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Acabo de Heredar el Legado del Emperador Arcano

``` En el Imperio Solariano, la gente estaba dividida por su sangre. Los nobles disfrutaban de su vida en riqueza, con vino fino y comida increíble. Reinaban supremos sobre los plebeyos. La única razón por la cual podían hacer esto era que tenían conocimiento de la fuerza más poderosa del mundo: la magia. Los nobles controlaban su conocimiento para que no llegase fácilmente a los plebeyos, dificultándoles aprender magia. Leo, un joven huérfano en Solaria, tenía una afinidad increíblemente poderosa por la magia. Ni siquiera lo sabía, porque nunca pudo aprender magia; era demasiado pobre para intentar aprender en alguna academia de magia. Solo trataba de sobrevivir en las calles de Solhaven hasta que encontró el perdido tomo del Emperador Arcano. —Puedo derrotar a un mago del Séptimo Círculo. —¡Vaya! Debes haber entrenado durante muchas décadas. ¿Cuántos años tienes? —17. ... El mundo estaba a punto de darse vuelta. NOTA PARA MIS INCREÍBLES LECTORES: no tomen un privilegio si el mes está por terminar. Su acceso al privilegio terminará cuando termine el mes. NO dura un mes entero después de haberlo comprado. Por favor compren los niveles de privilegio en la PRIMERA MITAD del mes para obtener el mejor valor por su dinero. Para la gente que cree que Discord es lo máximo, aquí está el servidor de Discord para este libro. Siéntanse libres de discutir lo que piensan sobre este libro en el servidor. https://discord.gg/TbX8MCUg7 ```

WhiteNightingale · Kỳ huyễn
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252 Chs

Arena

Se dirigió a la puerta y la abrió. Del otro lado, vio a Marco, Lyra y Madison. Todos parecían muy emocionados.

—¿Estás listo para ir? —preguntó Marco.

—Dame un minuto. Iré a buscar a mi compañero de cuarto —dijo Leo. Caminó hasta la habitación de Roland y tocó la puerta. La puerta se abrió en unos segundos y la cabeza de Roland asomó para ver quién era.

—¿Listo para partir? —preguntó Leo. Roland rápidamente abrió la puerta y salió. Estaba bien vestido y listo para irse.

—Mis amigos vinieron, así que ya podemos irnos —dijo Leo. Roland asintió. No tenía ninguna de la energía que la gente de afuera tenía. Cuando llegó a la puerta, Leo lo presentó a todos.

—Roland. Este es Marco, Lyra y Madison. Todos, este es mi compañero de cuarto —dijo Leo—. No perdamos más tiempo y vámonos.

Reconoció que Roland se estaba estresando porque aún no habían llegado. Salió del dormitorio y caminó hacia las arenas. Solo era una caminata de quince minutos, así que llegarían sin ningún problema.

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