ANUNCIO: porque es fin de año y mi cuerpo lo sabe, me tomare unas vacaciones durante tono enero (eso quiere decir que voy a estar publicando capítulos de Viggo y SyP hasta el día 31/12/2022). Retomare las publicaciones el 01-02-2023 (estoy demasiado cansado).
Viggo y su familia completaron la mudanza con satisfacción, aún quedaban algunas cosas por arreglar, pero era más importante acudir a la reunión con la diosa Hera. Aquella que había sido despojada de su propósito y tenido que viajar a una tierra a través del cuadro pintado de Elizabeth, en posesión de Kain.
Viggo, estaba de pie frente unas enormes murallas blancas con molduras de oro en la parte superior, en el centro un portón hecho con una base de cristal azul en su superficie y molduras de oro a su alrededor. No se podía ver que había detrás de las murallas a la altura del piso, eran más de veinte metros de altura, pero sí se podía ver una enorme torre blanca con cuatro esquinas de oro e innumerables pisos con ventanales de vidrios que ascendían hasta alcanzar la cima.
-Ahora entiendo porque papá no podía dejar sola a la tía Hera- dijo Viggo, algo se había salido de control o todo estaba en control. Una de dos, cualquiera de los dos extremos, daba miedo. Viggo consideraba a su padre un gran guerrero, alguien con mil trucos, habilidades y magias, pero crear algo de estas dimensiones…estaba fuera de su imaginación.
Semiramis, Scheherezade y Kain admiraban la gran construcción que hacía ver pobre y rustica la ciudad de Orario.
-Mejor avancemos- dijo Kain con Uriel en sus brazos, avanzó por un camino adoquinado mientras Viggo, Semiramis y Scheherezade lo seguían de cerca con dirección a las grandes puertas de cristal azul con bordes de oro.
-La superficie parece lisa, perfecta- dijo Semiramis mirando las largas murallas en los alrededores
-¿Qué es ese material cristalino? Se parece a los cristales de monstruo, pero nunca había visto uno azul- dijo Scheherezade
Viggo avanzaba con sus esposas a cada lado, admirando el detalle de la magnífica construcción mientras se preguntaba ¿Esto lo hizo Hera? ¿Cómo? Los dioses en Orario no tenían este tipo de poder y si tenían algún dominio, no era relacionado con la creación.
Al mismo tiempo, las enormes puertas de cristal de diez metros de altura se abrieron generando un roce metálico y dejando un espacio suficiente para que ellos pasaran. Entonces, a través de ese espacio, fue visible el interior. Había un enorme camino adoquinado que llevaba hasta la base de la torre, con flores, árboles y animales que Viggo y los otros jamás habían visto. Incluso vieron un ave que se asustó y emprendió el vuelo. Era como un pavo real, pero rojo, con un brillo dorado e ígneo. Todos se detuvieron a mirarlo aletear y después planear para dirigirse a otro sector del enorme jardín.
Al atravesar las puertas, Viggo se dio cuenta que las murallas estaban hechas formando un círculo alrededor de la gran torre en su centro. No había otros edificios, solo arboles de colores maravillosos y flores de todos los colores. Incluso la vegetación primaveral de Alfheim palidecía contra esta belleza. También había pequeños riachuelos que cruzaban los bosques y pasaban por debajo del camino adoquinado. Por otro lado, había venados, pájaros y otros tipos de bestias que vivían en completa armonía, pero que eran demasiado tímidos para mantenerse a menos de cien metros de los visitantes.
Todos continuaron caminando por diez kilómetros, pero incluso, si Semiramis y Scheherezade se sintieron incomodas, no querían parar de ver los jardines. Hasta que por fin llegaron frente a la gran torre con una escalinata hecha de mármol blanco de más de veinte escalones hasta una gran puerta de cinco metros de alto, con la parte superior hecha en arco. Frente a la puerta había una hermosa mujer rubia vestida con su túnica blanca, una corona de laureles sobre su cabeza y un bebé en sus manos. Su cabello rubio se veía perfecto y emitía un brillo dorado acorde a su divinidad. Ella sonreía complacida al verlos a todos. Ella no era otra que la diosa Hera y su hijo Dorian.
-Es bueno verte en buena salud, Semiramis- dijo Hera con una sonrisa tranquila y amable
-Lo mismo digo de usted, dama Hera- dijo Semiramis y junto a Scheherezade, ambas tomaron los bordes de su vestido e hicieron una pronunciada reverencia.
-Gracias ¿Cómo estás tú, Scheherezade?- preguntó Hera
-Bien, preparándome para el futuro-
-Oh, yo veo que ya estas viviendo en el futuro. Felicitaciones, Orario nunca había tenido tantos semidioses-
Scheherezade sonrió bajo el velo semi transparente que cubría la parte baja de su rostro. Ella tomo la mano de Viggo y la apretó llena de emoción. Ellos ya llevaban varios meses intentándolo y todavía no había resultados.
Hera paso sus ojos a Viggo y lo quedó mirando -ha sido un tiempo y veo que tomaste algo que no es tuyo- dijo
-Eso- dijo Viggo -así como están las cosas, no me arrepiento tía. El futuro viene como un jinete inmisericorde, vestido con armadura, escudo y lanza. Debemos estar preparados para eso y tomar todo lo que nos pueda ser de ayuda-
-No te lo reprocho, Viggo- añadió Hera -pero es similar a cuando de niño trata de ponerse las botas de su padre. Te queda demasiado grande, yo te ayudare-
-Gracias, tía- dijo Viggo
Hera asintió y después miró a Kain, quien llevaba a Uriel en sus brazos. Él subió los tres peldaños que los separaban, le dio un tierno beso en los labios e intercambiaron bebes. Kain tomo a su hijo Dorian y Hera tomo a Uriel, su ahijada.
-Veo que estás gordita y bonita- dijo Hera con una gran sonrisa mientras Uriel la miraba a la cara y se chupaba el pulgar. Ellas se habían visto bastante, pero Uriel la desconocía por el brillo dorado en su cabello. Hera no se lo tomo a mal, le dio un beso en la mejilla regordeta y después miró al resto -vengan conmigo, no necesitan hacer nada-
Al instante, todos fueron trasladadas a un amplio comedor con un piso cristalino de color turquesa con algunos detalles de color negro. Había una larga mesa servida con todo tipo de exquisiteces. La silla en la cabecera de la mesa tenía un largo respaldo, hecha de madera barnizada al natural y terciopelo de color burdeos. Cinco metros por detrás de la silla en la cabecera de la mesa había un amplio ventanal de cuatro metros de alto que abarcaba todo el largo de la muralla. Desde aquí se veían los jardines, las murallas, el portón en el centro y más allá, donde empezaba la tierra desértica que rodeaba las murallas. Solo a diez kilómetros de las murallas volvía a verse los pastizales, rocas y arbustos hasta que todo eso daba paso a un bosque que se extendía cubriendo todo el valle donde estaba la torre. No se veían asentamientos ni otro tipo de construcciones, tampoco señales de humo u otros signos de vida. Solo naturaleza y la más completa soledad.
-Es, un lugar tranquilo- dijo Viggo acercándose al ventanal
-Por ahora- respondió Hera acercándose con el resto para mirar -pero puedo decir que en poco tiempo vendrán los mirones-
-¿Estarás bien por tu cuenta?-
Hera quedó mirando a Viggo y soltó una risita encantadora, como la de un hada. Kain a su lado negó con la cabeza mientras sonreía y la abrazaba por la cintura. Sin embargo, tanta risa no le hizo mucha gracia a Dorian, quien dormía tranquilo en los brazos de Kain.
-Lo siento, amor- dijo Hera mirando a su hijo, miró a Viggo y le tendió a Uriel. Viggo acepto a su hija y la abrazo mientras ella se apegaba contra su pecho y se chupaba el dedo pulgar. Hera tomo a Dorian, fue a la mesa y se sentó en la cabecera. Ella saco su modesto seno y lo alimento sin preocuparse por los demás.
La comida en la torre de Hera se podría considerar la mejor de toda su vida, pensó Viggo. Fue tanto y tan sabrosa que todos quedaron demasiado somnolientos para poder conversar. Así que Hera le facilito algunas habitaciones, igual o más lujosas que el comedor, con pisos que reflejaban las figuras de todo lo que pasaba por encima de ellos. De largas murallas altas, alfombras peludas de una textura suave. Amplias camas, blandas y cómodas. Muebles de madera barnizados de un color burdeos oscuro. Lámparas con forma de araña colgando del techo y emitiendo una luz agradable. Todo demasiado cómodo, demasiado elegante, demasiado único como para haber sido hecho por una sola persona. Bueno, fue hecho por una diosa de la creación.
Al otro día y después de un exquisito desayuno, se reunió Viggo, Hera y Kain. Semiramis y Scheherezade se habían quedado cuidando de Dorian y Uriel.
Por otro lado, el lugar en el que ellos conversaban era una habitación con más de cincuenta metros de largo y ancho. Largas estanterías a los lados de las murallas llenas con libros escritos en una extraña lengua. A lo mejor, la lengua primordial de la diosa a la que le sellaron su divinidad creadora. Viggo no se atrevió a preguntar porque a cada cosa que veía, más crecía la imagen de Hera en su mente.
Los tres se sentaron en medio de la habitación, en amplios sillones individuales de terciopelo azul con una mesita de madera en el centro. Había un juego tazas y platillos, acompañado de una tetera hecha de un material blanco que ni Kain o Viggo conocían. Se veía limpio, con una superficie suave y con la parte de la boquilla cromada.
-Bien, Kain me contó que los envió a ti y a Ottar a las profundidades del calabozo- dijo Hera sentada -lo que me parece una completa locura-
Kain en el sillón a la izquierda de Hera, dijo -no es tanta locura, a menos que ellos hayan cumplido su tiempo, nada serio les pasaría. Al menos, el primordial y Uranos parecen encantados con Viggo-
-Puede ser- dijo Hera asintiendo y haciendo un ligero movimiento con el índice de su mano derecha. La tetera blanca con la boquilla cromada levito y vertió agua caliente en las tazas de porcelana blanca -Orario nunca había contado con tantos semidioses en toda su historia, menos de una sola casa-
-Solo soy eso ¿Un productor de semi dioses?- preguntó Viggo con el ceño fruncido
-No, Viggo- respondió Hera, tendiendo su mano derecha para que él pudiera servirse té o café. Viggo asintió y extendió sus manos para prepararse un café. Hera continuo -los semi dioses son importantes, ellos serán los que se convertirán en héroes. Sin embargo, es necesario que exista un rey de los dioses para que los dioses exteriores no puedan corromper el mundo. Veras, todas las criaturas, no importa cuales sean, necesitan alimentarse de algo. Unos de vegetales, otros de carne, otros de las dos cosas a la vez como los humanos. Los dioses también necesitamos alimentarnos, pero es tan poca nuestra necesidad que lo hacemos por placer más que por necesidad. Sin embargo, si queremos volvernos poderosos debemos matar a otros dioses y consumir sus divinidades. Ahora, imagínate que te elevaste mucho más allá de ser un rey de los dioses, mucho más allá de ser un dios de la creación, mucho más allá de los supremos que representan los elementos de la existencia misma ¿De qué te podrías alimentar?-
-De las almas- dijo Kain
-Sabes al respecto-
-Algo, alguna vez me enfrente a algo similar, una criatura con un millar de ojos y tentáculos, pero fue hace mucho, mucho tiempo-
-Veo ¿Tu método para lidiar con aquel dios exterior?-
-Un arma, el arma definitiva, el arma que puede cortar lo que sea, incluso en el mundo espiritual-
-Eso es…demasiado peligroso- añadió Hera entrecerrando los ojos y pensando en el pasado de su marido. Ella negó con la cabeza y después miró a Viggo -así es, cuando llegas a un nivel de fuerza tan grande, solo la fuerza del alma te puede alimentar y de esa manera, continuar tu crecimiento. Los dioses exteriores solo piensan en el poder, en desarrollarse y en consumir, crecer y nada más, como si fueran posos sin fondo. De ahí la necesidad que haya un rey de los dioses-
ANUNCIO: porque es fin de año y mi cuerpo lo sabe, me tomare unas vacaciones durante tono enero (eso quiere decir que voy a estar publicando capítulos de Viggo y SyP hasta el día 31/12/2022). Retomare las publicaciones el 01-02-2023 (estoy demasiado cansado).