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192) Conociendo a tu yerno

"No estés nerviosa, todo saldrá bien", le dije a mi mujer, entrelazando suavemente nuestros dedos y acercándola a mí.

"Por mucho que lo digas, no va a evitar que esté nerviosa... ¿tenemos que hacerlo?", respondió, sin soltar mi mano mientras jugaba distraídamente con las puntas de su cabello, ahora corto en un bob rosado.

"Sí, Dori, es necesario."(Red)

"Pero aún hay cosas que hacer aquí. Podemos esperar, decírselo más tarde", insistió, mirando alrededor del lugar con ojos inquietos. "Creo que las mesas no están bien distribuidas, tal vez podríamos moverlas…"

"No hay nada que hacer aquí, a menos que plenemos abrir pronto. Vamos."

"Hmmm…" murmuró con un puchero infantil antes de apoyar su cabeza en mi hombro, resignada mientras esperábamos.

...

En la casa de los Tonks, Andromeda se ocupaba de pequeñas tareas de limpieza. Aunque Nymphadora y su yerno vivían allí gran parte del tiempo, esta visita establecida era diferente. Le habían pedido explícitamente que liberara su agenda, algo que la inquietaba.

Mientras limpiaba, su mente no dejaba de divagar, intentando adivinar de qué se trataría la reunión. Entre las ideas que rondaban su cabeza, la más emocionante era que tal vez iba a ser abuela. Esa posibilidad le hacía sonreír nerviosamente mientras esperaba.

Apenas unos minutos después de la hora acordada, Nymphadora cruzó la puerta. Andromeda notó de inmediato que algo andaba mal; su hija se veía incómoda, nerviosa, como cuando de niña hacía algo indebido y no quería confesarlo.

"Nymphadora... ¿dónde está Tenebrius?", preguntó con cautela.

"Viene en camino..." respondió débilmente, sus emociones claramente a flor de piel.

"¿Está todo bien?", la preocupación comenzó a filtrarse en su tono.

"Sí, es solo que... él quiere... presentarse."(Tonks)

"¿Presentarse?", repitió Andromeda, sin comprender del todo.

"Quiere mostrarte quién es realmente."(Tonks)

"¡Oh!" La sorpresa se pintó en su rostro mientras procesaba lo que eso significaba. Sabía que Tenebrius no era su verdadera identidad, algo que le habían revelado hace tiempo, aunque lo había relegado al fondo de su mente. Ahora, la verdad estaba por revelarse. No era tan emocionante como convertirse en abuela, pero le complacía saber que confiaban en ella lo suficiente como para mostrarle su verdadero ser. Solo esperaba que no fuera algo complicado... como ser un mortífago. "Ya era hora, me han tenido en la oscuridad por demasiado tiempo."

Nymphadora apenas hizo un leve sonido de asentimiento, claramente deseando que ese secreto hubiera permanecido oculto para siempre.

"¿Qué pasa? ¿No quieres que tu madre conozca a tu novio? ¿Qué es, un anciano o algo por el estilo?", bromeó Andromeda, tratando de aliviar la tensión.

"Je… jejeje… no, claro que no, jeje jejeje je...", rió Nymphadora, pero su risa era extrañamente forzada y antinatural.

Andromeda frunció el ceño, desconcertada. Sabía que su hija estaba nerviosa, pero no lograba entender por qué, además de que la respuesta negativa parecía sincera. Mientras tanto, Nymphadora la guió hasta el sillón y la invitó a sentarse.

Unos segundos después, se escuchó el sonido de la puerta. Los pasos que siguieron anunciaron la llegada de su yerno, pero algo no cuadraba. El sonido de los pasos era diferente. Desde el marco de la entrada, una figura no muy alta apareció, sonriendo.

"Hola, Andromeda", saludé, acercándome con paso firme.

"¿Qué...?" Andromeda me miró con una expresión de confusión total.

"Permíteme presentarme como es debido: soy Red Weasley, hijo de Arthur Weasley y Molly Weasley, de soltera Prewett, a quien conociste como Tenebrius." Hice una reverencia leve, colocando una mano sobre mi pecho.

"¿Tenebrius?" Andromeda tenía la boca ligeramente abierta mientras me miraba con sorpresa e incredulidad.

"Ese mismo… Y sí, si te lo estás preguntando, soy muy rojo. Todos dicen lo mismo cuando me conocen," dije, anticipándome a su reacción mientras notaba cómo su mirada oscilaba entre mi rostro y mi cabello.

Andromeda tragó con fuerza al escucharme. De hecho, lo primero que había pensado al verme fue en el intenso color de mi cabello, pero luego volvió a enfocarse en su análisis. Giró la cabeza hacia su hija, quien, de forma poco disimulada, desvió la mirada y se cubrió el rostro con la mano.

"¿Red?" preguntó, una de muchas preguntas que empezaban a formarse lentamente en su mente, mientras sus ojos se abrían con un temor creciente al darse cuenta de la realidad.

"Sí, como el color. Muy apropiado, ¿no?" intenté suavizar el ambiente con una sonrisa, pero su expresión se volvía cada vez más seria y poco agradable.

"Red… red… red… ¿puedes decirme cuántos años tienes?" preguntó con un tono cargado de nerviosismo, similar al de Tonks cuando la escuchó preguntar, aunque por motivos diferentes.

"Pues… 12," respondí, un poco menos confiado, ya que la propia aura que desprendía Andromeda se volvía cada vez más intimidante. Y eso que se supone que soy yo quien domina este tipo de cosas.

"¿D-Doce…?" murmuró para sí misma, con la mirada baja antes de levantarla nuevamente hacia mí. "¿Estás bromeando, verdad? ¡¿DOCE?! ¡DOCE AÑOS!" Con su furia explotando se volteó hacia la otra persona en la habitación. "¡NYMPHADORA!", gritó llamando a su hija, quien casi se cae del susto y parecía querer esconderse detrás de la silla.

"Por favor, cálmese," intenté interceder, sintiendo cómo la tensión crecía.

"¿¡CALMARME!? ¡POR LA BARBA DE MERLÍN, TIENES 12 AÑOS!" me gritó primero a mí, y luego volvió hacia su hija con renovada indignación. "¡12 AÑOS!"

"No es tan grave…" intenté decir, aunque sabía que no sería suficiente.

"¡Cállate! ¡Los niños no deberían hablar cuando los adultos están tratando de arreglar este desastre!" rugió mientras se lanzaba hacia su hija, agarrándola por los brazos. "¡¿Cómo, en tu sano juicio, llegaste a esto?!"

"Mamá..." dijo Tonks con la voz quebrada, como si intentara pedir disculpas mientras contenía las lágrimas que amenazaban con salir de forma involuntaria.

"Andromeda, no te enfoques tanto en la edad," interrumpí, tratando de redirigir la conversación.

"Mamá, no es tan raro. Nuestra diferencia de edad no es tan grande," intentó excusarse, luchando por contener las lágrimas mientras soportaba la fuerte reprimenda de su madre.

"La diferencia de edad no es pequeña, pero se vuelve inmensa cuando tú eres una adulta y él es un niño. ¿Cómo puedes pensar que eso está bien? ¿Quieres que volvamos a la Edad Media, donde casaban a las niñas en cuanto les llegaba la primera menstruación? ¡Diablos, Nymphadora! Se supone que no eres tan estúpida," continuó regañándola con dureza. "¿Cómo pudiste hacer esto? ¿Cómo no me di cuenta? Aunque... ahora tiene sentido el tamaño de su pene…" murmuró sin pensar, dejándose llevar por la frustración.

"Eso no tiene nada que ver, en realidad," intervine rápidamente. "Para crear la apariencia de Tenebrius, tuve que modificar varios aspectos para compensar la altura. Incluso tiene los huesos huecos, como los de algunos pájaros. Es más ligero, pero también frágil," expliqué, tratando de desviar el tema incómodo.

"¡Por las tetas de Morgana!" exclamó Andromeda, con miedo reflejado en su rostro al darse cuenta de algo. "Nymphadora Tonks, dime, por favor, por toda la magia en este mundo, que no han tenido sexo. Dime que todo lo que me dijiste sobre eso fue una mentira," dijo, con lágrimas asomándose en sus ojos.

Tonks guardó silencio. No era que no quisiera responder; simplemente no sabía cómo formar las palabras en medio del estado en que se encontraba su madre. Estaba temblando de miedo. Podía ser valiente frente a los magos más oscuros y temidos, pero ante su madre…

"No, no, no, no, no…" repitió Andromeda, con una mano cubriendo su rostro mientras su voz se quebraba. "¿Por qué, Nymphadora? ¿Cómo pudiste…?"

"Yo..."(Tonks)

"Andromeda," interrumpí suavemente, acercándome y apoyando mis manos en sus hombros mientras usaba [Calma], intentando evitar que se alterara más.

"Es mi culpa..." murmuró, separándose de mí, apoyándose en el sofá mientras cubría su rostro y comenzaba a llorar con gran angustia. "Todo esto es mi culpa…"

"Mamá…" respondió Tonks, aunque el miedo la atenazaba. No podía soportar ver a su madre en ese estado, lo que la preocupaba mucho más que cuando la regañaba. "No es tu culpa," dijo mientras se limpiaba las lágrimas.

"Sí lo es…" replicó Andromeda con la voz rota. "Te presioné demasiado. Te insistí una y otra vez... pero pensaba que era lo mejor. No veía señales, y solo quería que no terminaras sola. Quería que tuvieras una vida tranquila, feliz, con alguien especial. Me aterraba lo entusiasmada que estabas por ser Auror, temía que te pasara algo malo. Esperaba que encontraras a alguien que te hiciera sentir que lo más importante era volver a casa sana y salva. Que pudieras darme nietos… pequeños que cuidar de nuevo… Solo quería que fueras feliz. Pero yo no quería esto. Todo esto es culpa mía… Perdón… perdón…" Andromeda lloraba, sus palabras llenas de auténtico dolor y culpa, hasta que sintió mis manos sobre sus hombros.

"Andromeda," repetí su nombre una vez más, atrayendo su mirada. Sus ojos, llenos de lágrimas, se encontraron con los míos. "Tranquilicémonos," le dije, empleando todas las habilidades que consideré podrían ayudar a calmarla. "Déjanos contarte todo, desde el principio."

...

Tomó tiempo, pero finalmente logramos que el ambiente se relajara. Tonks trajo agua para su madre, y cuando todos estábamos lo suficientemente tranquilos, comenzamos a relatar nuestra historia.

Le contamos cómo nos conocimos en Hogwarts, cómo nos hicimos amigos al ser los más raros del lugar, y poco a poco, nos convertimos en verdaderos compañeros de aventuras. Le explicamos cómo entrenábamos juntos, hacíamos bromas que, a veces, se nos iban de las manos.

Le conté cómo logré convencer, o más bien chantajear, al director para que me dejara unirme al mismo grupo de prácticas que Tonks. Cómo creé la identidad de Tenebrius para ese propósito, y cómo seguimos pasando tiempo juntos, incluso viviendo bajo el mismo techo, ya que, en ese momento, Tonks no tenía la más mínima habilidad doméstica. Habría muerto envenenada por su propia comida

Le explicamos cómo empezamos trabajando en la oficina, aburridos, hasta que las cosas se complicaron. Tal vez enfadamos a algunos superiores y nos dieron trabajos peligrosos en represalia. Pero, con mis métodos poco ortodoxos, logramos cumplir con misiones que estaban muy por encima de nuestras capacidades. Entre nuestros logros, ese que nos ganó las Órdenes de Merlín.

Al final, solo nos teníamos el uno al otro, nos conocíamos mejor que nadie. Sobrevivimos juntos, caminando al borde del abismo, y eso nos llevó a un destino inevitable: el amor. Tonks se enamoró de mí en mi forma de Tenebrius, olvidando por un tiempo que era Red. Aun así, me amaba, y yo acepté sus sentimientos. Aunque la diferencia de edad fue un obstáculo para ella, logramos avanzar. El resto de nuestra historia ella ya la conocia mejor.

Después de que se lo contáramos, Andromeda se quedó en silencio por un momento, procesando todo lo que acababa de escuchar. Su rostro, antes lleno de lágrimas, ahora era una máscara de seriedad, fría y contenida. En medio de ese silencio tenso, se levantó de repente frente a nosotros, que aún estábamos sentados.

*¡Slap!*

El sonido de la bofetada retumbó en la habitación. Me quedé atónito, no tanto por el golpe en sí, sino por la expresión imperturbable de Andromeda al hacerlo.

"¿Mamá?" preguntó Tonks, llevándose la mano a la mejilla.

"Esto es por follarte un niño," respondió Andromeda, con la voz cargada de furia contenida.

*¡Slap!*

Esta vez, la bofetada fue para mí. Sentí cómo mi cabeza se giraba por la fuerza del golpe.

"Y esto es por ponerte en peligro," dijo, su mirada dura clavada en mí. "Eres un niño. No deberías estar envuelto en estas cosas."

"No soy un niño," murmuré, frotándome la mejilla dolorida. No se había contenido, eso estaba claro. Cuando vi que levantaba la mano otra vez, hablé rápido. "No puedes negarlo. Aunque mi cuerpo sea pequeño, soy más maduro de lo que crees. Mentalmente, soy un adulto. A veces actúo de forma infantil, sí, pero eso no cambiará, ni siquiera en cuarenta años."

"Mhh..." Andromeda exhaló con fuerza, tratando de recuperar la calma. "¿Quién más sabe sobre ustedes?"

"Solo Dumbledore. Él es el único que conoce a Tenebrius y quizás haya deducido nuestra relación."(Red)

"¡¿Y no hizo nada para deteneros?!" gritó, su furia ahora dirigida hacia el viejo mago. "No importa... esto se acaba ahora. No volveréis a veros." Su tono era firme, casi sentenciador.

"¡Mamá!" exclamó Tonks, alzando la voz.

"¡ASÍ SERÁ, NYMPHADORA!" replicó Andromeda con una autoridad inquebrantable.

"¡No, no será así!" respondió Tonks, ahora también gritando.

El ambiente se volvió explosivo. Ambas comenzaron a intercambiar gritos, sus palabras subían de tono y el aire entre ellas se cargaba de tensión. Los insultos y acusaciones se intensificaron, sacando a relucir rencores que parecían enterrados hace mucho tiempo. Poco podía hacer yo para calmarlas sin recurrir a fuerza; sus voces se alzaban tanto que un hechizo silenciador parecía la única opción.

"¡POR MERLÍN, CALLA!" bramó Andromeda. "Esto estuvo mal desde el principio, y vamos a corregirlo."

"¡No voy a dejarlo!" replicó Tonks, con una resolución férrea.

"¡Nymphadora!"(Andromeda)

"¡NO!" gritó Tonks, dejando escapar toda su rabia. "Puedes decirme lo que quieras, me lo merezco. Pero no voy a dejarlo. Lo nuestro no es algo trivial, no es algo que puedas romper tan fácilmente."

"¡Vas a hacerlo!" le devolvió el grito Andromeda.

"¡Ni tú ni nadie puede obligarme!"(Tonks)

"Tu padre se revolvería en su tumba si te escuchara."(Andromeda)

"¡No lo metas en esto!" gritó Tonks entre lágrimas.

"ESCÚCHAME BIEN, NYMPHADORA. SI NO LO DEJAS, NO VUELVAS A CONSIDERARTE MI HIJA. ¡OLVÍDATE DE MÍ, DE TU APELLIDO! ¡SAL DE ESTA CASA Y NO ME VUELVAS A MIRAR A LA CARA!" Grito escupiendo con cada palabra.

"¡BIEN, QUE ASÍ SEA!" gritó Tonks, sollozando mientras me agarraba de la manga, tratando de arrastrarme hacia la puerta.

"Espera," dije, deteniéndola. Miré a Andromeda, con una mezcla de tristeza y reproche. "¿Vas a echar a tu propia hija... y a su novio... embarazado?" añadí, llevándome la mano al estómago.

"¡¿Qué?!" Tonks me miró completamente desconcertada.

"¡¿Qué?!" La expresión de Andromeda se deformó, su ira transformándose en una confusión total.

"Lo siento... solo quería romper el ambiente," dije, notando que el comentario había cumplido su propósito. La tensión sofocante se rompió, sustituida por una sorpresa abrumadora.

Aprovechando la confusión, me acerqué rápidamente a Andromeda. Sostuve sus brazos y la miré fijamente a los ojos, usando mis poderes para intentar calmarla.

"Suegra," dije con sinceridad, "sé que todo lo que has dicho es porque estás enojada. Quizás no nos conocemos desde hace mucho, pero te considero como una segunda madre. Y sé que si alejas a Tonks ahora, te arrepentirás para siempre. No quiero que pierdas a tu hija, y no quiero verte sola. También te quiero a ti, y no puedo soportar verte sufrir. Por favor, calmémonos y hablemos de esto cuando la ira ya no nuble nuestro juicio."

Andromeda me miró como si quisiera gritarme, pero yo cerré los ojos y esperé su reacción, ignorando incluso los murmullos de Tonks detrás de mí. Andromeda vaciló, mirando de su hija a mí, con una confusión y una tormenta interna que la hacían temblar.

"Me voy a dormir," dijo finalmente con una voz quebrada. Se soltó de mis manos y se alejó lentamente hacia su habitación, incapaz de soportar más el dolor en su pecho.

Me quedé allí, abrazando a Tonks, mientras ella sollozaba en mis brazos. También estaba herida, y necesitaba amor.

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¡Hola, amigos!

Les cuento que finalmente abrí un Patreon. Sé que para algunos puede ser complicado, pero lamentablemente no hay muchas alternativas, ya que ninguna plataforma acepta ficción oscura; todas tienen políticas más "family friendly".

Este Patreon no funcionará como los demás. No podré publicar allí el contenido que subo aquí con capitulos adicionales, ya que lo que escribo no está permitido en esas plataformas.

Lo que haré será lo siguiente: en Patreon encontrarán contenido extra, como imágenes, datos curiosos, y otro material adicional. Las donaciones, en lugar de desbloquear contenido exclusivo, me permitirán escribir más capítulos aquí. Básicamente, mientras más apoyo reciba, más capítulos podré escribir. Sé que no es un modelo que le agrade a muchos, pues los donantes no reciben algo exclusivo, pero no tengo muchas opciones.

Aclaración importante: seguiré subiendo un capítulo semanal como siempre, eso no cambiará. Pero si desean apoyarme, podré aumentar la cantidad de capítulos para todos.

Así es como funcionará:

Por cada $5 en total de donaciones, habrá un capítulo adicional semanal (hasta un máximo de 4 capítulos adicionales por semana, ya que también debo dedicar tiempo a escribir mi otra historia).

Si quieren y pueden contribuir, serán bienvenidos a hacerlo para ayudarme a continuar con esta obra (gastos en alimentación de unicornios, lubricante para varitas, contratar bardos para cantar sobre Red en el Caldero Chorreante, tintura para mi cabello rojo, etc.). Si no pueden hacerlo, por favor no se sientan presionados, nunca aceptaré lo que alguien necesita para sí mismo.

Aquí les dejo:

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