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Orario ha perdido a sus campeones 2.223

—Cuando eras niño, no podía decir que tú eras muy brillante— dijo Hera, sentada en el sillón individual de terciopelo azul. Su hermoso cabello rubio resaltaba por el brillo dorado que le concedía su divinidad, solo acentuado por la corona de laureles y la túnica blanca —pero ahora que creciste, puedo decir que te volviste más astuto. No es necesario reinventar algo que ya fue creado, solo hay que saber que preguntar y a quien preguntar—

Viggo sentado en el sillón a la derecha de Hera y frente a Kain, hizo una mueca incomoda. Agacho la cabeza y sus largos cabellos rojos cayeron en la misma dirección. Viggo sonrió ante tal forma de expresarse de su niñez, pero no podía estar en contra de lo que dijo la diosa. Levantó el rostro, miró a su padre, de cabello blanco y ojos azules, y sonrió. Kain también sonrió para él con la dulzura del que ve a su hijo cometer errores, pero aun así los encuentra lindos e inocentes.

—Entiendo— dijo Viggo y volvió a mirar a la diosa.

—Así que, por las cosas relacionadas a crecer espiritual y mentalmente, deberías conversarlo con él. Yo te ayudare con tu divinidad, pero primero lo primero— dijo Hera poniéndose de pie —tú también, ponte de pie—

Viggo así lo hizo, quedando a un poco más de un metro de ella. Kain los miraba desde su sillón individual de terciopelo azul, con su prominente estatura cubría casi todo el respaldo.

La diosa Hera estiro su delicada mano apuntando al pecho de Viggo, este último sintió una incómoda sensación como si algo tirara desde su interior, pero no sintió dolor. Al instante siguiente una esfera luminosa, emitiendo pequeños rayos eléctricos salió de su pecho. Viggo abrió los ojos amplios, lleno de incredulidad. La esfera eléctrica voló a la mano de Hera y ella la tomo con ambas manos, entonces la introdujo en su pecho y soltó un suspiro de alivio.

—Como lo pensé, esto era mío— dijo Hera

—Pero…— iba a replicar Viggo, pero Hera levantó su mano y él callo.

—Lo sé, era de Zeus, pero como te digo, este poder era mío. Ni siquiera recuerdo como lo perdí y como me transforme en lo que me transforme, pero así están las cosas. No te preocupes, con mi poder actual, pudo entregarte algo a cambio que es mucho mejor que lo que tenías. Además, será a medida, de acuerdo con tu crecimiento y si lo haces bien, te podrás convertir algún día en un dios de la creación como yo. Sin embargo, para eso falta mucho, mucho tiempo, así que dediquémonos a lo que podemos hacer en el presente—

La diosa Hera levanto su mano derecha y entre los dedos índice y pulgar se formó una pequeña esfera luminosa —¿Qué crees que será más adecuado para Viggo?— preguntó

—Luz solar, sin duda alguna— dijo Kain —la luz solar lo puede cortar y herir todo. Será una excelente habilidad de combate. Su propia divinidad la canalizo en clarividencia, lo cual ha sido útil, pero no sé hasta qué punto tendrá uso en combate—

—Tiene su uso, padre— dijo Viggo

—Entonces será luz solar— dijo Hera sin prestar atención a las palabras de Viggo. La esfera de energía emitió un halo dorado y lanzó pequeños rayos. Ella extendió sus brazos como si tendiera la divinidad y la pequeña esfera dorada viajo hacia Viggo y entro a través del pecho. Entonces Viggo sintió una sensación cálida y amable en su pecho.

Hera se volvió a sentar con las mejillas ruborizadas por ese pequeño ejercicio —ahora ven— dijo —siéntate y continuemos con esto— Viggo se sentó y Hera continuo —la divinidad es como un árbol espiritual del que crecer frutos llamados divinidades. En estos momentos tú tienes dos frutos que se podrían considerar semillas. Uno es la clarividencia, que por lo que he visto, te ha sido de mucha utilidad a ti y sobre todo a Semiramis—

—Sí, a ambos, pero eso está bien—

—Sí, también creo que está bien. El otro es el que te acabo de dar, luz solar. La luz solar es un cambio cualitativo y sustancial en el alcance del poder, pero necesita ser entrenado, igual que tu otro poder. Consúltale a tu padre todo lo que puedes hacer con la luz solar, seguro que sabe un montón de usos—

Viggo asintió, miró a su padre al frente, el alto elfo de cabello blanco y ojos azules que lo miraba con tranquilidad, como si estuviera dispuesto a todo con tal de ayudarlo. Eso le dio tranquilidad a Viggo.

—Ahora— dijo Hera extendiendo sus manos a la taza sobre la mesita de centro, la tomo en sus manos, la acercó a sus labios y bebió un poco de té. Después la dejo sobre la mesita de centro y continuo —cada divinidad tiene sus complicaciones, existe un mayor alcance y poder, pero de ningún modo cultivar una divinidad es algo fácil. En ese aspecto, implica desarrollar un conocimiento a su máxima expresión y entender sus usos, aplicaciones y alcance. La divinidad de la luz solar es nueva, ni siquiera la has utilizado, pero la clarividencia es otra cosa ¿Qué piensas de ella?—

—Me permite ver cosas— dijo Viggo de forma sencilla y sin pensarlo demasiado

—¿Qué más?— preguntó Hera con una sonrisa divertida, por dentro se preguntaba qué tan ingenuo e ignorante podía crecer un mortal que no se preguntaba por cosas tan importantes como una divinidad.

—Me permite ver a la distancia, las visiones que tuvieron otros mientras sostenían un objeto. Saber la información de quien utilizo dicho objeto—

—¿Le has dado algún uso que no le hayas contado a nadie?—

Viggo se quedó callado, agacho la cabeza porque no sabía si contarles o no, pero soltó un suspiro y continuo —hace unos meses le pedí a Hitomi que un día antes de fin de año, preparara un informe con todo lo que paso en Orario, todo lo relevante, ya sean catástrofes, luchas de poder, conflictos con otros reinos, accidentes y enfermedades. Por ahora, solo con ese tipo de cosas—

—¿Y?— preguntó Hera

—Hace un mes ocupe mi poder divino para ver si podía conectar mi visión con la de mi yo futuro. Lo intente durante varias semanas y lo logre después de un mes. Gracias al cielo, no hubo cosas significativas además de lo que paso con Jason y Odiseo—

—No trates de revertir lo que paso— dijo Hera de forma fría. Viggo levantó su rostro, la miró confundido y ella continuo —incluso si supieras lo que iba a pasar y como cambiarlo, el primordial dueño de este mundo no permitirá eso. Tratar de modificar ese destino esta fuera de tus posibilidades a menos que quieras ser removido de Orario y perder a tu familia—

—Yo…—

—Suena frio, Viggo, pero, aunque las existencias se eleven, se pongan nuevos nombres o denominaciones, el ciclo es el mismo. Pez grande se come a pez pequeño—

Viggo se quedó congelado, sin saber que decir, miró a su padre y por primera vez en su vida, aquel hombre que siempre sonreía y le daba la impresión de que lo podía lograr todo, mostraba una expresión de incapacidad. Viggo asintió, pensando que eran peones en un juego que los superaba ¿Acaso Odín también se sintió así? ¿De ahí su locura y desesperación?

—Volvamos al tema de la divinidad— dijo Hera —¿Qué más has hecho?—

—En combate puedo ver lo que va a pasar unos segundos por delante— respondió Viggo

—Eso es inusualmente útil, por decirlo de forma sencilla. Es una habilidad que deberías entrenar—

—Sí, pero estoy limitado…— dijo Viggo, pero se quedó callado, no quiso continuar con su sentencia. Le dolía en el corazón el solo hecho de pensarlo.

—No hay nada malo en decirlo— dijo Kain, Viggo y Hera lo miraron. Alto, de cabello blanco y ojos azules sentado en el sillón de terciopelo. Su rostro tenía una expresión seria y serena al mismo tiempo —también he tenido el mismo problema, pero es que no puedo solo renunciar a mi familia y mis hijos. Son mi adicción, su felicidad es mi felicidad. Sin embargo, también tengo que admitir que, gracias a esta adicción, nunca he logrado el kung fu que me enseño Xiao hace tanto tiempo. Algo que siempre me saca el anciano en cara—

—Yo…— dijo Viggo, agacho la cabeza y murmuro —nunca espere que fuéramos un limitante para papá—

—Oh, pero eso nunca me detuvo de amarlos y darles prioridad por sobre todas las cosas—

Viggo levantó su rostro y miró a su padre, el alto elfo volvía a sonreír.

Kain tomo una profunda respiración y continuo —somos mortales, Viggo, nuestro tiempo es finito y mientras más dure nuestra existencia, más indiferentes nos volvemos. Por eso nunca he considerado adquirir el kung fu como una prioridad. Preferiría vivir mil años cuidando de mi familia y seres queridos que corriendo detrás de un objetivo que solo me gratifique a mí y nadie más. Incluso si eso implica quedarme débil para toda la eternidad—

—No hay que llegar a esos extremos, querido— dijo Hera estirando su mano. Kain estiro su mano y se la tomo. Hera miró a Viggo y dijo —no te preocupes, puedes tomarte tu tiempo, pero la realidad, es que tu situación no es similar a la de tu padre. Tú cuentas con un tiempo límite y un desafío que viene por ti. Además, tú padre cuenta con mucho conocimiento y experiencia que tu no posees. Me viste tomar la divinidad de ti y darte otra sin ningún esfuerzo, pero, aun así, con todo mi poder de diosa de la creación, no podría vencer a tu padre—

—Eso…—

—¿Ridículo?— preguntó Hera con una sonrisa astuta —todavía eres muy joven Viggo, todavía no puedes dimensionar la fortaleza de tu padre y lo que realmente hace temblar a los dioses de Orario en presencia de tu padre. No sabes lo que es terrible, destructivo e invencible—

Viggo agacho la cabeza y asintió, después miró a su padre quien solo sonreía con amabilidad para él. Seguían estando lejos uno del otro, todavía no podía ser su hijo, todavía no era fuerte.

—Bien, considerando las limitaciones del tiempo y el conocimiento, te daré varias ayudas más, pero el camino tendrás que transitarlo por tu cuenta. Primero, la más absoluta soledad, donde podrás escuchar todos tus pensamientos, temores y cuestionamientos. Donde solo te quedara una cosa, pensar, pensar y pensar. No habrá nada, más que tú y una eterna soledad. Después de eso vendrá el infierno, un lugar donde lucharas día y noche, sin parar sin detenerte y sin tiempo para pensar. Por último, un lugar para entrenar y meditar en el combate. Tú padre te podrá guiar, a lo mejor, entre los dos, encuentran eso que llaman kung fu—

—¿Por qué?— preguntó Viggo

Hera le dio una mirada fría y respondió —ya viste lo que pasa cuando un dios no encuentra el balance entre sus pensamientos y sus emociones. Zeus se volvió indulgente y desastroso. Odín mato a la mitad de su reino y puede que termine matando al resto. Yo y tú padre hemos conversado durante muchas tardes y noches. Tiene puntos de vista que amo y otros que odio, pero sigue siendo un hombre interesante, por eso lo amo y estamos juntos. Quisiera que si algún día, tú, Viggo Dragonroad, te vas a convertir en un rey de los dioses, seas lo más equilibrado posible—

—Entiendo tía— dijo Viggo tomando una profunda respiración, asintió con firmeza y continuo —¿Cómo lo hacemos?—

—Habla con Kiara, dile que te ayude encontrando ciertos pigmentos, no te preocupes, te ayudare a enumerarlos. Ahora entenderás por qué es tan peligrosa tu habilidad para hacer cuadros pintados y los dioses matarían por tenerla—

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