Perspectiva: Agis.
Novadiulco, Maris 15 de Iulius del 1574.
Cada vez que observaba a un hombre con 3 o 4 mujeres que le atendían y se peleaban por obtener su atención, me decía a mí mismo que este mundo era una locura, ignoraba esos comportamientos y me enfocaba en lo que me interesaba; sin embargo, en un rincón de mi mente surgían varias preguntas como: ¿Por qué casarse con tantas mujeres? ¿Una no es suficiente? ¿Cómo es que funcionan los matrimonios? Etc.; a pesar de haberme propuesto ver este mundo mágico con los ojos de sus habitantes y no como un "terrícola", todavía rechazaba ciertas cosas sobre Alfa. Ahora que estoy casado, y luego de sostener constantes charlas con Leonora, por fin encontré las respuestas a esas inquietudes.
La vida en matrimonio es completamente distinta a la que tenía en mente; en primer lugar, se establecen una serie de acuerdos que se deben cumplir a rajatabla, como muestra de ello, las mujeres deben portar una gargantilla obsequiada por su hombre; en segundo lugar, se define una relación de jerarquía donde el varón se posiciona en la cima; por otro lado, las mujeres determinan el orden en el que se subordinan a su marido y entre ellas mismas; de igual forma, deciden sus propios roles y reconocen quien es superior e inferior, con lo cual, la autoridad de la primera esposa es la más alta, superada únicamente por la de su esposo, quien es el líder del hogar; finalmente, se fijan unos parámetros de satisfacción, así como los correspondientes premios y castigos.
Lo anterior suena como alguna clase de contrato legal entre un patrón y un empleado, pero Leonora insistió en que así es como deben hacerse las cosas para evitar problemas en el futuro, un punto de vista que no puedo refutar; dicho esto, me preguntaba: ¿en qué me he metido? ¿Puedo retractarme? Cuando hablé sobre una posible separación, Leonora se quedó atónita y me dijo: "¿de qué estás hablando?"; luego de buscar ese concepto en el diccionario, entendí su reacción, dicho de otra forma, una vez te casas, no hay marcha atrás, ¡en este mundo no existe la palabra divorcio!; reflexionando sobre ello, empecé a considerar otras opciones en caso de que mi relación con Leonora no funcione, al final, solo pude pensar en escapar; sin embargo, tal acto es equivalente a abandonar a tu esposa, lo que constituye un grave crimen, y aunque no se paga con la muerte, te convertirás en el esclavo de tu mujer por el resto de tu vida, ¡una condena mucho peor!; podría alegarse que no importa, siempre y cuando no te atrapen, no obstante, ese pensamiento es irracional. En Alfa, existe una fuerza especializada en localizar y capturar a estos individuos, y como un ex policía, sé por experiencia que tarde o temprano te atraparán, un fugitivo no puede eludir la ley para siempre.
Tomando en consideración las implicaciones del matrimonio, podría pensarse que es una relación fría, insensible, y que serás infeliz, sin embargo, tus esposas harán todo lo posible para que funcione, y no realices ninguna estupidez. En mi caso, Leonora me trata como un rey, se preocupa por mi bienestar y me ayuda en todo lo que se encuentra a su alcance; jamás me da problemas, ni busca peleas por cosas insignificantes; me apoya en cada una de mis decisiones aunque los demás me digan que estoy equivocado; en caso de cometer un error, me aconseja, critica y cuestiona con mucho tacto para que recapacite, y no vuelva a suceder. Por supuesto, no todo es color de rosa, ella también tiene unas necesidades y expectativas que debo satisfacer, si no consigo hacerlo, se pondrá muy molesta, y no dudará en recurrir a la violencia para que cumpla con mis obligaciones. Entre los aventureros que están casados, hay un dicho que me parece muy cierto: "esposa feliz, vida feliz, y si tu esposa está furiosa, tu vida será un infierno", una verdad innegable que aplica tanto en Alfa como en la Tierra.
A pesar de todo, las mujeres de este mundo no son demasiado exigentes en lo que respecta a una relación de pareja, solo buscan a un hombre trabajador, que sea de su agrado, que esté presto a embarazarlas, a tratarlas con respeto, cuidarlas, protegerlas, que les dé mucho sexo, besos, caricias y si es posible, que las ame de verdad. Estas características las poseen todos los varones en mayor o menor medida; incluso las doncellas son bastante flexibles a la hora de juzgar estas cualidades. En el caso de Leonora, ella buscaba a alguien de acuerdo a sus preferencias físicas, que correspondiera su amor, que estuviera dispuesto a embarazarla luego de un tiempo, y le diera todo el sexo, besos y caricias que quisiera. Si eso es lo que busca una princesa y futura gobernante de la nación más poderosa, es razonable pensar que algunas mujeres solo desean que las satisfagan en uno o dos de los aspectos ya mencionados; en verdad, es algo que todavía estoy tratando de entender.
Hablando del sexo en cuestión, debo decir que es bastante placentero en todos los aspectos. Leila y Leonora son mujeres muy bellas que saben usar sus encantos para encandilarme; también son extremadamente resistentes en la cama, una relación sexual puede durar varias horas, si a ello agregamos que debemos hacerlo prácticamente a diario, resulta algo sumamente agotador y descomunal. Esto se torna extravagante cuando tengo que satisfacerlas sea como sea, de lo contrario, las quejas y alegatos no se harán esperar. En un principio, recurría al uso de magia, afrodisiacos y pociones para solventar esa situación, pero Leonora me dijo que no era bueno depender de esos factores para complacerlas; tal parece que, a largo plazo, esto genera graves secuelas y enfermedades incurables. Por ello, me he visto obligado a realizar duros entrenamientos con el fin de aumentar mi aguante, y aprender diversas técnicas sexuales para lograr el objetivo de dejarlas, literalmente, sin aliento.
Egeo me había informado sobre la intolerancia al rechazo que tienen las féminas, pero nunca hubiera imaginado que aquello llegara a tales extremos, pues no hacerles el amor con intensidad, mostrar la más leve señal de reticencia, negarme por cansancio, dolor o cualquier otra cosa, hace que Leila y Leonora se pongan histéricas; lo mismo se aplica a la hora de los besos, caricias y demás expresiones de afecto y atracción. Para ellas, esto supone un rechazo, y no están dispuestas a dejarlo pasar por alto; la única forma de calmarlas es darles lo que quieren, por ello, debo sacar fuerzas que no tengo para complacerlas. Particularmente, Leonora es la más demandante, y cuando siente que todavía no es suficiente, me obliga a cumplir recurriendo a la fuerza, algo inverosímil. Actualmente soy capaz de manejar esas situaciones con relativa facilidad, sin embargo, no estoy seguro de poder hacerlo cuando tenga más mujeres, pues he descubierto que, por Ley, todo humano debe casarse al menos con una mujer de la misma especie, agregando que no puedo declinar ninguna petición de matrimonio por parte de las damas que pertenezcan a las razas Demonio, Gelum, Marinus, Feérica y Élfica; es aterrador el solo hecho de pensar en cómo lidiar con eso.
Todavía no termino de comprender el concepto de la infidelidad; es muy ambiguo y tiene diferentes connotaciones tanto para hombres como mujeres. Una doncella es infiel a su esposo cuando sostiene cualquier tipo de contacto con otros hombres, sin importar la clase de relación o las circunstancias que la llevaron a tal resultado; en cambio, a un varón solo se le atribuye al tener sexo con una prostituta o mujer que no es su esposa. Traicionar a tu cónyuge nunca será una razón suficiente para terminar un matrimonio, simplemente, se debe aplicar el castigo correspondiente y asegurarse de que no se repita. Paradójicamente, los índices de infidelidad son extremadamente bajos en este mundo, ya que la esposa demanda mucha atención de su marido y no le interesan otros hombres; en consecuencia, raras veces se separan y solo lo hace porque está cumpliendo con alguna tarea, o en su defecto, permanece en casa esperando la llegada de su esposo. Por otro lado, un hombre ya tiene suficiente sexo con sus mujeres como para ir a buscarlo en otro lugar; además, no tiene tiempo para dedicárselo a una dama que no es suya, pues debe enfocarse en su trabajo y esposas, o tendrá serios problemas.
Pensando en lo demandante que es una esposa, me pregunté sobre la existencia de los noviazgos y demás relaciones pasajeras; así que lo consulté con Leonora y descubrí que no existen; en su lugar, hay algo llamado Periodo de Enamoramiento, un breve momento en el cual un hombre corteja a la mujer y viceversa, durante este proceso solo se realizaran charlas y cierto contacto físico para determinar si el varón es del agrado y conveniencia para la dama, si no es así, se disipa este vínculo y es poco probable que se vuelva a reanudar. Lo anterior implica que cuando se establece una unión, prácticamente no hay sentimientos de amor; la explicación de Leonora sobre eso fue tajante: "el enamoramiento o atracción es un mecanismo para unir con más facilidad a la hembra y el macho; el amor es un sentimiento que solo unos pocos pueden disfrutar, es un privilegio que se gana con el sacrificio de ambas partes"; cuando le interrogué sobre eso, ella me dijo: "entregar tu cuerpo y alma a tu amado, y que él haga lo mismo, de lo contrario, no es amor"; y parece que desde su punto de vista, los dos ya hemos realizado ese sacrificio, aunque nunca he hecho algo parecido. Probablemente esto significa que no entiendo cómo se expresan y determinan esas emociones en este mundo; ¡uff! Aún tengo mucho camino por recorrer.
Actualmente Leila, Leonora y yo, llevamos más de 1 año y medio viviendo en una enorme casa de dos pisos localizada en el centro de esta ciudad, llamada Novadiulco; desde mi perspectiva, es una urbe mucho más grande y desarrollada que la ciudad Patet; he visto cosas increíbles como autobuses voladores, trenes, bicicletas y motocicletas que pueden rodar sobre el aire, pequeños puntos de teletransporte que te llevan en un instante a determinados sitios de la ciudad, y muchos otros Artefactos Mágicos muy interesantes. El motivo por el que me encuentro en esta metrópoli, se debe a Leonora, quien insistió en que debíamos mudarnos a un lugar mejor; luego de sopesar los pros y contras, decidimos viajar a esta ciudad. Debo admitir que fue una elección muy acertada, ya que, desde el primer día, los habitantes nos aceptaron con mucha disposición, agregando que las misiones de aventurero son más numerosas y pagan muy bien; también está el hecho de que los demás reconocen mi fuerza y no tengo dificultades para encontrar grupo; fuera de los problemas que siempre se presentan, todo está saliendo de maravilla.
En este momento, me encuentro en la sala del segundo piso acompañado de Leonora quien lee un periódico en un sofá con poco interés. Esta casa es propiedad de un Conde que nos la está arrendando a un precio sumamente económico; supongo que Leonora está utilizando su influencia para esto, pero no puedo quejarme al vivir en una mansión como esta.
- Mi Amor, mira esta noticia, ¿no te parece terrible? – me habla Leonora mientras me muestra un artículo del periódico.
Leyendo el texto, relata un inquietante aumento del número de monstruos poderosos que están apareciendo en las cercanías de esta ciudad, sin duda, un detalle que se debe tener en consideración.
- Ya veo, hay que tener más cuidado durante las misiones. – le respondo con normalidad.
- Mi Amor, ya es hora de mi siguiente beso. – se acerca para que la bese.
Justo después de casarnos, Leonora cambió su forma de comportarse en 180 grados, constantemente me pide que la bese, la acaricie y que en lugar de llamarla por su nombre, le diga "Cariño" o "mi Amor", algo que me parece sumamente embarazoso. Según ella, las Gelum desarrollan una especie de dependencia a su hombre y por ello necesitan contacto físico constante, pero desde hace un buen tiempo he pensado que tal vez está exagerando; en fin, sea cual sea el caso, debo hacerlo como parte de nuestro [Pacto]. La beso en la boca con toda la pasión que me es posible demostrar, de lo contrario, no me permitirá irme hasta que lo haga bien; la última vez que fallé, tuve que besarla más de 10 veces hasta que dijo con desganas que estaba "medio bien".
- ¡Te Amo! – me lo dice mientras me abraza con fuerza.
- Yo también te amo, soy muy afortunado. – lo digo con naturalidad.
- Oye mi Amor, recibí una carta de mi tía, – habla con alegría – me dijo que quería verte; por eso estaba pensando en que deberías conocer a más damas, y mira esto…. – me muestra un documento con el sello y firma de algún noble – el Archiduque de la ciudad Leocadio me debe varios favores, podría decirle que te despose con algunas de sus hijas, ¿Qué te parece? – me pregunta con expectación.
De nuevo ese tema, desde hace 6 meses Leonora ha insistido constantemente en que debo casarme cuanto antes con otras mujeres, según ella, la monogamia es una deshonra para un hombre, sin mencionar que debo tener mínimo 4 esposas para que la Emperatriz me acepte como el marido de Leonora. Para mi sorpresa, las siervas y esclavas no cuentan como cónyuge ante la ley, por lo que mi relación con Leila es vista como un simple desahogo sexual, algo muy triste; luego está el hecho de que Leonora no tolera que me relacione con plebeyas, me dice que no va a reconocer como esposas a mujeres "inferiores", por lo que solo permitirá que me case con damas nobles, burguesas o personalidades importantes; sin embargo, como no me desenvuelvo en ese ambiente, ella se ha encargado de hacerlo por mí. Honestamente, considero que no debo apresurarme en buscar más mujeres, pero tengo un tiempo limitado para hacerlo, pues esto también fue pactado cuando me casé con Leonora.
- Cariño, no crees que te estás apresurando un poco, – hablo con un poco de nervios – todavía tengo bastante tiempo antes de que se cumpla el Pacto, dile a la Empe…– corrijo mis palabras – a tu tía que aún no soy digno de estar en su presencia.
- Prometiste que tendrías las 4 esposas para el quinto año, y sé que todavía es muy pronto, pero… – se muestra impaciente – ya vamos para dos años de casados, antes de darnos cuenta podríamos quedarnos sin tiempo, y para entonces, estas damas ya no estarán disponibles. – habla con preocupación.
Leonora y yo nos casamos 5 días después de tener la primera noche de sexo, ¡demasiado rápido! Sin embargo, ella me dijo que fue muy considerada al esperar tanto tiempo, lo cual me parece risible. En un principio, pensaba que realizaríamos una pequeña boda o algo parecido, pero en este mundo, no existe esa costumbre, ni luna de miel, ni despedidas de soltero, nada; simplemente, te presentas en la Registraduría con tus esposas, dices que vas a casarte, realizas un [Pacto] y agregan a tu tarjeta de identificación el estatus de casado junto al número de mujeres, siervas y esclavas, algo que no termino de asimilar.
El [Pacto], es un Arte Oculta en la cual se lleva a cabo un juramento entre dos o más personas que se comprometen a realizar determinadas acciones de forma temporal o indefinida; la omisión, falla, o incumplimiento a este juramento, implica sufrir un terrible dolor, u otro castigo que determine el afectado; este [Pacto] solo se puede disipar en el momento que los implicados lo decidan voluntariamente, o culmine el tiempo estipulado. En un matrimonio, este [Pacto] se hace con un Artefacto Mágico propiedad del Estado, el cual, asegura que cumplas aquello que juraste; si alguno no cumple con su parte, el perjudicado puede reportarlo para que el Estado imponga un castigo que normalmente se traduce en multas, servicio comunitario, convertirse en esclavo de tu cónyuge, entre otros. Como este [Pacto] se ha realizado con el gobierno ante un Artefacto Mágico, no hay forma de disolverlo, y por lo visto, con este hechizo, es posible localizar tu posición y determinar si estás vivo o muerto, por tanto, las posibilidades de escapar son extremadamente bajas. Otro punto a destacar sobre el [Pacto], es la distinción que se hace entre hombres y mujeres, lo cual se debe a que cada uno tiene sus propias necesidades; en mi caso juré cuidarla, protegerla, satisfacerla emocional y físicamente de forma constante, invitarla a citas 3 veces por semana, conseguir un mínimo de 4 esposas para el quinto año, embarazarla al sexto año, entre otros; por su parte, Leonora juró evitar ser tocada por otros hombres, dedicarse completamente a mí, velar por mi bienestar y supervivencia, cuidar bien de mí y de nuestros hijos, honestidad absoluta y otras cosas similares a las mías.
- Tranquila…, – le doy otro beso y acaricio su rostro – no te presiones por eso, solo estoy dándome un tiempo. – hablo con seguridad.
- Bueno… – me abraza una vez más – tratare de no presionarte tanto.
Normalmente, Leonora es una mujer muy cariñosa y bastante consentida, sin embargo, se convierte en un ogro cuando se enoja; mi estrategia es tratarla con amabilidad y cortesía, si esto no funciona, entonces me pongo firme y hago uso de mi autoridad como su marido. Dejando a un lado las discusiones, problemas y dificultades que hemos vivido hasta el momento, debo decir que soy feliz con Leonora, en verdad me considero muy suertudo, después de todo, no cualquiera puede ganarse el afecto de una dama tan bella y encantadora. Aunque suene superficial y materialista, con solo ver el cuerpo atractivo de Leonora, siento que todo ha valido la pena, más aun considerando que también es una princesa con mucho dinero; siento que me he casado con una de esas modelos Fitness, y al mismo tiempo, me he sacado el premio gordo de la lotería; como dirían en mi mundo, estoy viviendo el sueño.
Fuera de cualquier tipo de broma o comentario sarcástico, amo muchísimo a Leila y Leonora, hemos vivido tantas cosas juntos que es imposible que no lo haga. Cuando estoy con ellas pienso que todo está bien, son parte de mi motivación para continuar luchando, me hacen creer que este mundo es perfecto. Los días que tomo para descansar de ser un aventurero, son los mejores, al verlas a los ojos me doy cuenta de que sienten lo mismo que yo, aunque no pueden realizar expresiones faciales con normalidad, hemos desarrollado un vínculo, una conexión que nos permite saber naturalmente las emociones del otro, es una sensación que nunca antes había tenido con una mujer en toda mi vida.
◇◇◇
Novadiulco, Mercurak 16 de Iulius del 1574.
- Señor Jardiel, es todo un placer atenderlo, ¿En qué puedo servirle? – me habla con amabilidad.
Acompañado de Leila y Leonora, me encuentro en el Gremio de Aventureros para solicitar una misión. A pesar de que Leonora es multimillonaria, eso no significa que deba dejar de trabajar, de hecho, ella me dijo que era el deber de un hombre proveer a sus esposas todas las comodidades que estén a su alcance y no al revés; esto no implica que ella no va a aportar dinero, es simplemente que como su esposo y líder de la casa, asumo la mayor parte de los gastos; en caso de no poder hacerlo por circunstancias ajenas a mi voluntad, es entonces cuando ella se encargará de esas responsabilidades mientras recupero mi estabilidad financiera. Como Leonora es una mujer de clase alta, es muy demandante y pocas cosas la satisfacen; en consecuencia, tengo que trabajar muy duro para darle todo lo que ella se merece, de lo contrario, tendré que enfrentar serios problemas.
- Buen Día, estoy buscando una buena misión de subyugación o de exploración. – respondo con cortesía.
- Muy bien… – el recepcionista saca un libro negro y rojo – si me permite recomendarle una misión… – mueve las páginas del libro rojo – esta misión de exploración es la que más paga y es sumamente sencilla, solo debe revisar una cueva abandonada no muy lejos de la ciudad. – habla con franqueza.
- Ya veo… – leo el contenido de la misión con detenimiento.
El objetivo es simple, se topografía, se investiga y se catalogan las características de la cueva, como la existencia de monstruos, animales, bestias mágicas, minerales, plantas, agua, etc., en general, es bastante similar a la espeleología; afortunadamente, Leonora es muy buena en esas cosas y me ha transmitido sus conocimientos; actualmente, soy muy hábil en la alquimia, encantamientos, círculos mágicos, cartografía y otras disciplinas, según ella, tengo un talento excepcional, e incluso admite que la he superado en varios campos, y si estos elogios vienen de una mujer tan capaz como ella, deben tomarse en consideración.
- Mi Amor, ese encargo se ve bien, con mi ayuda, será muy fácil terminarla. – Leonora lo dice con seguridad.
- Muy bien, aceptamos esta misión. – le hablo al recepcionista.
- Como usted diga… – nos anota en el libro – para demostrar que completó la solicitud, debe traer los datos de la exploración así como una declaración suya y de sus compañeras en la que aseguren su asistencia y participación. – me habla con elegancia.
Cuando Leonora está segura de algo, lo mejor es creerle y actuar en consecuencia; tal vez esté confiando ciegamente en ella, pero no puedo ignorar la opinión de una experta en el tema; aunque no lo parezca, Leonora es una universitaria muy estudiada; esta Princesa Gelum tiene lo que se podría denominar como un posgrado en Naturaleza e Ingeniería, una carrera que instruye técnicas de supervivencia, conocimientos profundos sobre magia, seres vivos y toda clase de substancias que existen en la naturaleza; en resumen, es una especie de fusión entre un veterinario, botánico, luchador y químico, solamente que se enfoca en el aspecto práctico, dejando a un lado lo científico y teórico. Comparándome con ella, soy un plebeyo que apenas tiene educación primaria, y un completo ignorante sobre muchas cosas de este mundo. En mi otra vida, tenía mis estudios en Contabilidad y Finanzas, no obstante, actualmente no son de mucha utilidad, más aún cuando podría parecer sospechoso al demostrar conocimientos que nunca me han enseñado; sin duda, seria descubierto como un Extranjero, el equivalente a la muerte o incluso algo mucho peor.
- Cariño, Leila, vamos a comprar los utensilios y herramientas necesarios para la misión. – digo esto mientras salimos del gremio.
- Mi Señor, hoy es el día de mi cita, así que sería bueno que solo fuéramos los dos. – Leila habla en tono serio.
- Que mal, – Leonora habla con disgusto – y yo que esperaba pasar todo el día con mi amado, es triste; en fin, te esperare en casa mi Amor.
- Te veo después Cariño. – le doy un beso en la boca.
- No tardes mucho. – lo dice mientras se aleja.
La relación de Leila y Leonora, está tan deteriorada que no hay forma de recuperarla; no conozco los detalles específicos, pero al parecer, Leonora le dijo algunas cosas que molestaron demasiado a Leila, como resultado, le tiene un gran resentimiento; agregando que es la menos beneficiada en los acuerdos sobre nuestra convivencia, ya que solo podemos tener una cita al mes, y prácticamente es Leonora la que ordena a Leila; ¿la razón? Es simple, se debe a la jerarquía del matrimonio, los siervos y esclavos no tienen ningún valor e importancia, y como Leonora es mi primera esposa, ella es la que se encarga de manejar todo lo relacionado a la servidumbre, alimentación y calidad de vida, mientras que yo debo enfocarme en satisfacerla, proveer y tomar las decisiones más importantes.
En Alfa, la dinámica de las citas tiene implicaciones diferentes dependiendo del contexto; durante el periodo de enamoramiento, son necesarias para expresar de forma directa o indirecta, consciente o inconsciente, interés y atracción por una mujer; por otro lado, cuando se está casado, las citas son una muestra de deseo y aprobación, por tanto, si el hombre no invita a salir a sus mujeres constantemente, es equivalente a un rechazo y una muestra tácita de desagrado a sus esposas, lo cual, no puede ser tolerado. Cuando cuestioné a Leonora sobre la obligación de las citas, su respuesta fue categórica: "una mujer siempre busca la aprobación de su marido, y la mejor forma de obtenerla es en una cita; las citas son la mayor expresión de atención y si cabe, de afecto"; en consecuencia, debo invitarlas a salir continuamente para mantenerlas contentas y felices. Reflexionando un poco sobre la interacción hombre-mujer, Leonora se ha convertido en mi guía y consejera; gracias a ella, es que conozco cada vez más sobre la naturaleza femenina y todos los secretos que guarda. Si hubiera sabido esto en mi otra vida, estoy seguro de que me habría evitado muchos problemas; probablemente, hubiera sido más feliz.
Pasé el resto de la mañana y tarde con Leila, compramos lo necesario para la misión, y luego, caminamos por la ciudad hablando de temas insignificantes; posteriormente, fuimos a un hotel e hicimos el amor con mucha pasión. Mirando atrás en el tiempo, consideraba a Leila como una chica retraída y poco sociable; sin embargo, ahora entiendo que ella es una mujer sumamente pervertida y dependiente. Constantemente busca que la toque, lo que me hace pensar que eso es algún tipo de fetiche; cuando se trata de sexo, lo disfruta el doble que yo, y es la que tiene más disposición a ello; finalmente, es esa clase de mujer que hace lo que sea por su amado, cada vez que le doy una orden, me obedece sin cuestionar, no le importa lo que tenga que hacer con tal de cumplir ese mandato. Mientras luchamos contra los monstruos, ella no les tiene miedo, odio o cualquier otro sentimiento, simplemente los mata hasta finalizar su tarea, y cuando ella ve los cadáveres en el suelo, sus ojos solo reflejan indiferencia; debo admitir que esa mirada es un poco inquietante, pero a fin de cuentas, es una buena mujer con la que siempre puedo contar.
◇◇◇
Cueva abandonada, Viemars 18 de Iulius del 1574.
Leila, Leonora y yo estamos explorando la cueva abandonada, caminamos con mucho cuidado observando, analizando y anotando los hallazgos más relevantes; es un lugar estrecho, mugroso y moderadamente profundo, no tiene nada llamativo a primera vista, poca agua, no hay plantas, animales, minerales, en resumen, es un sitio estéril y sin ningún tipo de utilidad; no obstante, para una mente suspicaz, esto resulta sumamente interesante y extraño, más aun cuando no hay indicios de monstruos pero existen altos niveles de corrupción en el aire; debido a esta anomalía, Leonora me dijo que nos quedáramos investigando un poco más.
- Mi Señor, considero que estamos perdiendo el tiempo, le sugiero que haga entrar en razón a su esposa, para que desista de continuar con esto. – Leila me habla en tono severo.
- ¡Cállate! No cuestiones mis decisiones, mujer inculta. – Leonora responde con ira.
- Este no es un buen momento para discutir, estamos en medio de una misión, concentrémonos en lo que importa. – hablo con seriedad.
- Entonces dile a esa mujer que deje de ser tan impertinente. – Leonora habla con mal humor.
- Ya, ya, tranquila, ¿has descubierto algo interesante? – cambio el tema para evitar una pelea.
- No, pero he detectado un pequeño rastro de calor, estoy determinando de donde proviene. – habla en tono curioso.
- Muy bien, sigamos investigando hasta que estés satisfecha. – me muestro tolerante.
- Mi Amor, Perdóname por ser tan insistente en esto, pero creo que algo está pasando en este lugar. – me habla con vergüenza.
- No te preocupes, sea cual sea el caso, hay que entregar los datos de la exploración; entre más exactos y verídicos sean, es mucho mejor. – me muestro amable y le doy una sonrisa.
Paseamos durante horas por toda la cueva buscando el origen de esa dichosa marca de calor; cuando utilizo el Arte Especial [Visión Térmica], no detecto absolutamente nada, sin embargo, este hechizo se creó imitando la capacidad racial de los Gelum, por lo que es seguro suponer que los miembros de esta raza, son más hábiles y experimentados al momento de emplearla; además, es muy entretenido ver como sus ojos morados brillan con una extraña aura rojiza. Otro punto a destacar, es que Leonora es experta en este tipo de cosas, si ella dice que ve algo extraño en este sitio, debe ser cierto, no ganaría nada con hacernos perder el tiempo, sin mencionar que, constantemente, me dice que todo lo que hace es para el beneficio de ambos.
Mirando a la Princesa Gelum de pies a cabeza, se ve fuerte, segura y experimentada; su atuendo reafirma esa percepción, pues viste un conjunto de color azul que consta de camisa manga larga, pantalones, botas, y toda su armadura está fabricada en un cuero de color blanco que brilla con tenues patrones azulados, indicador inequívoco de que están encantados; según ella, este cuero procede de una bestia mágica llamada Ursi, que en términos terrenales, es un enorme oso polar con una piel tan dura como el Diamamentun. En su mano izquierda, lleva un hacha de 120 centímetros de largo, un arma que impone autoridad y demuestra su poder. Por mi parte, mi ropa de combate no ha cambiado mucho en los últimos años, la única novedad que vale la pena remarcar, es que mi Hacha de Armas es de Diamamentun en lugar de Titatium; el caso de Leila es similar, la diferencia es que ahora su carcaj está lleno de flechas fabricadas en hielo mágico con toda clase de efectos.
Al cabo de un tiempo, Leonora descubre la posible fuente de esta marca de calor, sin embargo, se encuentra detrás, o tal vez, en medio de una pared de la cueva, una mala noticia para nosotros, ya que, si intentamos romper este obstáculo, es muy probable que terminemos atrapados, o en el peor de los casos, aplastados y atravesados por las rocas y estalactitas. Debido a ello, nos tomamos varios minutos en silencio reflexionando sobre nuestras opciones; por un lado, podríamos intentarlo, pues Leonora es de atributo Tierra y puede usar el Arte Oculta [Manipulación de la Tierra] con absoluta maestría, y aunque soy de Oscuridad, me considero bastante hábil en hechizos de Tierra, por lo que, si trabajamos juntos, es muy factible que logremos nuestro objetivo sin mayores complicaciones; por otro lado, existe la alternativa de marcharnos e informar al gremio sobre esta anomalía.
- Mi Amor, – por fin habla Leonora – creo que debemos intentarlo, hay algo que no me gusta sobre esta cueva, y quiero descubrir que es. – su tono demuestra determinación.
- Mmmm… – me muestro pensativo – está bien, veamos en que termina todo esto. – hablo con seriedad.
Así fue como Leonora y yo unimos fuerzas para "abrir" la pared; ella se encarga de la parte más importante, que es estabilizar toda el área para que no nos caiga encima, mientras que yo me ocupo de realizar el agujero para poder pasar. Luego de muchos minutos de absoluta concentración y expectación, por fin logramos hacer una hendidura lo suficientemente ancha y alta para que una persona pueda moverse a gatas; también es estable y segura. Los tres entramos y nos movilizamos con cuidado; a pesar de todo, la abertura sigue siendo muy estrecha; con una profundidad de unos 5 metros, fue una experiencia claustrofóbica y sumamente incómoda. Al salir, lo que encontramos fue impactante, nos topamos con algo muy similar a un calabozo maloliente con hombres, mujeres y niños encerrados en jaulas, como si fueran animales; todos se ven demacrados y sin energías, ni siquiera se han percatado de nuestra presencia; contemplando tal escena, solo puedo permanecer atónito, ¿si quiera es posible ayudarlos? Esa pregunta resuena en lo recóndito de mi mente, sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde.
- ¿hola? ¿están bien? – pregunto con reserva.
- ¡tú! – un hombre me habla exaltado – ¡¿eres un aventurero?! ¡sácame de aquí por favor! – se muestra desesperado.
Los demás cautivos, al escuchar el alboroto se levantan y suplican con impaciencia que los saque de ese lugar; sin demora, extiendo mi mano sobre la celda para realizar un hechizo; en ese momento, Leonora me detiene, y posteriormente, golpea el asta de su hacha contra el suelo, con lo cual se produce un estruendo que silencia a todos los presentes.
- ¡Nadie saldrá de aquí hasta que me expliquen su situación! – Leonora alza la voz – ¡si mienten, los matare! ¡¿entendido?!
Algunos responden con un tímido si, mientras que otros solo asienten con su cabeza. Habiendo obtenido un consenso, Leonora procede con su interrogatorio preguntando a personas al azar cosas muy simples pero vitales; honestamente, estos individuos no representan una amenaza, no obstante, reconozco que la decisión de Leonora fue muy acertada, no sabemos por qué o quién lo ha encerrado en este lugar, tal vez son peligrosos. Por otro lado, su amenaza de matarlos fue muy extrema, no creo que sea necesario acabar con la vida de alguien únicamente por no responder una pregunta con sinceridad.
- Cariño, – la interrumpo – ¿no crees que estás siendo muy severa con estas personas? – le pregunto con expresión seria.
- Mi Amor, no sabemos lo que ellos puedan estar tramando, puede que intenten hacernos algo mientras estamos con la guardia baja. – responde en tono firme.
- No tienes que ir tan lejos como para matarlos.
- No te preocupes, solo lo haré si tratan de hacer algo estúpido.
Lo que descubrimos fue revelador. En primer lugar, estas personas no son del Imperio Caelum, la gran mayoría son aventureros del Reino de Fingorius, y unos pocos del Imperio Lignum, ya que, no todos son humanos, entre ellos también hay hadas, elfas, hombres bestia, y enanos, En segundo lugar, el que los encerró en este lugar fue un monstruo de rango E, según ellos, su poder es descomunal, los capturó y de alguna forma les privó de su magia con el fin de realizar experimentos macabros, ¿Cuáles? Nadie pudo decirlo con exactitud. En tercer lugar, fueron secuestrados en diferentes circunstancias, así mismo, el tiempo en cautiverio también es muy variado, desde 4 hasta 10 meses; algunos eran aventureros, y otros solo simples civiles. Para determinar si sus declaraciones son ciertas, he recurrido al Arte Especial [Juicio], un hechizo que por medio del contacto físico o de una [Marca], permite determinar con un 99% de fiabilidad si lo que te dicen es verdad o mentira; no obstante, esto no implica que sus declaraciones sean reales, a fin de cuentas, existen muchas formas de alterar la percepción de la gente, y este hechizo no toma en consideración factores como drogas, estado de ánimo, etc., por lo que solo sirve de guía, pues en última instancia, es mi decisión confiar o no en sus palabras; dicho esto, ninguno ha mentido, y por su comportamiento, tampoco están fingiendo ni parecen estar manipulados, por ahora puedo darles un poco de credibilidad.
Concluyendo que son personas inocentes y sin malas intenciones, Leonora y yo procedemos a liberarlos de sus jaulas, en total, son un grupo de 30; pensábamos que eran incapaces de usar hechizos, debido a que en las jaulas había una zona anti magia, sin embargo, ese no es el caso, tal parece que su estado es producto de algo mucho peor. Durante bastante tiempo me negaba a aceptar la idea de que un individuo sin magia era inútil, pensaba que siempre existirían otros métodos para explotar las capacidades ocultas de cada uno; en esencia, creía firmemente en que todos teníamos algo especial; sin embargo, luego de vivir duros entrenamientos y de enfrentar situaciones complejas, entiendo que todas las habilidades, talentos y conocimientos que alguien pueda tener, seguramente, muchos otros las poseen en mayor cantidad y calidad, por tanto, nadie es especial; si alguien no puede usar algo tan elemental como la magia, entonces esta averiado, y es un lastre para la sociedad; en consecuencia, la servidumbre y esclavitud es la única forma de obtener algo de utilidad de aquel sujeto; tomando en consideración lo anterior, si no es posible curarlas, las vidas de estas personas están arruinadas, es triste de solo imaginar lo que van a sufrir de ahora en adelante; aun así, eso es mejor que morir de forma miserable en este lugar.
Meditando con detenimiento, esta cueva se encuentra bastante alejada de la ciudad, nos tomaría un día entero llegar, además, están los problemas de cómo van a dormir, la alimentación y los peligros del viaje. Sopesando los pros y contras de utilizar magia, decido usar uno de mis hechizos más preciados, el Arte Oculta [Portal], que como su nombre indica, abre un portal negro en forma ovalada que puede transportarte a un lugar que has visitado, o señalado previamente con [Marca]. Las ventajas que ofrece este Arte Oculta son inmejorables, como primera medida, tiene un costo de 500000 Unidades Mágicas y su tiempo de efecto es de una hora, convirtiéndolo en un hechizo sumamente eficiente y eficaz; como segunda medida, no hay límites a la distancia y altura, por lo que puedes ir de un lugar a otro en un instante sin ningún problema; finalmente, es posible determinar con detalle la cantidad de veces que puede ser atravesado, definir quiénes o que puede pasar a través del portal, y determinar si es bilateral o unilateral, algo que me parece extraordinario. Aunque este poder no tiene fallos ni debilidades latentes, aprenderlo y emplearlo correctamente representa todo un reto; perfeccionarlo es aún más complicado, pero no hay nada imposible para alguien motivado y decidido, por lo que enfoqué todos mis esfuerzos para ser capaz de emplear esta maravillosa Arte Oculta.
- Mi Amor, – Leonora se me acerca y me da un beso muy apasionado – por eso es que te amo, muy pocos estarían dispuestos a utilizar semejante hechizo por el bien de personas desconocidas. – me dice esto mientras observa a mi lado como se marchan los cautivos por medio del portal.
- Es necesario, no creo que sean capaces de resistir el viaje, sin mencionar que así es mucho mejor. – hablo con modestia.
- Ahora estoy segura de que te convertirás en alguien muy importante en el futuro; he comenzado a pensar que soy yo la afortunada de tenerte a mi lado. – habla con mucha ternura mientras me abraza con cariño.
Leonora me advirtió que debía mantener en secreto el hecho de que puedo utilizar esta Arte Oculta; según ella, hay muy pocas personas que son tan hábiles como yo, agregando que podría atraer la atención de sujetos indeseables con oscuras intenciones. Mientras recordaba las implicaciones de usar este poder sin cuidado, una bola negra aparece justo al frente del portal, las personas que la notan se espantan y corren con todas sus fuerzas intentando atravesar el portal mientras gritan: "¡es el monstruo!"; los más incautos se quedan paralizados por el miedo, y al darse cuenta de que es muy tarde para escapar, se esconden en un rincón del calabozo; por nuestra parte, nos ponemos en guardia y cierro el portal para que los otros no sean alcanzados por el monstruo.
La bola negra se expande y luego se disipa rápidamente, a su vez, surge el susodicho monstruo de rango E: con forma humana, 190 centímetros de estatura aproximadamente, tiene un par de cuernos como los de una cabra enroscados que sobre salen de su frente, ojos de color carmesí con las pupilas dilatadas, de piel tan negra como el carbón, su rostro es masculino, estético y atractivo, viste ropas militares similares a las mías pero con muchos adornos, no porta ninguna arma pero las uñas de sus manos se ven bastante amenazantes, y aunque no destaque, su cuerpo se ve muy fuerte.
- Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? – el monstruo habla en tono calmado.
- …
Todos nos quedamos en silencio con alerta máxima, ya que este monstruo exuda una imponente sed de sangre que me pone los pelos de punta; francamente, no sé cómo catalogar este enemigo, el Gremio de Aventureros dice que los monstruos de rango E, no poseen ningún rasgo característico como para atribuirles alguna denominación, un claro indicador de lo poco que se sabe sobre ellos; también advierte que debemos huir tan pronto los veamos, pero en esta situación, el riesgo y sacrificio es muy alto, sin mencionar que no hay ninguna garantía de lograrlo.
- Muy bien, empecemos por el principio; mi nombre es Zephyrius, General de la Séptima brigada de infantería, – habla con cortesía – ¿podría conocer los nombres de los osados aventureros que se atrevieron a irrumpir en mis terrenos?
- Agis Jardiel, Cara Leonora Hellax, y Leila Fraire. – le respondo intentando no demostrar miedo.
- Ya veo, Agis, Cara y Leila; – repite nuestros nombres, como si intentara memorizarlos – déjenme felicitarlos por encontrar este lugar; como recompensa, les ofrezco la oportunidad de morir de forma rápida y sin dolor, si me dicen dónde están los otros prisioneros. – su voz y movimientos son refinados.
- No. – hablo con firmeza.
- Debo admitir que tienes mucho coraje al hablarme de esa manera, – habla con desdén – en fin, esta será la última vez que lo harás; hoy morirás de la forma más dolorosa posible. – asume una pose de combate y las uñas de sus manos se alargan y toman forma de filosas garras.
En ese momento, activo las habilidades Dominio de las Artes Marciales, Dominio del Arma y Aura de Energía; así mismo, utilizo los encantamientos de mi equipo, es preciso usar todo lo que tengo; al mismo tiempo, Leonora también activa sus habilidades más poderosas, y Leila se aleja para apoyarnos con sus flechas desde la distancia. El monstruo que se hace llamar Zephyrius, se mueve a una velocidad abismal y me ataca con sus garras; sintiendo un peligro mortal, esquivo y me alejo lo más posible; no obstante, sus ataques no cesan y cada vez es más complicado eludirlos. Notando mi dificultad, Leonora me apoya atacando con su hacha al monstruo, pero lo evita con mucha facilidad; Leila también ayuda tirando flechas, sin embargo, son repelidas por un extraño escudo mágico invisible.
Con poco margen de maniobra, utilizo sucesivamente hechizos de aumento como: [Invulnerable], [Precipitación], [Visión Cinética], [Aceleración Tiempo-Espacio], [Fuerza por 50] y [Aura de Poder]; no tengo tiempo para preocuparme por el costo de Unidades Mágicas, esta es una situación de vida o muerte, cualquier precio es pequeño con tal de sobrevivir. Gracias a los hechizos, soy capaz de mantenerme más o menos a la par del monstruo, sin embargo, el más leve descuido podría ser mi fin. Leila y Leonora continúan apoyándome con todo lo que pueden; la Princesa Gelum también está usando sus Artes Ocultas y Especiales más fuertes, para lograr igualar la intensidad del combate. Por otro lado, Zephyrius no muestra señal de debilidad, por el contrario, intensifica sus ataques haciéndolos más precisos y potentes. A pesar de todos mis hechizos de refuerzo, todavía me es difícil esquivar, y ni hablar de contratacar, este monstruo no muestra ninguna abertura en su guardia.
La batalla se mantiene pareja por unos minutos, durante los cuales, ninguno de nosotros ha logrado realizar un ataque que suponga una amenaza; en cambio, Zephyrius es quien domina el combate orillándonos a defendernos y esquivar constantemente. Ya sea suerte o desgracia, nadie ha utilizado hechizos destructivos, lo cual es razonable, pues nos encontramos dentro de una cueva, hacerlo provocaría que este lugar se derrumbe; con lo anterior en consideración, es solo cuestión de tiempo para que este monstruo nos mate; si no hemos logrado hacerle daño ahora que luchamos con todo, es poco probable que lo hagamos cuando se acaben los efectos de nuestros aumentos; aunque puedo usar [Ataque Letal], una de mis Artes Ocultas más fuertes, me es difícil creer que solo con eso pueda derrotar a Zephyrius; por esto, he decidido que la mejor opción es escapar, solo debo encontrar el momento adecuado para llevarme a Leonora, Leila y los cautivos que no lograron atravesar el portal; con la ayuda del Arte Oculta [Tele Transportación Tiempo-Espacio], puedo hacer casi lo mismo que con [Portal], solo que hay un límite determinado de personas y objetos que puedo transportar.
De repente, el monstruo toma distancia y se prepara para lanzar un hechizo, al instante, utilizo el Arte Oculta [Omisión], y Leonora toma la delantera para contraatacar; inesperadamente, Zephyrius estaba preparado para ese movimiento, por lo que usa una especie de habilidad que produce una aura morada en su mano derecha; notando el peligro de muerte en ese poder, me adelanto a la posición de la Princesa Gelum, y recurro al Arte Oculta [Defensa Absoluta], la cual, genera un escudo invisible, indestructible, impenetrable e inamovible, que protege un espacio de 2 metros cuadrados; sin embargo, el monstruo no le presta atención, y enfoca toda su fuerza en su ataque; para mi sorpresa, sus garras logran atravesar mi hechizo, sin opción de esquivar, solo puedo interponer mi arma, un vano intento por defenderme, pues ahora no hay nada que pueda evitar que esas garras moradas perforen mi corazón.
Contra toda lógica, Leonora se interpone y recibe el ataque en su pecho derecho, las garras perforaron su armadura de cuero como si fuera de papel; sin desperdiciar el sacrificio de mi amada, rápidamente, me acerco al monstruo por su lado izquierdo para clavarle mi hacha, pero Zephyrius me patea y choco violentamente contra la pared. A pesar de su herida fatal, Leonora intenta atacarlo con su hacha, mientras retiene las garras del monstruo en su pecho; sin embargo, el monstruo la apuñala repetidas veces en su estómago con las garras de su mano izquierda que también posee esa aura morada; mientras me pongo de pie para impedir ese salvajismo dirigido a mi esposa, Zephyrius se detiene y la tira a un lado como si fuera basura. Viendo esta desgarradora escena, mi ira se incrementa exponencialmente; aun así, esta rabia no evita que el monstruo me ataque de nuevo con un veloz y potente corte transversal, el cual, tampoco puedo eludir; esta vez es Leila quien me salva empujándome y toma el golpe; la sangre salpica por todos lados y cae al suelo como una muñeca.
Mi ira se desvanece como niebla en el viento y contemplo horrorizado a Leila y Leonora, desplomadas en el suelo y sangrando profusamente; en ese momento, un mal augurio ronda mi cabeza, la idea de que probablemente ya están muertas; ante tal posibilidad, solo puedo quedarme estupefacto y paralizado. Zephyrius no aprovecha mi debilidad, y simplemente, se queda de pie mirándome con condescendencia.
- Tu muerte no será tan rápida, – sonríe con maldad – te haré sufrir por tu insolencia.
- ….
Escuchando esas palabras, vuelvo al mundo real; entiendo que no tengo posibilidades de ganar, que mi debilidad y arrogancia me llevaron a esta situación. Aceptando esa verdad incuestionable, decido cambiar mi perspectiva y no sumergirme en la desesperación; llorar y rogar por mi vida no me sacaran de esta, de hecho, el llanto y el lamento nunca han servido de nada. Con todo esto en mente, elevo mis sentidos al límite, analizo mi entorno y posibilidades, enfoco mis pensamientos en formas de escapar, salvar a mis mujeres y los cautivos, y hacerle ver a este monstruo que nadie es invencible. Mis instintos me dicen que debo luchar con la intención de matar o morir, solo de esta manera tendré una pequeña oportunidad de causarle algún daño a este engendro; totalmente decidido, me pongo de pie con una determinación de todo o nada.
- ¿Aún no te rindes? – me pregunta con desprecio – hay algo de valor en eso, pero a estas alturas, tus intentos son inútiles. – se muestra confiado.
- [Arte Oculta: Estigma]. – Activo uno de mis hechizos más poderosos.
Al costo de un millón de Unidades Mágicas, esta Arte Oculta de atributo Fuego me permite imbuir un objeto con una espesa aura roja, la cual, le otorga la capacidad de atravesar cualquier tipo de defensa física o mágica; así mismo, las heridas infringidas son incurables y extremadamente dolorosas; finalmente, puedo repeler sin mucho esfuerzo toda clase de ataques ya sean físicos o mágicos. Reflexionando sobre ello, el aura morada en las garras de este monstruo debe ser muy similar a este hechizo.
Zephyrius se pone en guardia y se prepara para realizar un ataque; por mi parte, me acerco caminando a paso lento, pero con mucha convicción. Cuando estoy a cierta distancia, me lanza un rápido y contundente corte lateral; a diferencia de las otras ocasiones, esta vez lo esquivo sin miedo, y cierro aún más la distancia; el monstruo intenta alejarse y continúa con sus ataques, sin embargo, detecto una brecha en sus movimientos, y sin una pisca de duda, oscilo mi hacha con absoluta precisión.
- ¡Aaaaaaarg! – el monstruo grita con dolor.
Por primera vez, soy capaz de lastimar a Zephyrius, observando su expresión, se ve dolorido y sorprendido, aun así, no me detengo en mi acometida. Ahora es el monstruo quien esquiva y se protege; al mismo tiempo, comienza a dejar más y más aberturas tanto en su ataque como defensa, las cuales, aprovecho para propinarle varios cortes y heridas.
Sintiéndose acorralado, Zephyrius lanza una potente puñalada que no consigo esquivar del todo, y logra herirme en mi costado izquierdo; sin embargo, esto no me impide seguir atacando; de esta forma, comenzamos a intercambiar golpes de igual a igual, puñetazos, cortes, patadas, codazos y estocadas. Luego de unos instantes, nos alejamos uno del otro para tomar un ligero descanso, ambos estamos lastimados, no obstante, mi estado es el más crítico, estoy perdiendo mucha sangre, a este ritmo, voy a morir.
- ¡aaaaahhhh!
Con un grito de guerra, corro en dirección al monstruo dispuesto a todo, mi asalto es rápido y preciso, pero Zephyrius esquiva cada uno de mis ataques. El dolor y cansancio, hacen que mis movimientos sean más lentos a medida que pasa el tiempo; en un descuido, el monstruo apuñala mi hombro derecho, y como soy diestro, suelto mi hacha debido al dolor; consiente del siguiente ataque del monstruo, utilizo el Arte Oculta [Ataque Letal]; inmediatamente, se genera un círculo mágico en los pies de Zephyrius, en consecuencia, da un salto hacia atrás liberando mi hombro. En ese momento, recojo mi arma con la mano izquierda, y sin pensarlo, la lanzo con todas mis fuerzas a través de mi hechizo. Justo como había previsto, Zephyrius no vio venir ese ataque, de modo que termina clavado en la pared de la cueva; mi hacha ha impactado en su pecho derecho, en respuesta, el monstruo grita y se retuerce de dolor; aprovechando esta única oportunidad, tomo a Leila y Leonora de sus brazos, y las arrastro a una esquina del calabozo, donde se encuentran los cautivos. Comprendiendo mis intenciones, se toman de las manos y me tocan los hombros, en esa posición, activo mi única vía de escape, el Arte Oculta [Tele Transportación Tiempo-Espacio].
Aparecimos a 2 kilómetros de la ciudad Novadiulco, a su vez, nos encontramos a pocos metros de la posición que determiné cuando abrí el portal; corroborando la seguridad del lugar, procedo a revisar la condición de Leonora. Por suerte, aún se encuentra con vida, pero sus heridas no están sanando y no para de sangrar; como pensaba, esa aura morada produce algún efecto que impide la regeneración; tomando esto en consideración, utilizo mi habilidad Anulación, y posteriormente, uso el Arte Oculta [Reconstitución]. Reaccionando al hechizo, Leonora gime de dolor, eso es bueno, significa que se está recuperando; entonces dirijo mi atención a Leila que se ve en un estado más grave, aplico el mismo tratamiento, y milagrosamente, se cura de ese corte mortal; probablemente, sus capacidades raciales las mantuvieron vivas, a pesar de recibir heridas fatales.
Viendo que ambas se encuentran a salvo y saludables, por fin puedo descansar en paz, me acuesto sobre la tierra y espero que llegue mi final. No hay nada que hacer, actualmente, siento un gran hormigueo por todo mi cuerpo, señal de que mis Unidades Mágicas se terminaron, el dolor aun no me afecta debido a la adrenalina y a los hechizos de refuerzo, pero estos también terminarán pronto, y mi sufrimiento será espantoso. Observando el cielo, recuerdo los momentos felices que pasé con Leila y Leonora, mis experiencias vividas en este mundo mágico; imagino los rostros de mi familia, es bueno saber que tuve buenas personas a mi lado que me dieron todo su amor. Considero que esta reencarnación ha valido la pena, y curiosamente, estoy muriendo casi igual que como fue en la tierra. Mientras pensaba esas cosas, un terrible dolor, cansancio, y ardor invaden mi cuerpo súbitamente, todo lo que puedo hacer es revolcarme en el suelo como un gusano y gritar patéticamente. Al cabo de unos minutos, cierro mis ojos y pierdo el conocimiento.