprovecharme de eso. — dijo tratando de mostrar seguridad aunque algo no estaba bien, lo intuía, pero sus palabras me lastimaron tanto que no me detuve a analizarlas.
— ¿Hablas en serio?, ¿Estás segura de lo que dices? Algo no está bien, ésta no eres tú— dije entre lágrimas de coraje y a causa de mi corazón roto.
— Sí, no podría estar más segura y si no puedes creer que sea yo entonces quizá no me conoces lo suficiente. Ahora por favor vete… — respondió cruelmente mientras el temblor en su labio inferior me indicaba que estaba apunto de romper en llanto; gesto que no supe cómo interpretar.
— Te juro que no puedo entender por qué haces esto Jordana. Luego de todo por lo que hemos pasado para poder estar juntos, ya estábamos tan bien y ¿De repente abandonas lo nuestro por una simple aventura?
— Es que eso es lo que debes entender Chen, lo mío con kris no es una aventura y tú no eres quien yo amo. Mi corazón y mis pensamientos están con alguien más así que no le veo sentido a seguir con esto.
— ¿Cómo es que puedes abandonar lo nuestro con tanta facilidad?, ¿Crees que puedas enseñarme a hacerlo por favor para que aprenda a rendirme contigo de una vez por todas?
— Sólo olvídalo Chen, olvídame… — dijo terminando de romper mi corazón pero yo no iba a rendirme tan fácilmente.
— Bien, yo… te llamaré un taxi entonces. — dije mientras me disponía a irme sabiendo que ya no había nada que hacer ahí y sacando mi celular para poder llamarle un taxi; sin importar lo que ella hiciera, yo sí la amaba y me preocupaba por ella sin importar qué. Quizá después de todo sí soy bastante ingenuo, tal como ella mencionó.
— Gracias pero no necesito que hagas nada por mí. No quiero deberte nada, — dijo fríamente a lo cual yo hice caso omiso y seguí caminando mientras le pedía un taxi — Chen, espera… regresa por favor.
— ¡¿Qué?! — respondí deseando desaparecer con todas mis fuerzas mientras me daba la vuelta para encontrarme con ella nuevamente.
— Ten tu sortija, no la quiero. — concluyó inmutable mientras se quitaba la sortija de diamante y la depositaba en la palma de mi mano antes de darse la vuelta y desvanecerse en la distancia mientras se marchaba por su cuenta. Si de algo estaba seguro en ese momento, era de que, aunque jamás podría perdonarla por lo que acababa de hacer, no había nada que ella pudiera decir o hacer para que yo dejara de amarla.