La familia Delacour esperaba nerviosa en la sala de estar de su hogar. Su invitado, cuya llegada fue confirmada el día anterior, estaba a punto de presentarse.
Gabrielle, sin embargo, era la única que, además de sentir nervios, irradiaba emoción . Anhelaba volver a encontrarse con su salvador, esta vez en mejores circunstancias. Estaba tan absorta en su entusiasmo que no notaba la tensión que embargaba al resto de su familia. Después de todo, invitar a un hombre lobo desconocido a casa no era una decisión fácil, y el temor de que algo pudiera salir mal estaba presente.
A pesar de que el señor y la señora Delacour parecían dispuestos a recibir a su invitado con cortesía y agradecimiento, no estaban tan tranquilos como querían aparentar. Alain, en particular, estaba preparado para cualquier eventualidad; no pondría en riesgo a su familia. Aunque decidiera darle una oportunidad al salvador de su hija, también había tomado precauciones. Dos aurores de confianza se encontraban ocultos en la casa, listos para intervenir si las cosas tomaban un mal giro. No era lo más honorable preparar una trampa, pero Alain estaba decidido a proteger a su familia, pasara lo que pasara.
El reloj marcó la hora pactada, y poco más de un minuto después, un elfo doméstico apareció frente a ellos.
"Amo, ama, un invitado espera en la puerta. Dice que fue invitado por ustedes."(Elfo)
"¿Vino solo?" Preguntó la señora Delacour.
"Sí, mi señora."(Elfo)
"Déjalo pasar."(Alain)
La familia mantuvo la mirada fija en la entrada de la sala. Momentos después, el elfo doméstico regresó, acompañado de una figura encapuchada y cubierta por una capa oscura.
"Buenas" Saludé, notando de inmediato el encanto hipnótico que irradiaban las tres mujeres presentes, pero como con cualquier otra influencia sobre mi mente, rápidamente me desensibilicé.
"Bienvenid..." Alain comenzó a hablar nerviosamente, pero se interrumpió al ver a su hija menor escapar de los brazos de su hermana y correr hacia mí.
Gabrielle se lanzó sobre mí y me rodeó con un abrazo lleno de fuerza, para el asombro y el temor de toda su familia. Sabía que mis ropas no inspiraban confianza, pero no podía permitirme mostrar mi rostro ni ninguna característica reconocible hasta estar seguro de que no se divulgaría nada.
"Gracias, señor hombre lobo" Dijo Gabrielle en un inglés con marcado acento. La niña había practicado esa frase desde que supo de mi visita; era lo que quería decirme desde lo más profundo de su corazón.
"Ohhh... eres adorable" Acaricié su cabeza, recordando cómo era Ginny hace algunos años "Pero no soy un hombre lobo. Me gustaba más cómo me llamabas antes... ¿Loup-garou?"
Gabrielle soltó una risita antes de corregirme juguetonamente:
"Loup-garou, hombre lobo."(Gaby)
"Ohhh..." Me di cuenta entonces de la razón de su risa. Me sentí un poco tonto; tenía sentido. Supongo que aprenderé francés cuando tenga tiempo.
"Gabrielle, viens ici" Dijo Apolline, con un tono nervioso. Había notado mi resistencia casi inmediata a sus encantos, lo que la puso en alerta sin darse cuenta.
La niña, aunque algo reacia, obedeció a su madre y se acercó a ella. Noté cómo toda la familia pareció relajarse cuando Gabrielle se alejó de mí, incluso Alain aflojó ligeramente su agarre en la varita que mantenía oculta.
"Es un placer conocerte" Dijo Apolline, con Gabrielle en brazos, mientras su esposo se acercaba, extendiéndome la mano en señal de saludo.
"Alain Delacour" Se presentó con firmeza.
"Y yo soy Apolline Delacour, y estas son mis hijas, Fleur y Gabrielle" Añadió su esposa.
"Un placer. Pueden llamarme Red" Respondí antes de hacer una pausa y preguntar "¿Están seguros de que pueden mantener mi identidad en secreto?"
"Por supuesto, es lo mínimo que podemos hacer" Respondió Alain, con seriedad.
"¿Todos?" Insistí, queriendo asegurarme.
"No tienes de qué preocuparte" Me confirmó Apolline con una sonrisa tranquilizadora.
"Bien" Suspiré, aunque seguía sintiendo otras presencias en la casa con mi [Sentir la vida], decidí confiar en ellos.
Con un gesto decidido, me quité la capucha, revelando completamente mi rostro y cabello.
"¡Si rouge!" Exclamó Gabrielle, asombrada por mi aspecto.
Toda la familia abrió los ojos de par en par, sorprendidos, no solo por el color de mi cabello, sino por mis rasgos en general. Se habían dado cuenta de que no era muy alto, pero ahora entendían por qué, era mucho más joven de lo que imaginaban, con un rostro que aún conservaba cierto aire infantil.
"¡Sorpresa!" Dije, intentando aligerar el ambiente ante sus expresiones atónitas.
"¿Tú eres el hombre lobo?" Preguntó Fleur en un inglés casi ininteligible, entre la incredulidad y la curiosidad.
"Eres... mucho más joven de lo que esperábamos" Comentó también Apolline, intentando asimilar la situación "¿Qué edad tienes, si se puede saber?" Preguntó con auténtica curiosidad.
"Tengo 12" Respondí con honestidad, viendo cómo nuevamente la sorpresa se apoderaba de sus rostros.
"¡¿12?!" Reaccionaron al unísono Apolline y Alain.
"Es-tu plus jeune que moi ?!" Exclamó Fleur, aún más sorprendida.
"Sí, 12" Asentí "Si quieren, pueden consultar mis registros en el Ministerio Británico o en Hogwarts, pero preferiría que no lo hagan. Solo causaría problemas si descubren que estoy involucrado en Francia cuando se supone que nunca he estado aquí" dije con un guiño, intentando suavizar la situación.
Gabrielle era la única que no entendía del todo lo que estaba ocurriendo, pues, de todos los presentes, era la que menos inglés sabía, apenas algunas palabras sueltas. Sin embargo, también me miraba, fascinada por el color de mi cabello y mis ojos, preguntándose cómo algo podía ser tan intensamente rojo.
Apolline y Alain se miraron, casi esperando que el otro dijera algo para descartar lo que acababan de escuchar. Los planes que ambos tenían parecían haberse trastocado con la información revelada.
...
Estaba sentado en uno de los sillones frente a la familia Delacour, bebiendo té y comiendo galletas que los elfos domésticos nos habían traído.
"Entonces, ¿realmente eres tú el hombre lobo que salvó a Gabrielle?" Me tradujo Alain la pregunta de Fleur. Tanto él como su esposa se turnaban para traducir y facilitar la conversación con sus hijas.
"Sí, soy yo, pero no soy un hombre lobo."(Red)
"No tienes que ocultarlo, aquí nadie te juzgará" Insistió Alain.
"Es bueno saberlo, pero realmente no soy un hombre lobo" Repetí, aunque noté que nadie parecía creerme.
"Pero te vi" intervino Gabrielle "y no te tengo miedo." aclaró.
"Lo sé, pero lo que viste fue el resultado de una magia particular." Le expliqué a la pequeña" No es licantropía, es más bien una transformación con un aspecto similar. ¿Quieren verlo?" pregunté, levantándome despacio, lo que puso tensos a algunos miembros de la familia mientras me alejaba un poco.
Apolline y Alain parecían dudosos, pero antes de que dijeran algo, Fleur asintió con curiosidad, deseando ver la transformación. Ante su aprobación, acepté. Mi cuerpo cambió rápidamente, sorprendiendo a todos los presentes.
"¡Wow!" exclamaron Fleur y Gabrielle al unísono.
[¿Qué les parece?] aparecieron palabras en cuadros de mensaje frente a los cuatro.
"¿Esto es lo que a estado viendo Gabrielle? reaccinó Apolline, asombrada.
"Sí, mamá, era esto" confirmó Gabrielle, entusiasmada de que ahora todos lo vieran.
[Perdón, me cuesta hablar bien en esta forma y quería evitar confusiones] -Les expliqué a través de los mensajes mágicos.
"¿De verdad no eres un hombre lobo?" Preguntó Alain, notando lo rápida y aparentemente indolora que era mi transformación. Solo unos pocos licántropos de sangre pura, como Fenrir Greyback, podrían hacer algo similar.
[No, solo es una habilidad que me hace parecerlo. No es contagiosa ni nada por el estilo. De hecho, esta habilidad solo funciona en territorio francés] -aclaré, lo que aumentó la curiosidad en sus rostros- [Si estoy en ciertas áreas de Francia, incluso me transformaría en un cuadrúpedo].
Alain se mostró intrigado. Se acercó con más seguridad, aunque sin bajar completamente la guardia. Con mi permiso, comenzó a examinar mi apariencia, desde mis garras y el pelaje que había desarrollado hasta mi rostro animalesco. Aunque mi aspecto recordaba al de un hombre lobo, había algo más en él. Parecía un lobo, pero quizás también había rastros de otros animales, como una hiena, mezclados en la transformación.
Tras un examen más detallado y ver lo rápida que era mi destransformación, Alain pareció finalmente creerme. Se rió con cierta melancolía al pensar en los recursos que el Ministerio había desperdiciado en polvo de plata y dictamo, creyendo que habían sido atacados por un hombre lobo. Ya no consideraba revelar nada sobre mí como antes. Al descubrir que no solo era un niño, sino que tampoco era un verdadero licántropo, decidió que no sería tan grave mantener mi secreto, aunque también influyeron las órdenes de su esposa.
Una vez volví a mi forma normal, la conversación continuó, ahora mucho más relajada.
"Entonces, ¿estabas de paso y simplemente decidiste salvar a Gabrielle?" Preguntó Apolline, aún intrigada.
"Sí, más o menos. Vine a Francia de incógnito… perdón por la entrada ilegal" Me disculpé, con una sonrisa tímida al mirar a Alain, al descubrir que era auror.
"Está bien, puedo hacer la vista gorda por cualquiera que entre al país para salvar a mi hija" Dijo Alain, con una sonrisa.
"¿No tenías miedo?" Preguntó Apolline.
"No mucho, en realidad. Quizá solo temía no poder salvar a Gabrielle o fallar en intentarlo. Yo también tengo una hermana menor y me imaginé qué pasaría si algo similar le ocurriera a ella. No podía tolerarlo, así que decidí usar mi habilidad, la que me hace parecer un 'hombre lobo', ya que estaba en Francia. Así que lo intenté." (Red)
"Y estamos completamente agradecidos por eso" Dijo Alain, recreando la escena en su mente. "Pero aun así, debiste haber pedido ayuda. Eres muy joven para meterte en estos asuntos..."
"No hablo francés, y en ese momento no podía cambiar de forma en medio del combate sin arriesgarme a que Gabrielle y yo fuéramos alcanzados por los hechizos de nuestros perseguidores. ¿Cree que la gente se hubiera detenido a ayudar a un hombre lobo?"(Red)
"Bueno, tienes un buen punto."(Alain)
"De hecho, cuando ya no veía muchas salidas, pensé en escapar con Gabrielle usando algunos métodos personales, llevándola conmigo a Inglaterra" Dije, ocultando parcialmente la verdad. En realidad, consideré llamar a Elise para que nos transportara a mi [feudo] "Al menos hasta descubrir quién era ella y dónde devolverla."
"Es bueno que no llegaste a eso. No sé qué hubiera pasado si no hubieras vuelto cuando lo hiciste" Dijo Apolline, abrazando a su hija contra su pecho.
"Por cierto, ¿cómo llegaste a Francia? Dijiste que viniste solo" preguntó Alain "Sé que dije que no haría nada al respecto, pero como auror, al menos quiero saber si hay algun traslador ilegal a nuestras fronteras.
"Ah... eso. Usé medios muggles."(Red)
"¿Qué?" Respondió Alain, visiblemente sorprendido.
"Me volví invisible y me colé en el país usando medios muggles."(Red)
"Oh..." contestó, dándose cuenta de que no había considerado esa posibilidad. Aunque había contramedidas, no eran del todo efectivas.
"¿Viajas con los muggles?" Preguntó Fleur, intrigada.
"Al menos para llegar hasta aquí. Luego uso otros métodos una vez conozco bien el camino."(Red)
"¿Cuáles?" insistió.
"Montando unicornios, por ejemplo" Respondí, causando una nueva ola de asombro.
"¡¿Montando unicornios?!" exclamaron casi al unísono.
"Sí, tengo una amiga unicornio con la que suelo viajar. Tiene... algunas habilidades especiales, lo que me permite llegar a estos lugares una vez los conozco bien."(Red)
"¿Estás diciendo que te escapaste de casa, viniste a Francia montado en un unicornio, y te metiste en el medio de un secuestro?" preguntó Alain, con evidente incredulidad.
"Sí... prácticamente esa es la verdad" Admití, mientras veía la mezcla de consternación y asombro en la familia. Gaby, por otro lado, parecía emocionada ante la idea de montar unicornios. "Verán, no soy alguien que siga las reglas al pie de la letra. Estaba de vacaciones y quería explorar, así que me escapé a Francia como un capricho. Involucrarme en el secuestro de Gabrielle no estaba en mis planes, pero sucedió. No me arrepiento, al final las cosas salieron bien."
"Eres... muy especial" dijo Apolline, riendo ante la rareza de mi historia. Ya no tenía ninguna barrera levantada contra mí, y parecía encontrar todo más divertido de lo que esperaba. "Aunque no deberías preocupar así a tus padres."
"Por eso es que nadie dirá nada de que estuve aquí... porque no estuve" Respondí, lanzando un guiño exagerado.
Después de eso, la conversación continuó de manera más distendida. La curiosidad por mis [mensajes mágicos] y mi transformación fue el tema principal.
A mi metodo de comunicación, Alain lo encontró fascinante y práctico, aunque también terriblemente peligroso en las manos equivocadas. Se relajó un poco cuando le expliqué que no conocía ninguna manera de enseñar esa magia.
En cuanto a mi "licantropía", Alain y Apolline comenzaron a teorizar. Deducieron que podría tratarse de algún tipo de maldición sanguínea, quizá de un antepasado francés que fue maldecido y se transformó en una bestia, huyendo a Inglaterra porque la maldición no funcionaba fuera de Francia. Inventaron toda una historia muy lógica y plausible. Aunque estaban equivocados, no los corregí. No tenía forma de explicar mejor la situación, y si no preguntaban directamente, no pensaba revelar más detalles.
Finalmente, bajo esas teorías, empezaron a verme como "medio francés" y aprovecharon esa idea para estrechar aún más lazos conmigo. Tras superar el nerviosismo inicial, la familia mostró un genuino interés en forjar una verdadera amistad. Parecían haber comprendido que no era una amenaza, sino alguien en quien podían confiar.