Entre Destinos Cruzados

Félix, con la cabeza aún llena de pensamientos caóticos, siguió su día en la universidad. Aunque el sol brillaba en el campus, su mente estaba atrapada en las sombras del día anterior.

Anaís lo interceptó en medio de la multitud. "¿Quieres venir a mi casa? Hay algo que quiero enseñarte", le propuso con una sonrisa intrigante. Félix, aún confundido entre mundos diferentes, aceptó.

Mientras caminaban, Anaís compartió su vida con detalles divertidos. A diferencia de Félix, ella parecía bailar por la vida con gracia y suerte.

En su casa, Anaís abrió una puerta que llevaba a un rincón secreto en el jardín. "Este lugar siempre me ha parecido mágico", compartió. Charlaron sobre sueños, esperanzas y cómo encontrar belleza en lo cotidiano.

Sin embargo, mientras Félix disfrutaba de la compañía de Anaís, una sombra se cernía sobre él. Recordaba la diferencia en sus vidas: sus noches en supermercados y presupuestos ajustados, frente a la radiante vida de Anaís.

Al despedirse, Anaís lo abrazó sinceramente. Aunque Félix ansiaba confesar sus sentimientos, guardó silencio. "Si solo tuviera más para ofrecerle", suspiró al verla alejarse.

De vuelta en su apartamento, la confusión volvió a atormentar a Félix. Su collar brilló y fue arrastrado nuevamente a un mundo distorsionado. Esta vez, no había risas ni encantadores secretos de jardín. Solo el eco de sus pasos y la amenaza de sombras hambrientas.

Enfrentando el desconcierto, Félix se preparó para una realidad retorcida, sin saber si alguna vez encontraría estabilidad entre las capas de su existencia.

Continuará...