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Athánatos

Desine es la hija del Gran Duque Theikos, la mano derecha del Emperador. Ella se convertirá en la heredera del Gran Ducado e irá descubriendo los secretos de su familia y tendrá que superar los ataques de todas las personas que quieren el poder de su padre. En la lucha por su supervivencia empieza a escuchar y ver cuervos, los animales malditos que una vez controló una bruja maligna que causó temor en todo el continente y la más poderosa que alguna vez pisó este mundo, que se suponía murió hace mas de dos siglos, sin embargo esta se mostró frente a ella, ofreciéndole lo que necesitaba a cambio de un pequeño pero influyente favor. P.D. el dibujo de la portada fue sacada del instagram de @u_ryeon

Ocinlas · Lịch sử
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4 Chs

Capitulo 1: El cumpleaños de la princesa

Continentes Ouránios, Imperio Gigantas. Año 987 D.T.

Al salir de mi habitación me di cuenta de que no había nadie en los pasillos, solo las dos criadas que caminaban detrás de mí.

A pesar de que parecía que no había nadie en toda la mansión se podía escuchar susurros en la sala de estar más grande de la mansión.

Llegué y me quedé parada frente a las puertas que cuando estaba por golpear la abrieron desde adentro. En el interior habían pocas personas, pero muy influyentes, eran familiares y amigos cercanos de la familia.

-Feliz décimo cumpleaños Desi, te deseo una larga y prospera vida –Mi padre estaba parado delante de todas esas personas, encabezando al grupo que se acercaba a mí.

Estoy sorprendida.

-Gracias padre –dije dándole una pequeña reverencia, sospeché que había una persona de alto rango de visita debido a que las criadas me habían arreglado demasiado tan temprano en la mañana. Sabía que hoy era mi cumpleaños, pero este se festejaría en el palacio imperial esta noche, por eso no me esperaba esto en la mañana.

-Feliz cumpleaños señorita Desine –dice mi tío, el hermano menor de mi padre y la mano derecha del mismo.

-Muchas gracias tío Feredico.

-¡Feliz cumpleaños Desi~! –gritaba mientras corría hacia mí y me abrazaba, ella era mi mejor amiga y mi prima, la hija de mi tío Feredico.

-Gracias Neomi –Mientras nos abrazábamos más de los presentes me felicitaban y hablaban de lo rápido que estoy creciendo.

Cuando todos terminaron de darme sus felicitaciones pasaron a darme los regalos que trajeron consigo; mi padre me regalo un caballo de la raza más pura, mi tío me regalo 2 vestidos hechos por el mejor sastre del continente, los demás me regalaron muebles decorados con oro, juguetes con gemas incrustadas, juegos de té de la más alta calidad, y todo tipo de lujos materiales.

Estoy muy feliz con todos los regalos, me gusta que me mimen de esta manera, aunque dudo que pueda disfrutar de todo lo que me dieron.

Sin embargo lo que más me emociona es que hoy, en mi séptimo cumpleaños mi padre me permitirá aprender el arte de la espada y me entrenará el mismo.

Desde que cumplí cinco años una dama con un aura misteriosa me ha estado enseñando diversos trucos sobre cómo sobrevivir en algunas situaciones peligrosas, y también ciertos trucos que podía usar de último recurso si no me quedaban más opciones…

Pero nada era más importante que mi padre me entrenase, ya que mi familia es la espada del imperio y la mano derecha de la familia imperial. Por lo que todos los que heredarán el ducado aprenden todo lo que esté relacionado con el arte de la guerra y como gobernar a su gente.

Desde hoy voy a recibir mi entrenamiento, y también voy a ser reconocida como la legitima heredera del Gran Ducado de Athánatos.

***

Cuando los invitados se fueron, fuimos con Neomi al patio para tomar el té y mientras charlábamos tranquilamente…

-Veo que lo están pasando bien –Escucho hablar detrás de mí, el hecho de que alguien pueda entrar en este lugar rodeado de guardias de elite solo significa que es de la familia o alguien de la realeza, en este ocasión es lo primero.

-Hola Sir Gustav –digo mientras señalo hacia un asiento vacío a mi izquierda.

-Ya te dije que dejes de llamarme Sir, puedes decirme primo o solo Gustav~ -dice mientras se acerca un poco a mí.

Asqueroso.

-¿Qué lo trae por aquí Sir Gustav? –pregunto mientras me alejo sin disimulo de él.

-Solo vine a saludarte por tu cumpleaños, parece que la familia se reunió esta mañana pero no me invitaron, eso es de mala educación – se hace un poco para atrás y mira a una de las criadas que está cerca de nosotroso – Señorita, me podría traer té para mí –dice y le guiña un ojo.

Él es seis años mayor que yo y debido a su buena apariencia es popular con las criadas que no están bajo el mando directo de mi padre.

Lastimosamente para él, a mí alrededor solo hay criadas que están bajo su mando, por lo que solo recibió un frío asentimiento de la criada antes de servir té para él.

Cuando vio la fría respuesta hizo una cara de molestia y se volvió a girar hacia mí.

-Ya que estamos solos aquí prima Desi-

-Lady Desine para usted, Sir Gustav, y no estamos solos, también está mi prima Neomi.

Al escuchar mi respuesta su cara se distorsionó mucho, dándole un aspecto desagradable. Sin embargo, rápidamente volvió a su expresión normal, aunque un poco incómodo.

-Si… Lo siento Lady Neomi, he sido un poco descortés con usted.

-No tiene de que preocuparse Sir Gustav, mi presencia se opaca mucho cuando estoy cerca de mi prima Desi –podía ver fuego saliendo de los ojos de ambos.

-Ya que parece que las he interrumpido me retiraré. –Mientras se paraba y acomodaba su ropa habla- Espero verte esta noche en el Palacio Imperial señorita Desine. –Luego se da la vuelta y se va.

-Eso ha sido un poco incómodo –digo mientras vuelvo mi mirada a Neomi.

-Es un idiota, y desde que su padre empezó a insinuar que tienes que casarte con él para mantener el linaje de la familia se ha vuelto más descarado.

-Sí, supongo que es lo que pasa cuando la facción del príncipe heredero te favorece.

-Y esta noche tu propia fiesta será ahí –mientras hablaba suspira y mira hacia la oficina de mi padre –al menos si el Gran Duque está ahí no se te van a acercar.

-Eso espero, aunque no creo que mi padre pueda quedarse toda la noche, cada vez está más ocupado.

-No te preocupes, si tu padre se va solo tienes que quedarte cerca de mi padre.

-Es lo que estaba planeando hacer –Dije mientras soltaba una pequeña risa.

***

En la tarde, cuando me habían terminado de arreglar para dirigirme al palacio imperial me encontré a mi padre parado en la puerta de salida.

Estaba arreglado, seguramente esperando a por mí para ir juntos.

-Te he hecho esperar padre –digo mientras sonrío.

-Recién me he terminado de vestir. –dice mientras me da una sonrisa cansada. Sus ojeras están cubiertas con maquillaje, pero si prestas la suficiente atención podrás verlas.

-Estás cansado padre –digo mientras lo miro con preocupación.

-Es solo por un tiempo, cuando termine con el trabajo podremos iremos a visitar la tumba de tu madre. –habla mientras alza una mano para escoltarme

-Claro, pero no te sobre esfuerces. –acepto su mano y nos dirigimos hacia el carruaje. Pero antes de llegar a este, se nos acercan dos personas.

-Es un deleite para mis ojos poder verlos tan arreglados Gran Duque Theikos y Lady Desine –Dice mientras da una pequeña reverencia y sonríe de forma amistosa.

-Qué raro verte por aquí Josef –dice mi padre sin ocultar su disgusto –y he oído que tu hijo ha entrado al jardín privado de mi hija.

-Le pido disculpas por eso, mi pequeño Gustav es un poco impertinente –se da vuelta para mirar a Gustav que al principio estaba calmado y con una sonrisa confiada, pero cuando mi padre lo miró fijamente y mencionó su accionar esta mañana entró pánico.

-L-Lo siento por eso Duque, solo quería saludar a mi prim- a Lady Desine por su cumpleaños. –Aunque quiso sonar seguro y confiado tartamudeo un par de veces, haciendo que quede como un idiota. Su padre lo estaba mirando con decepción.

-Podrías saludarla esta noche en el palacio, o ahora, cuando interrumpes el poco tiempo que puedo pasar con mi hija. –la mirada fulminante de mi padre hizo que Gustav diese unos pasos hacia atrás.

-Lo si-siento por es-

-No es necesario que seas tan duro con mi hijo, Theikos. –Dice mientras hace una sonrisa incomoda y poniendo su mano sobre el hombro de su hijo.

-Soy el Gran Duque Theikos para ti, no lo olvides. –con su voz imponiendo autoridad pude sentir como el ambiente se volvía más pesado. Los ojos de mi padre estaban clavados fijamente en Josef, su mano izquierda estaba apoyada en la espada de la familia que colgaba en la cintura del mismo y con sus dedos golpeaba el mango de esta, causando un sonido similar a un reloj que cuenta los últimos segundos que le quedan a un condenado a muerte.

Se me escapó una sonrisa siempre que hace eso es tan genial pero… volviendo mi cara a la normalidad, agarro su mano que estaba sobre la espada.

-Padre, llegaremos tarde –digo mientras tiro de su mano hacia el carruaje.

El ambiente tenso se disipa un poco y comenzamos a caminar.

-Adiós Sir Josef; Sir Gustav, los veo en mi fiesta –luego subimos al carruaje.

Cuando partimos para el Palacio Real vi por la ventanilla como Josef se desplomaba y Gustav entraba en pánico.

Debe ser difícil que el espadachín más fuerte del imperio se muestre abiertamente agresivo contra ti.

***

Cuando llegamos al palacio imperial vi que el tercer príncipe estaba esperando en la entrada del palacio real.

-Feliz cumpleaños Desi –dice sonriendo de forma sincera e inocente mientras yo bajaba del carruaje.

-Gracias Príncipe Alex –digo dando una pequeña reverencia.

-Preparé un regalo para ti, te lo entregaré esta noche en tu fiesta.

-Lo estaré esperando –sonrío alegre, él es el único amigo cercano que tengo además de Neomi.

-Buen día Gran Duque, ¿busca a mi padre? –haciendo una reverencia mira detrás de mí donde mi padre nos observaba en silencio.

-Sí, ¿su alteza mandó al tercer príncipe para escoltarme? –pregunta dando unos pasos hasta ponerse a mi lado.

-No, el príncipe heredero tenía que venir pero aún no ha llegado –se da vuelta para mirar en las habitaciones, escaleras y pasillos. Pero no había nadie.

-Supongo que tendré que ir solo –mi padre empieza a caminar hacia los aposentos del rey, que ha contraído una enfermedad incurable y desde entonces su resistencia ha disminuido drásticamente.

Cuando mi padre estaba subiendo por las escaleras que se dividían en dos en la mitad, con una dirigiéndose hacia la izquierda y otra hacia la derecha, se queda parado mirando hacia la cima de la escalera que va hacia la izquierda, ahí pude ver al príncipe heredero hablando íntimamente con una dama, era una de las hijas del Duque Fertios, alguien que busca abiertamente el poder de mi padre.

El príncipe heredero mira incomodo a mi padre y dándose la vuelta se va caminando rápido arrastrando a la joven con él, casi corriendo de la escena.

Luego, mi padre continúa su camino por la escalera que va hacia la derecha hasta que se pierde en el segundo piso y me quedo sola con Alex.

-Me disculpo por la acciones de mi hermano –dice Alex de forma incomoda.

-No te preocupes, tu no hiciste nada malo –le doy una sonrisa y empiezo a caminar hacia el jardín del tercer príncipe mientras él me seguía por detrás. Cualquiera que viera esto podría pensar que yo soy la anfitriona y él es el invitado.

***

Luego de terminar de tomar el té y charlar con el tercer príncipe, fui a la habitación de invitados de honor para comenzar a prepararme para mi fiesta de cumpleaños.

Hubo muchos inconvenientes para realizarlo debido a que los nobles (los de la facción del príncipe heredero) no querían festejar por cómo se encuentra la salud de su majestad el Emperador. Sin embargo fue el mismo Emperador quien insistió en que querían que hagan una fiesta para mí y que tuviera lugar en el palacio Imperial.

Desde que era niña el Emperador me ha tratado como si fuera su propia hija, supuse que era porque a pesar de la situación de mi padre era su me mejor amigo antes de que se convierta en Emperador, o así dicen los rumores.

La fiesta se organizará en la sala más grande del palacio, y tendrá cientos de invitados, la mayoría nobles y plebeyos ricos.

Aunque la fiesta no solo se hará por mi cumpleaños. Es también para mostrar que el Emperador aún puede gobernar.

***

-Ya terminamos Lady Desine, está hermosa –dice con una suave sonrisa la criada de mayor rango.

-Gracias –digo mientras me miro en un espejo grande que había en la habitación.

*Toc, Toc*

Con dos toques se abre la puerta, un mayordomo entró.

-Todos los invitados están presentes mi Lady, puede bajar en cualquier momento.

-Bien, iré ahora.

Salgo de la habitación y camino hacia la sala. La puerta era gigante, medía al menos cuatro metros, estaba decorada con oro y plata que daba una impresión de riqueza y poder.

Al abrirse las puertas entran en mi campo de visión cientos de personas, ya que estoy descendiendo del segundo piso pude ver a todos los invitados presentes, había mucha diversidad de gente, con todo tipo de trajes, también estaban algunos embajadores extranjeros, por lo que muchos nobles vinieron a presumir disfrazados de pavo real.

Desde el podio en el que me encontraba hablé –Muchas gracias a todos los presentes que se tomaron la molestia de venir a la fiesta de mi décimo cumpleaños, espero que lo puedan disfrutar.

La gente comenzó a aplaudir mientras yo bajaba por las escaleras. Había practicado ese discurso muchas veces, estaba nerviosa, pero por suerte salió bien.

Mientras bajaba pude ver la esquina donde se dejaban los regalos, estaba repleto de todo tipo de cosas, demasiadas para contar. A pesar de que no iba usar o siquiera ver la mayoría de los regalos me hizo feliz ver que me hayan dado tanto.

Al terminar de bajar las escaleras tomo el brazo de mi padre que será mi escolta esta noche.

Nobles y plebeyos pasaron a darme las felicitaciones por mi cumpleaños. Una vez que ya todos se habían acomodado y las formalidades estaban terminando el Emperador hace su entrada.

Con la entrada del Emperador los plebeyos se arrodillan y bajan su mirada; los nobles de bajo rango hacen lo mismo, los de rango más alto solo se inclinan mirando hacia abajo, los cuatro príncipes y las tres princesas los imitan; sin embargo mi padre y yo sólo hacemos una pequeña reverencia, desde siempre ha sido así, somos la única familia que no tiene que rebajarse ante el Emperador.

-Deseo un muy feliz cumpleaños a mi dulce niña Desine –dice desde el podio en el que antes yo había hablado antes.

-Muchas gracias su alteza el Emperador –digo dándole una reverencia.

Luego de nuestro breve intercambio todos los nobles que se levantaron saludaron al Emperador, preguntaron por su salud, y como siempre algunos hicieron leves insinuaciones sobre matrimonios con sus hijos. Sin embargo los plebeyos solo pudieron ponerse de pie una vez que el Emperador abandonó la sala.

Después de eso la fiesta transcurrió tranquilamente, hasta que vi a mi padre salir del salón y dirigirse al patio izquierdo que tenía un laberinto. Tenía una mirada más seria de lo normal, y eso me preocupó.

Mirando desde el balcón del segundo piso a mi padre que estaba parado con su mano sobre la espada.

Mi padre comenzó a hablar, pero no pude distinguir que dijo, sin embargo unos segundos después de que terminó de hablar unas personas vestidas de negro salieron del laberinto, eran quince.

De la nada nueve de ellos atacaron a la vez a mi padre, cinco de los nueve se movieron mucho más rápidos y coordinas que los demás, claramente eran mucho más fuertes. Otros cinco miraron y empezaron a correr hacia donde yo estaba y el último volvió hacia el laberinto.

A pesar de que repentinamente cinco de los que creo que son asesinos están a punto de llegar a donde estoy mantengo la calma, desde pequeña tuve un fallo en mí, también lo tiene mi padre y cualquier otro primogénito de la sangre Athánatos, en este momento, cuando sé que puedo morir… no tengo miedo, nunca tuve miedo.

Y cuando me percaté del peligro en el que me encontraba mi sangre hirvió.

Algo en mí se encendió.

Era el legado de la sangre Athánatos, aquellos que nacieron para ser ciegamente fieles al Emperador a cambio de tener tal poder.

Con mis sentidos agudizados saco las cuatro agujas de quince centímetros que estaban atando mi cabello, haciendo que este se libere.

Sé que con cuatro agujas no lograré matar a los cinco que se acercan a mí, pero era mejor que no hacer nada y solo mirar. A decir verdad nunca maté a nadie, ni siquiera llegué a correr tanto peligro como ahora.

Actuando como una niña en pánico lanzo uno de mis zapatos a al asesino que estaba ayudando a otro a hacer una maniobra para poder subir a donde yo me encontraba, cuando este golpea mi zapato con su única mano disponible se da cuenta que detrás venía una de las agujas, sin embargo no pudo reaccionar y la aguja atravesó su ojo derecho, entrando al menos unos diez centímetros.

Maté a alguien por primera vez.

Pero no sentí nada.

Al primer aeseino que subió al segundo piso en el que estaba le lancé una de las vasijas que estaba de decoración, no tenía tiempo a reaccionar ya que recién había puesto una mano sobre la barandilla del balcón y sin embargo con una daga corta golpeo el jarrón, pero detrás de este venía otra objeto que desvió usando su otra mano… era mi otro zapato.

Clavé dos agujas en el cuello del asesino, el nunca notó que yo me había acercado.

Maté por segunda vez.

Retirando mis agujas del cuello del asesino miré preocupada y expectante hacia el laberinto, mientras esperaba a que llegasen los otros tres.

Sin embargo solo llegó uno, y tenía un hombro y una pierna lastimada, más precisamente eran cortes.

Cuando me vio sus ojos se ensancharon, supongo que se sorprendió de ver a su compañero asesinado a manos de una niña. Lucía sorprendido, pero estaba cansado y su miedo era obvio, sus movimientos eran pesados y poco precisos.

Esquivé sus lentos golpes y le clavé una aguja en su hombro cortado, cuando lo hice el cayó arrodillado, ya no tenía fuerzas. Entonces con movimientos rápidos para no darle tiempo de recuperarse clavé otra aguja en su oído izquierdo y la ultima en su ojo derecho.

Maté por tercera vez.

Cuando clavé la última aguja pude ver por el rabillo de mi ojo a mi padre subir al balcón desde el mismo lugar que habían llegado los asesinos, él tenía una mirada preocupada.

Pude escuchar desde el laberinto un sonido que no debería estar ahí, algo que debería estar en mis sueños y no en la realidad.

Eran cuervos graznando.

-Pa- antes de poder comentar a mi padre sobre el graznido que escuché, él ya me había abrazado, ambos estábamos cubiertos de sangre.

Le devolví el abrazo sacando de mi mente las preocupaciones, aunque no tuve miedo, no quería que me mataran asesinos asueldo.

-Perdón por no poder llegar a tiempo, eran más fuerte de lo que pensaba, cometí un error –tenía una voz llena de arrepentimiento –Yo nunca quise que tuvieras que sonreír así.

Quedé en shock.

¿Sonriendo?

¿Por qué estaría sonriendo? Eso no tenía sentido.

Lentamente coloqué mi mano en mi boca…

Estaba sonriendo.

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