23 de agosto de 2018 — 7 años después de la tragedia.
"Si algún día sucede algo, no olvides quién eres. Papá estará muy orgulloso de ti."
"Lo siento, no pude cuidarlas, no pude salvarla. Te amo, chiquita."
—¿Emily? — el golpe de la regla en mi asiento me despertó. Al ver a Amy, volví a recostar la cabeza del pupitre. Todos los días tiende a hacerme maldades y molestarme—. ¿No vas a despertar, estúpida? —me quedé en silencio y cerré los ojos, cuando escuché un segundo golpe y la miré—. Estás en el salón de clases, no en tu casa.
—¿Qué se supone que haga en esta ocasión?— murmuré. No es el momento—. Lo imaginé— solté un suspiró, y recosté mi cabeza nuevamente.
—Ya déjala, vámonos— le dijo Kiara—. Está mujer está loca.
—Veamos si es cierto— respondió Amy halándome el pelo. Dejé que lo hiciera hasta que se cansó, y molesta dio otro golpe encima del pupitre.
—No se puede esperar mucho. Es sumamente aburrida la actitud de estas mujeres y necesito descansar para que pase el tiempo más rápido— murmuré aún más bajo—. Tienes razón, Emily.
—¿Seguirás hablando sola? — me encaró, y bajé la mirada.
—Suena— pronuncié esas palabras a la par de que el timbre sonó.
—Maldita loca— me soltó el pelo y se fue a sentar en su lugar, que queda justo al lado mío.
El profesor entró al aula y cogí el bolígrafo. La clase no tardó en comenzar y abrí mi libreta. Hice una X en el día de hoy. Es el acercamiento número 16 de esas mujeres en esta semana; comparado a los demás días, hoy Amy utilizó otro método.
"No permitas que nadie se burle de ti, mi niña"
Recordé las dulces palabras de mi padre. Si nadie puede hacerlo, ¿Estarías orgulloso de mí, papá?
Lucas—Padre adoptivo de Emily
—Sé muy bien que la niña presenció la muerte de sus verdaderos padres, y realmente está mucho mejor que la primera vez que vino. No hay necesidad de continuar con estas terapias y medicinas, doctor. Yo la he visto mucho mejor.
—Sr. Lucas, es cierto que su hija ha mostrado mejoría con el tratamiento asignado, pero debemos evaluarla por una última vez y realizar unos pequeños exámenes para poder darle de alta. Yo comprendo su preocupación, pero no puedo darle de alta a un paciente sin haber seguido el protocolo.
—Lo comprendo, doctor.
Emily
En la tarde:
Salí de la última clase y caminé por el pasillo, cuando sentí que mis libretas se cayeron al suelo. Me quité la mochila y me percaté que le habían hecho un agujero por debajo. No estaba de ánimo para molestarme por eso, así que recogí las libretas para seguir caminando. Llegué al auto de mi padre y me subí.
—¿Cómo te fue en la universidad, tesoro? — preguntó mi fastidioso padre.
—Bien, papi— sonreí.
Es una molestia tener que lidiar con él más tiempo. No lo soporto, no tolero esa única forma de tratarme, con ese toque tan patético de supuesta ternura e hipocresía. Él y esa bruja, son dos seres inmundos que quieren robar ese espacio y esos recuerdos que tengo de mis padres. Son una molestia de la que debo deshacerme tarde o temprano.
—Sí, eso son— murmuré, y reí.
—¿Qué dijiste, tesoro?
—Que te amo, papá— sonreí por el retrovisor.
—Y yo a ti dulzura— sonrió.
—Necesito una nueva mochila.
—¿Por qué? ¿Qué pasó con la que tienes?
—Se rompió y no pude arreglarla.
—Yo te compraré otra.
—Gracias, papá.
Fuimos a la tienda y él compró otra para mí, luego nos dirigimos a la casa y me acerqué a la cocina.
—¿Mamá ya cocinó?
—Ella llegará un poco tarde del trabajo hoy, pero ya hice la comida.
Nos sentamos a comer y al finalizar, me levanté de la mesa.
—Iré al cuarto, allá te espero.
—¿Esperarme, cielo?
—No me hagas caso, papi— sonreí, y subí a mi habitación.
Entré al baño de mi cuarto y me miré en el espejo, mientras acariciaba mi barriga. Tengo mucha hambre. ¿Cuándo podré llenarme? Mi barriga duele, mis entrañas no lo soportan y mis tripas suenan, es desesperante. Soporta un poco más, Emily.
—Sí, solo un poco más— respondí. Ya falta poco para poder graduarme, y poder cumplir esa promesa que les hice. Te echo mucho de menos, papá.
En la noche:
Escuché a mi padre hablar con mi mamá, y me pegué a la pared.
—Ya he hablado con su psicólogo y nuestra hija está mejor. Le harán unas pruebas y si sale bien en ellas, le darán de alta. ¿No es una buena noticia, corazón?
—Es sumamente bueno saber que ya ha podido ir superando todo eso. Es una niña muy inteligente, dulce e independiente. Es increíble como han pasado los años, ya es toda una mujer.
—Esa es una muy buena noticia— murmuré, y reí.