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—Pero... —En este momento, Lu Ming habló de repente y todos estaban de muy buen ánimo. ¿Iba Lu Ming a cambiar de opinión?
Lu Ming movió su mano ligeramente, y la planta con forma de espada reapareció en el aire. Sus nueve hojas, que parecían espadas divinas, brillaron con una intención de espada deslumbrante, agitando el viento y las nubes.
Los Maestros del Palacio de viento, fuego y oro tenían los ojos brillantes mientras observaban la planta con forma de espada.
—Estoy dispuesto a vender esta planta con forma de espada a ustedes, mayores —dijo Lu Ming.
—¡De acuerdo, jaja! Lu Ming, yo ofrezco 120000 piezas de cristales espirituales de máxima calidad —dijo de inmediato el Maestro del Palacio del Viento. Eran veinte mil más de los cien mil que había ofrecido previamente.
—Yo te doy 150000 cristales espirituales de la mejor calidad. Esta planta con forma de espada es mía, así que no peleen conmigo —dijo el maestro del Palacio Dorado.
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