webnovel

Orario ha perdido a sus campeones 2.226

—No eres aventurero— dijo Siegfried mientras miraba a Viggo al otro lado de la hoguera. Pelo rojo, ojos azules, su ropa se veía como la de un bárbaro que vive en las montañas nevadas o en los bosques.

—¿Cómo lo sabes?— preguntó Viggo con una sonrisa en los labios

—Vas con el torso desnudo, según lo que leí en un libro, todos los aventureros tienen la cresta de la familia en la espalda. Cuando cortaste las ramas, pude ver tu espalda, no tenías ningún tipo de marca—

Viggo sonrió cada vez más asombrado del muchacho. Pensó que solo tenía un destino con la diosa Bishamon, pero era más especial de lo que parecía. Tenía un habla educada, un léxico de más de dos palabras y tenía acceso a libros con información de Orario. Esto no era tan simple como pescar un aventurero cualquiera. Bueno, lo que sea, Viggo iba a ser rey de los dioses tarde o temprano, iba a tener que lidiar con este tipo de escenarios tarde o temprano. Sin embargo ¿El imperio? Era un lugar extremadamente alejado de Orario, casi tanto como la propia Telskyura, en el mar del sur.

Viggo levantó los hombros y le dijo —eso no quiere decir nada ¿Qué tal esto? Luchamos y si gano, vas conmigo a Orario—

—No lo creo, no es buena idea— dijo Sigfried, termino rápidamente de comer su brocheta y continuo —será mejor que te vayas, tengo algunos problemas. No quiero involucrarte, no pareces ser una mala persona—

—Mejor aún, los problemas son divertidos— dijo Viggo con una gran sonrisa —cuando era niño me gustaba luchar contra los rufianes de Orario, era un héroe de la justicia, algo tonto, pero un héroe—

Sigfried soltó una risita al escuchar como Viggo se refería así mismo y dijo —en serio, amigo, mejor vete, te harán daño—

—Sigfried, lo que pasa es que eres un niño que no sabe diferenciar la derecha de la izquierda. Déjame quedarme aquí, te enseñare lo que es un guerrero—

Al instante siguiente escucharon al caballo de Viggo relinchar y caer abatido al suelo. Viggo se levantó y miró a la distancia, le habían disparado dos flechas a la cabeza.

—¿Quién es el hijo de la gran puta que mato mi caballo? Da la cara si no quieres que te arranque las extremidades con las manos— grito Viggo a vivo pulmón con esa voz gruesa e intimidante. No se dio cuenta, pero Sigfried dio un respingo al escucharlo.

—Insolente salvaje— se escuchó una voz viniendo de la oscuridad de los pastizales. A lo lejos avanzaba un grupo de guerreros en armadura con caballos grandes y hermosos.

—Viggo, no pelees, no son malas personas— dijo Siegfried poniéndose de pie

—Si matan mi caballo son más que malas personas— dijo Viggo —ahora voy a tener que caminar hasta Orario—

El grupo de jinetes en armadura caminaron hasta detenerse a diez metros de Viggo. Uno resaltaba más que el resto por su baja estatura, a lo sumo, un metro con sesenta centímetros. El resto de los caballeros en armadura medían casi los dos metros. Sin embargo, el caballero de baja estatura fue el más directo, desenfundando de su espalda un enorme espadón claymore casi tan grande como él.

—Baja tu juguete si no te quieres comer tus amenazas— dijo Viggo

—Insolente— gritaron los caballeros desenfundando sus espadas —estas amenazando a su majestad Erica—

—Me importa una mierda quien sean, si no tienes educación, no esperes cortesía— respondió Viggo dando un salto hacia adelante y avanzando los diez metros en un instante. Llego delante de los caballeros y repartió un puñetazo a cada uno en la boca del estómago. Todos cayeron al instante al suelo sin que pudieran hacer nada mientras Viggo los atravesaba como si fuera un fantasma.

—Hermana, hermana— grito Siegfried horrorizado, corrió hasta el caballero de menor estatura y le quito el casco solo para que cayera un cabello rubio y lizo a los lados de un rostro joven. Siegfried miró a Viggo y le grito —mataste a mi hermana—

—Mocoso, no sabes nada de nada. Fui indulgente, solo la deje inconsciente— respondió Viggo —ahora explícate ¿Por qué mataron a mi caballo?—

Siegfried Schtauffen, futuro jefe de la casa Schtauffen y hermano menor de Erica Schtauffen, pertenecían al imperio ubicado en el extremo noreste del continente. Siegfried con solo diez años había dejado su casa hace solo medio año para volverse fuerte y volver cuando sea digno de su posición. Sin embargo, Erica, su hermana, lo persiguió dejando todo en manos de su madre. En pocas palabras, solo problemas.

Viggo sentado frente a la hoguera escuchaba la historia mientras Siegfried cuidaba de su hermana inconsciente al otro lado —¿Realmente quieres volverte fuerte?— preguntó

Siegfried le pasaba un paño húmedo por la frente a su hermana Erica, de delicadas facciones femeninas. Llevaba puesta una armadura blanca con un emblema similar a un tridente rojo en su pecho.

—Sí, de esa manera, no avergonzaremos a mi padre— respondió Siegfried

—Eres un idiota, no hay padre que se avergüence de su hijo a menos que haga algo muy tonto que perjudique a los inocentes. Por ejemplo, tú y tus pretensiones, arrastrando a tu hermana al centro del continente. Solo eres un niño Siegfried, si eres inteligente, volverás con tú hermana, cuidaras, crecerás y te fortalecerás mientras proteges todo lo que tienes—

—No es tan fácil— dijo Siegfried

—Solo estás huyendo, buscando lo más cómodo para ti— añadió Viggo y se levantó —nos vemos—

—Espera— dijo Erica con voz letárgica y los ojos cerrados —discúlpate con mi hermano. Él, él no ha hecho nada malo—

Viggo sonrió y le dijo —buena cosa es tener familia, sentir apoyado y todo, pero de vez en cuando es bueno decirle a tu hermano que la está cagando cuando realmente la está cagando. De lo contrario, se criará como una persona indulgente. Créeme, no quieres eso en tu vida—

—¿Qué sabes tú?—

—Soy Viggo Dragonroad, también nací con suerte. Hijo de la diosa Hephaestus y el elfo Kain Dragonroad. Todos me amaron y por eso pensé cosas estúpidas como que no tenía que esforzarme, sería fuerte, nací semidios. Sin embargo, la vida no es tan sencilla como eso. Fui enviado a entrenar afuera para que enderezara mis pensamientos y valorara lo que tenía. Espero que no corras la misma suerte, Siegfried del imperio. Estar lejos de la familia es enriquecedor, pero doloroso—

Viggo camino para alejarse del grupo y camino en la oscuridad de los pastizales con dirección a Orario. Las estrellas y la luna iluminaban su camino hasta que llego al bosque, pero la oscuridad y los ruidos del bosque no lo intimidaron, para eso estaban los bosques de Midgar, plagados de bestias hambrientas y no muertos. Poco a poco sus ojos se acostumbraron y eso lo ayudo a incrementar su avance. Si seguía caminando a este ritmo llegaría como a las tres de la mañana a Orario. Se escuchaban el rápido avance de algún animal pequeño entre el follaje, el canto del búho y el ruido de los grillos. De vez en cuando el bramido de los ciervos escapando cuando Viggo pasaba muy cerca, pero nada que lo asustara. No, hoy en día nada asustaba a Viggo, para eso estaba el gran archidragon eterno del cuadro pintado o la criatura de materia oscura de las profundidades del calabozo.

—¿Cuándo fue la última vez que me propuse un desafío?— se preguntó en voz baja mientras avanzaba por el bosque, saltó a la cima de una roca de un metro de altura y se detuvo —no, la verdad, nunca me he desafiado a nada. Todos los desafíos han venido de las personas que me aman y desean que sea una persona mejor. Sin embargo, yo, nunca por mi cuenta, jamás me he desafiado a nada—

Viggo se quedó en medio del bosque oscuro con unos cuantos haces de luz de la luna penetrando el follaje de los árboles. Su silueta permaneció quieta sobre la roca, mirando el bosque vivido con todas sus criaturas rondando a su alrededor.

—Veo que te gusta meditar, buena cosa— dijo Xiao apareciendo como un fantasma en medio del bosque. Levantó su mano izquierda y creo una esfera de luz —un poco mejor ¿Cómo has estado?—

Viggo sonrió ante el anciano asiático, de cabello gris, grandes entradas y vestido con una extraña bata negra con cuello. Bajo de la roca, avanzo hasta el anciano y lo abrazó.

—Ha sido tiempo, abuelo— dijo Viggo

Xiao soltó una risita y le dijo —sí, ha sido tiempo ¿Todo está bien?—

—Sí, todo bien. Por otro lado, muchas cosas han cambiado y estoy preocupado— dijo Viggo apartándose del anciano primordial mientras lo miraba con una sonrisa en los labios —tengo muchas preocupaciones—

—Sí, así parece, ya lo dijiste dos veces— respondió Xiao —ven, caminemos. Nunca le he contado a tu padre, pero me gusta caminar. Es como si uno fuera recogiendo ideas del suelo y las fuera ordenando hasta encontrar soluciones—

—Esa es una forma bastante única de pensar— dijo Viggo

Ambos caminaron por el bosque con una pequeña esfera de luz sobre su cabeza que iluminaba todo en un rango de cinco metros a la redonda. Eso asusto a los insectos y animales.

—la viej…Kiara me hablo de algunas cosas— dijo Xiao corrigiendo sus palabras, la iba a llamar la vieja cabra. Bueno, lo que sea, pensó —Hera te ofreció ayuda, ella y Kain te hablaron del kung fu. Sin embargo, por lo que me explico Kiara, ellos no entienden mucho—

—Sí, padre dijo que con suficiente tiempo puedo alcanzar el kung fu—

—Sí, es verdad. Una habilidad suprema obtenida a través del trabajo duro, pero no creo que sea eso que buscas. Buscas tener una mente más equilibrada y fuerte ¿Verdad?—

—Sí, abuelo. La verdad, nadie me lo ha dicho directamente, pero me hago ideas de que seré el rey de los dioses. En ese caso, me preocupa el estado de Orario, de lo que tengo que enfrentar y de lo que pasara—

—Muchacho, tus preocupaciones son normales, incluso si no llegaras a ser rey de los dioses. Sin embargo, preocuparte por lo que aún no ha pasado, se convierte en una tortura. Trata de vivir más el presente. Un amigo mío dice "el ayer, es historia. El mañana es un misterio, pero el hoy es un obsequio, por eso se llama presente—

—En ese caso— dijo Viggo en voz baja y se detuvo —¿De qué sirve mi clarividencia?—

Xiao se dio la vuelta y lo quedó mirando a los ojos —de mucho, solo no te obsesiones con lo que harás a futuro. Vive el presente, ama ahora, esfuérzate ahora, busca un desafío, se mejor que el día de ayer. Entonces, cuando llegue ese momento, harás tu mejor esfuerzo y no quedarán remordimientos en tu corazón. Incluso si no puedes, incluso si fracasas, sigue adelante. Tú, sobre todas las otras personas, eres quien tiene la mayor ventaja. Eres como tú padre, incluso si mueres, puedes seguir existiendo, volverte más fuerte y volver a este momento—

—Pero esa no es mi intención—

—No, claro, no es la intención de nadie. Por eso, concéntrate en ser mejor y has tu mejor esfuerzo, busca un desafío. Busca la iluminación y el kung fu. Ambas cosas requieren tiempo y dedicación, pero, si estás dispuesto a darlo todo y caer en la locura, puede que lo logres. Santo cielo, puede que alcances lo que tu padre nunca ha podido—

Viggo quedó mirando a Xiao y asintió con una expresión solemne.

Chương tiếp theo