Al igual que en la mayoría de los viajes, Viggo iba cantando con la tripulación. Sakura y Ana lo seguían de buen humor mientras la brisa marina impulsaba las velas. El sol estaba en lo alto del cielo y los ánimos estaban por las nubes. Incluso Semiramis, quien siempre era esquiva y rara vez participa, cantaba.
Viggo entono lo mejor que pudo y canto -o'tan o Vakhos e'lthi, e'vdoosin e me'rrymnae-
Una vez que termino, la tripulación lo siguió a coro -fe're mi ki'pellon, o pae, [x2]-
(En caso de que no lo sepan, todas las canciones que canta Viggo son de AC: Odissey)
De esa manera continuaron cantando durante media hora hasta que las gargantas se secaron y se detuvieron. El mar estaba en calma y los corazones llenos de gratitud a Poseidón por darles tan buen día. Sin embargo, nada puede ser perfecto perpetuamente. Sobre todo, en el mar, un lugar en que las corrientes cambian según sea la voluntad de Poseidon.
A lo lejos divisaron un barco mercante que venía en su dirección. Sakura fue la primera en percatarse y le dio a Viggo unos golpecitos en el brazo. Viggo miró a Sakura y ella señalo a lo lejos. Viggo entrecerró los ojos mientras pasaba una fuerte ráfaga de viento. Asintió, se puso de pie sobre la baranda y dijo a gran voz -prepárense, vienen algunos hijos de puta-
La tripulación se quedó congelada por un momento, pero al instante siguiente escucharon a Viggo gritar -muévanse, saquen los escudos y las espadas. Vienen por nosotros, qué tengo que decirles para que se muevan-
Entonces la tripulación comenzó a moverse y a sacar las espadas y escudos de la bodega. Al mismo tiempo, Semiramis se acercó a Viggo para preguntarle por la situación.
-Tranquila- dijo Viggo mirando con severidad al barco enemigo -yo me haré cargo como siempre-
-Te lo encargo-
Viggo asintió con seriedad y miró a Sakura -danos cobertura desde el barco- después miró a Ana y continuo -tu te vienes conmigo, esto será una buena oportunidad para que pruebes tus habilidades ¿crees que puedes pelear contra seres humanos?-
-Mientras ellos me quieran matar, podré matarlos- respondió Ana
Viggo hizo una sonrisa sugerente -bueno, puede que ellos te quieran hacer otra cosa-
Ana frunció el ceño y le pellizco de la cadera -tonto- dijo
Viggo soltó una risita, al mismo tiempo que miraba a Sakura y ella sacaba una flecha de su aljaba. El barco enemigo se seguía acercando impulsado por la brisa marina y ya habían alcanzado los cien metros de distancia. Como siempre, los piratas buscaban desestabilizarlos con un choque frontal con el espolón de bronce. Sin embargo, esta vez había muchas más manos hábiles para luchar.
Sakura lanzó la primera flecha y esta voló surcando el cielo y cayó sobre un pirata. Ellos seguían su trayecto, a esta distancia no había como modificarlo. Así que Sakura aprovecho la trayectoria lineal del barco y continúo lanzando flecha.
-Suficiente- dijo Viggo cuando vio el barco enemigo a cincuenta metros -prepárate para el choque, será más fuerte de lo que te imaginas-
Sakura guardo la flecha que tenía en la mano y se abrazó a la baranda. El barco enemigo se veía cada vez más cerca, hasta que se sintió el impacto. Todo se calmó durante unos segundos, hasta que del otro barco saltaron algunos piratas sin medir las consecuencias y los mismos marineros ocuparon espadas y escudos para defenderse. Sakura dio asistencia con sus flechas, mientras Ana saltaba de la plataforma para caer en cubierta enemiga y comenzar a cortar con sus dagas a los piratas. Viggo también se lanzó a cubierta enemiga comenzó a repartir puñetazos que noqueaban de un solo toque a los piratas. Podrían haber sobrevivido, pero una lucha es una lucha, y ningún marinero les daría una segunda oportunidad ya que los piratas tampoco se la darían a sus víctimas.
En poco tiempo, treinta piratas fueron asesinados y solo quedaron tres personas en el barco pirata. Uno de ellos saco algo desde el interior de sus ropas y otro se acercó llevando unos pedernales. Una vez que llego cerca de su compañero, este le acercó una especie de esfera gris y el tipo de los pedernales comenzó a golpear una piedra contra la otra. Salieron chispas y algo se prendió.
Entonces el tipo lanzó la esfera gris y uno de los marineros grito -¡fuego persa!-. Muchos se agacharon y se cubrieron con sus escudos, pero Sakura los salvo lanzando una flecha certera, golpeando la esfera gris y lanzando la devuelta. Una vez que cayó sobre la cubierta del barco pirata, la esfera se reventó como si fuera de vidrio y soltó un líquido prendido en llamas. La cubierta del barco pirata poco a poco se empezó a cubrir de llamas y los piratas quedaron atrapados entre las llamas.
-Rápido- grito Viggo -muevan el barco, no queremos que esa mierda nos alcance-
-¡Oh!- gritaron todos los marineros a coro y comenzaron a maniobrar con las velas para poder apartarse del barco pirata. A los pocos segundos el barco pirata se convirtió en una gran hoguera y los piratas gritaban de agonía. Unos por quemarse en el fuego, otros por lanzarse al mar y ser mordidos por los tiburones.
Una vez que estuvieron a 30 mts de distancia, Viggo soltó un suspiro de alivió y se preguntó de donde unos piratas sacaron algo tan raro.
-¿Algún herido?- grito Viggo mirando a la tripulación
-Sí- grito de vuelta un marinero llevando a su amigo apoyado en su hombro. El marinero tenía una gran puñalada en el estómago
-Ven, deja que Scheherezade lo vea. Mientras no sea nada serio podrá vivir-
El tipo asintió y otro marinero lo ayudo a cargar al herido. Lo llevaron a una esquina de la cubierta y Scheherezade se acercó para ver la gravedad de la herida. Al mismo tiempo, Viggo subió a la plataforma en donde estaban Sakura y Semiramis. Las miró a ambas y asintió al ver que estaban intactas.
-Bueno, esto es lo habitual- dijo Viggo
-No es así, Viggo- dijo Semiramis, Viggo la miró con seriedad y ella continuo -eso no es algo que los persas compartan. Solo sus magos de mayor nivel las ocupan-
-Solo fue una, es una mera coincidencia-
-¿Y si habían más?-
-¿Y si había algún persa en esa nave?- pregunto Viggo de vuelta. El rostro de Semiramis se puso pálido y Viggo negó -podemos especular hasta cansarnos. Por ahora consideremos esta situación una coincidencia. Si llega a pasar algo, yo estaré preparado cuando llegue el momento-
Semiramis asintió y Viggo sonrió. Este último se dio la vuelta y miró buscando a Ana entre la tripulación. Ella estaba parada en la cubierta, asistiendo a Scheherezade mientras ella vendaba al herido.
Después Viggo miró a Sakura y ella se acercó a él.
-¿Estas bien?- pregunto Viggo
-Sí, estoy bien, siento no poder haber ayudado más- dijo Sakura
Viggo negó, le puso las manos en los hombros y dijo -lo hiciste muy bien, solo sigue practicando ¿Te acuerdas de lo que hablamos?-
Sakura asintió con una sonrisa -sí, dijiste que iríamos de excursión a ese lugar llamado Babel- dijo
-Sí, así que sigue mejorando para que pueda mostrarte todas las maravillas que tiene ese lugar-
Sakura asintió con una gran sonrisa y Viggo le dio un pequeño beso. Después se dio la vuelta y fue a la cubierta, dejando a una Semiramis esperando un poco de atención. Ella miró a Sakura y después bufo indignada. Se miró sus propios atributos y se comparó con la muchacha.
Por su parte, Viggo llegó al lado de Ana y Scheherezade y espero a que terminaran de curar al herido.
Una vez que el herido fue llevado a la bodega para descansar, Viggo le pregunto a Scheherezade y Ana -¿Cómo están?-
-Bien- respondió Ana con una actitud sería. Tenía manchas de sangre en las manos y por toda la ropa. Por las líneas y ángulos, debe haber sido la sangre de los enemigos que cortó con sus dagas.
-Estoy bien, Viggo, pero me gustaría que revisaras a Ana, ella no quiere que la revise- dijo Scheherezade
Viggo asintió, tomo a Ana de la mano y la guio al camarote. Por otro lado, Ana se volteó para mirar a Scheherezade con el ceño fruncido, pero Scheherezade solo sonrió y le guiño el ojo.
Una vez que Viggo y Ana entraron al camarote, Viggo le soltó la mano, se paró frente a Ana y se cruzó de brazos -¿Estas herida?- le pregunto en un tono serio
-No, Viggo- dijo Ana con las mejillas ruborizadas al haber entendido las intenciones de Scheherezade -solo fue una broma de Scheherezade-
Viggo soltó un suspiro de alivio, descruzo sus brazos e iba a abrazar a Ana, pero ella lo detuvo.
-Estoy sucia, al menos déjame bañarme-
Viggo asintió y Ana se quitó el cinturón con las dagas. Después se quito el vestido rojo y quedo desnuda delante de Viggo. Solo vistiendo un paño en su entrepierna, el cual, también se quitó. Viggo miró esos pequeños senos y las pronunciadas caderas. Ana se ruborizo al ser mirada de manera tan lujuriosa, pero le pareció normal. A estas alturas, ya estaba acostumbrada a ser mirada por Viggo, también sabía muy bien cómo funcionaba Viggo. Ana camino hasta él y mientras lo miraba a los ojos, llevo su mano a la entrepierna. "Como supuse" pensó Ana. Viggo estaba duro de solo mirarla desnuda. Eso la hizo ruborizarse aún más y sonreír a gusto.
-Tienes que esperarme- dijo Ana parándose de puntillas y dándole un pequeño beso en los labios. Viggo sonrió y Ana camino hasta una tinaja de greda cerca de la cama. Miró en el interior y saco agua para lavarse los rastros de sangre en su cuerpo. Su piel tomo un brillo húmedo y Viggo la miró en todo momento. Sobre todo, ese gran trasero bien formado. Parecían dos burbujas contorneadas por las manos de algún dios.
Ana se lavo el cuerpo con movimientos lentos y sensuales, agachándose en ángulos peligrosos y mostrando más de lo que debería. Viggo poco a poco comenzó a acercarse y Ana lo noto de inmediato. No era indiferente a lo que sentía Viggo, ella era igual. El furor de la lucha alcanza a todos los guerreros o guerreras y ella no era diferente. Ana termino de lavarse y noto como Viggo estaba parado detrás de ella. Se apoyo de espaldas contra el pecho y levanto su rostro. Al mismo tiempo, Viggo apoyo sus manos sobre los hombros y los deslizo por los brazos con tanta suavidad, que Ana apretó sus piernas y rosos sus muslos.
Viggo se agacho, le dio un beso y le susurro al oído -no puedes hacer mucho ruido-
-Estoy caliente- respondió Ana soltando un suspiro cargado de deseo -no creo que pueda-
-Entonces muerde un pañuelo-
Ana asintió y se dio la vuelta, entonces elevo su rostro para mirar a Viggo a los ojos y él se agacho para besarla. Al mismo tiempo, Viggo acariciaba con sus manos los brazos de Ana. Poco a poco fue bajando y paso a las caderas, que también acaricio con la misma habilidad. Para ese momento, Ana lo besaba con todas sus fuerzas y Viggo respondía a todos sus avances, hasta que Ana le empezó a tirar del cinturón para quitárselo. Viggo le ayudo, se quitó la ropa y los dos quedaron desnudo. Se miraban a la cara, pero Ana podía sentir como la vara de carne rozaba su estómago. Estaba muy caliente y podía sentir el palpitar de las venas.
Viggo miró el mueble al lado de la cama, abrió un cajón y saco un pañuelo. Ana sonrió y abrió la boca. Viggo le puso el pañuelo en horizontal y después la condujo a la cama. Sin embargo, cuando se acostaron, Ana se sacó el pañuelo.
-Quiero probar sin juegos, hoy me siento con ganas de probar algo brusco- dijo Ana
-¿Segura?- pregunto Viggo
-Sí. Dijiste que cuando quisiera probar algo fuera sincera. Ahora soy sincera ¿me escucharas?-
Viggo asintió, le tomo el rostro con ambas manos y la beso. Después de un largo beso, Ana se apartó y se puso el pañuelo en la boca. Al mismo tiempo, Viggo tomo su pene con la mano y lo paso restregando sobre el clítoris varias veces. Cuando noto que el clítoris sobresalía como un pequeño grano, condujo su pene a la pequeña abertura rosa y lo empezó a meter lentamente. Ana soltó un gemido ahogado por el pañuelo y curvo su espalda. Viggo se detuvo, la miró y Ana también lo miró a los ojos. Ella asintió para que siguiera y Viggo la comenzó a embestir mientras la estimulaba.