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Proscrito (II)

Las gemelas tardan en volver. Me dan tiempo para follármelas a todas. Bai Wan está nerviosa mientras la penetro. Tiene miedo de que puedan volver y pillarnos. Así que la llevo rápido al orgasmo. La lleno rápido. Empujando por detrás hasta dejarla sin respiración.

Con las otras nos tomamos más tiempo. No les importa que nos pillen. Lo hemos hecho con ellas delante muchas veces. De hecho, cuando llegan, Song, Liang, Shi y yo estamos en una guerra de cosquillas. Desnudos. Todos contra todos. Ma Lang nos mira, indecisa. Bai Wan está destilando unas plantas en la Residencia.

Las gemelas nos miran un momento, sorprendidas. Quiero decirles algo, pero Shi aprovecha para atacarme a traición. Song la ataca a ella. Liang a Song. Y yo a Liang.

Pronto, tanto Yi como Yu están envueltas en la batalla. Empiezan atacándome a mí, pero pronto se vuelven la una contra la otra. Y son presa del resto. No tardan en entender que no hay amigos ni enemigos.

Al final estamos todos tumbados en la cama. Unos sobre otros. Riendo. Jadeando. Agotados.

–No se veía mucho movimiento. Apenas deben haberse dado cuenta de que no estás– informa Yi tras recuperar la respiración.

–En unas horas, volveremos a mirar. Los que nos siguen van a tener que trabajar extra– ríe Yu.

–Pobre. Cuando nos hemos separado no sabía a quién seguir– también ríe Yi, aunque en ese "Pobre" no hay ninguna lástima.

–Tened cuidado– se preocupa Liang.

–No pueden hacer nada dentro de la secta, no a la vista de todos. Están esperando que salgamos– añade Yu, con ira contenida en su voz.

–Dejadles que se confíen. Cuando llegue el momento, recibirán su merecido– interviene Song, con clara hostilidad hacia ellos.

–Song es tan decidida– la abraza Yi.

–Y tan blandita– se recuesta Yu en sus pechos.

–¡Eh! ¡Parad!– protesta Song, sin saber muy bien como reaccionar.

Los demás nos reímos. Resulta realmente agradable estar simplemente con ellas. Lástima que estemos en grave peligro.

Aunque querría estar más con todas, al final solo una o dos se quedan conmigo en cada momento. El qi es más denso en la Residencia. Y va subiendo a medida que me hago más fuerte. De esa forma, pueden recuperar más. Y yo absorberles más.

No hay mucho que hacer. Practicar un poco mientras tenga qi suficiente. Hablar con las chicas. Por alguna razón, solemos acabar follando. Me dicen que es culpa mía. Que soy un pervertido. No lo voy a negar. Pero no tengo claro de que sea el único.

—————

Bai Wan me ha estado hablando de plantas y píldoras. Ha estado practicando con los calderos. Básicamente haciendo mezclas sencillas. O derritiendo algunos materiales. Extrayendo la esencia. También ha incinerado unas cuantas plantas. Pero así está aprendiendo rápido a controlarlo.

Está entusiasmada. No entiendo la mitad de lo que dice, pero me gusta escucharla. Claro que a veces le cuesta concentrarse y seguir hablando. Sobre todo cuando le voy metiendo mano.

–No te preocupes por mí. Sigue. ¿Para qué decías que servía ese extracto?

–¡Aah! Kong. No seas malo. ¡Ah!– protesta mientras manoseo su pecho.

Al final se enfada. Me empuja contra la cama. Me coge las manos para evitar que las use contra ella. Y mete mi miembro dentro de su vagina. Ha ganado confianza muy rápido. Al menos cuando estamos solos.

–¡¡AAAAaaah!! ¡Es culpa tuya! ¡¡HHHAAAAAAAAAaaahh!!

Es un espectáculo verla cabalgarme. Pronto se pierde en el placer. Se olvida de retenerme. Aprovecho para sentarme. Para llegar a sus labios. A su culo. A sus pechos. Para besarla y manosearla.

Acaba agotada. Aprovecho para estirarla sobre la cama. Para ser yo el que empuje. Para hacerla mía otra vez. Para seguir disfrutando de ella. Para llevarla de nuevo al clímax.

–Entonces, ¿qué decías del extracto?

–Aaah. Song tiene razón. Eres muy malo. Aaaah– se queja.

No puedo evitar besarla. Abrazarla. Me la volvería a follar, pero está demasiado cansada. Se acaba durmiendo. La devuelvo a su cama un rato después.

Aprovecho para mirar los cuadernos. A ver si me interesa alguno más. Aunque podría practicar las técnicas que conozco un poco más, las tengo bastante por la mano. Incluso, Corriente de qi empiezo a dominarla. Y las gemelas nos enseñaron a crear luz.

Dicen que es bueno practicar diferentes técnicas. Para compararlas. Para comprender mejor sus entresijos. Para aplicar lo que aprendes de unas a otras. Para llegar a revelar la esencia de cada una. Siempre y cuando tengas suficiente qi. Aunque no pasarse con demasiadas a la vez. O acabas confundiéndote.

Estos cuadernos son los que las chicas han seleccionado para mí. Todos parecen adecuados. Así que voy a seguir sus sugerencias. Por desgracia, no tengo técnicas de bastón. Pero el Refuerzo de qi para endurecer un arma parece útil. Para proteger el bastón de armas superiores. O de continuos golpes.

Es similar a Corriente de qi, aunque el qi se introduce en el arma. En lugar de que salga en el golpe, como una pequeña explosión. Pero el principio es el mismo, así que debería ser fácil. E igual me ayuda a comprender mejor el otro. De hecho, tiene cierto parecido a Armadura Interior.

Tengo a Bronceada haciéndome una felación mientras lo reviso. Ha mirado los cuadernos con bastante sorpresa. Pero no se ha atrevido a preguntar. Hasta que ha visto Golpe Celestial.

Se trata de una técnica más apropiada para espada. Aunque debería poder ejecutarse con el bastón. El movimiento del arma, con gi, genera una especie de hoja de qi que se lanza contra el oponente. Es una de las técnicas necesarias para aprender muchas técnicas de espada. Shi y Ma Lang la están estudiando.

El cuaderno tiene una técnica hermana, Golpe Celestial. Comparten la primera parte. Por eso le debe de interesar.

–Te puedo dejar aprenderla si me haces correr en menos de cinco minutos– le he propuesto.

Se está esforzando. Pero hago trampas. No puede superar mi control. Al final me corro en ella después de casi diez. Me mira algo deprimida.

–Te falta mucho. Pero si demuestras que eres obediente, quizás te deje aprenderla en el futuro– le ofrezco –. Ahora ponte a cuatro patas y fóllame.

Se muerde el labio. Obedece. Yo estoy sentado al borde de la cama. Ella fuera de ella. Con su culo moviéndose hacia delante y atrás. Haciendo todo el trabajo. A veces pauso la lectura para introducir qi. O para golpearla levemente.

Es cierto que no le tocaba hasta la noche. Pero tengo tiempo libre para follarla. Para dominarla. Para usarla.

Termino una primera lectura. Necesito practicar para acabar de comprender algunos conceptos. Y luego, seguramente, volver a leerlo. Volver a revisar las palabras. El qi entrelazado que da más detalles, y que ahora se me escapa un poco.

Pero, antes, veo que Bronceada está un poco cansada. Cojo sus nalgas y la detengo. La empujo contra el suelo. Yo detrás de ella. Embisto con fuerza. Con qi. Llevándola rápidamente al orgasmo. Descargando la presión en ella. Llenándola

–Buena chica. Sigue así– le digo, palmeando su culo.

La devuelvo. Saco el bastón y le añado qi. Parte no entra. Parte se difumina por toda su extensión. Algo he hecho mal. Era de esperar. Ya veo. Tengo que tener en cuenta la estructura del bastón. Pero, cómo. Mmmm. A ver. ¡Mierda! Se ha metido en mi mano. Ha sido una sensación extraña. A ver. Mi mano también cuenta. Ajá, aquí dice que…

Estoy una hora con el bastón. Se me ha pasado un poco el tiempo. He hecho algún progreso, pero no puedo gastar mucho más qi. Y las gemelas se están impacientando.

–Lo siento, me he entretenido practicando– me disculpo.

–Como si con Wan no tuviéramos bastante…– gruñe Yi.

–Os compensaré– le aseguro.

–¿Y cómo?– se cuelga Yu de mi cuello.

–Seguro que se os ocurre algo.

Beso a Yu. Y no me olvido de su culo. Yi me abraza también. Exigiendo mi atención. Esta vez Yu no se enfada. Se ríe. Luego se quejan de que les he arrugado la ropa. Se la ajustan la una a la otra. Y se van a dar una vuelta.

Últimamente no se las veía mucho. En teoría, porque estaban cultivando. En realidad, porque estaban conmigo. Así que, la excusa, es que necesitan un tiempo para relajarse. Para contemplar el mundo. Para meditar de otra forma sobre lo que han percibido. Relajar su contenedor. Bueno, lo llaman mar de qi.

La verdad es que las gemelas han conseguido excitarme un poco. Sus besos no eran nada inocentes. Y sus piernas se restregaban contra mi miembro. Miro a Rong. Está despellejando a una bestia. Llena de sangre. Ya me la follaré en otro momento.

Ning está practicando con las barreras. Para una vez que Rui ha conseguido que lo haga, la dejo en paz. Rui está practicando con las dagas. Contra un tronco. Con una técnica llamada Invasión de qi. Tiene el cuaderno al lado.

Se trata de, un vez clavada el arma, insertar qi a través de ella para atacar el interior desprotegido. En el reino del alma, con el qi cada vez más denso, se va haciendo más y más peligroso. En reinos superiores, se puede llegar a controlar más sutilmente ese qi. Hacerlo más mortífero.

No pasa nada si la interrumpo. Es diligente. Volverá a trabajar. Así que, después de clavar la daga, la traigo. Se la había quedado mirando. Pensativa.

–¡Amo!– exclama, sorprendida.

La tiro contra el suelo. Bocarriba. Sus piernas dobladas. Llegando casi a sus hombros. Sus rodillas ligeramente separadas. Dejándome asomarme entre ellas. Llegar a sus labios. Mi miembro rozando su entrada.

Su boca me recibe sin dilación. Con pasión. No tarda en estar mojada. En ser penetrada. En ser usada para satisfacer mi lujuria. Función que cumple obediente. Fiel. Hambrienta.

En esta posición, puedo penetrarla fácilmente hasta al fondo. Dominarla. Someterla. Follarla a placer. A mi placer. Solo la llevo una vez al orgasmo. Cuando yo mismo me dejo llevar. Llenándola. Liberando mi excitación. Aunque ella parece más que dispuesta a servirme. A ser usada. A ser follada.

La hago limpiarme. Con la boca. Es buena. Me acabo corriendo de nuevo en ella. Se lo traga, saboreándolo. Sonríe ampliamente cuando la alabo. Por el sexo. Por su entrenamiento. Como un perro al que das un par de palmaditas cariñosas.

La devuelvo. No tarda mucho en volver a entrenar. Su culo moviéndose sugerente. Sus tetas oscilando. Dejo de mirarla. O la traería otra vez.

No es mejor si miro a las chicas. Pero me traigo un rato a Liang para que me haga compañía. Con Rayitas. Que corre por la habitación, animada. Ya ha estado antes. Y a las gemelas no le importan algunos arañazos. Total, casi no están aquí. Y tienen a la tigresa muy mimada. Todas ellas. Quizás yo también.

Se tira sobre mí. Me exige caricias. Que juegue con ella. Liang se ríe. Aprovecha para besarme cuando estoy sobre la cama. Con la tigresa acolchando la túnica, en mi pecho, con sus garras. Es mejor ir vestido si está ella. Sus uñas son afiladas. Incluso en etapas altas. No sé de qué están hechas. Supongo que añade qi naturalmente.

Tengo que sujetarla cuando llegan las gemelas. No vaya a ser que se escape. Estas la ven y se tiran sobre la cama. La provocan. Pronto Yu está chupándose el dedo. Tiene un pequeño arañazo. Pero no le importa mucho. Ya están acostumbradas.

Lo cierto es que está aprendiendo a ser más delicada. Casi siempre, esconde las uñas cuando juega con nosotros. Pero a veces hay algún accidente. Yi le ha pegado en el hocico. Rayitas ha emitido una especie de maullido. No sé si de disculpa o de indignación. Pero ha sido adorable.

Llamo a las demás para que expliquen lo han visto. Pero tardan un rato en hacerlo. Todas se han puesto a jugar con Rayitas y Terror, que Yi ha pedido traer.

Tigresa y rata se pelean entre ellas durante un rato. Pero no se hacen daño. Ahora están con nosotros. Terror se ha escondido entre mi ropa. Me hace cosquillas. Y Rayitas la buscaba con su suave pata. Con las uñas escondidas.

Las chicas, lejos de ayudarme, lo encuentran divertido. Bueno, no negaré que es gracioso. Pero no sé por qué tengo que ser siempre la víctima.

—————

–No se sabe que ha pasado. Solo se sospecha que un esclavo ha huido. Bueno, probablemente los esclavos lo sepan– empieza Yu.

–Han interrogado a varios de ellos. Seguramente también a los guardias. Deben de saber que no has salido– sigue Yi.

Les encanta turnarse. Contar una parte cada una. Siempre me ha resultado curioso.

–Por ahora, están buscando en almacenes y varios lugares de trabajo. No se lo han tomado muy en serio. Supongo que piensan encontrarte pronto.–Añade Yu.

–No sabemos si han hablado con Tan Bolin, pero suponemos que sí. Cuando no te encuentren, empezarán a tomárselo más en serio. No sabemos si inspeccionarán cabañas– acaba Yi.

–Tendremos que acabar de preparar el plan– interviene Shi, muy seria.

–Es lo mejor. Tiene que estar listo. Cuanto antes, mejor– asiente Song.

–¿Qué plan?– pregunto.

–Ya te lo explicaremos– responde Liang, sin poder ocultar una sonrisa traviesa.

De hecho, todas sonríen así. Incluso Ma Lang o Bai Wan. Las dos apartan la mirada cuando las miro. ¿Debería tratar de torturarlas para sacarles información?

–Te lo explicaremos cuando llegue el momento. En-ten-di-do– me amenaza Shi, a la que le cuesta aguantarse la risa.

–Entendido– me rindo.

No sé que planean, pero me temo lo peor. Aunque, sea lo que sea, espero que funcione.