La princesa de la nación del Rayo bajo al primer piso del hotel y camino hasta el pasillo que conectaba el hotel con el restaurante. A los lados las murallas de mármol blanco y un piso oscuro con vetas blancas. Al fondo las puertas de vidrio y más allá, el piso del restaurante cubierto de cerámica burdeos.
La puerta principal estaba abierta y un garzón con una camisa y una chaquetilla sin mangas la esperaba. En cuanto ella cruzo la puerta, él hizo una profunda reverencia, pero ella ni siquiera se molestó. Solo siguió caminando y mirando el restaurante, que en ese momento estaba vacío. No se veían los kages, daimios y sus esposas por ninguna parte.
Detrás de la barra estaba una mujer rubia en un traje azul. Ella era la que ayer fue presentada por Kain, pero la princesa no recordó su nombre. Ella camino hasta la barra y le dijo —hola—
Elizabeth miró a la joven princesa de cabello purpura y piel morena. Muy bonita, de baja estatura y en un kimono naranja con un obi negro ajustado a la cintura. Elizabeth sonrió, hizo una reverencia y le dijo —sí, dígame ¿En qué le puedo ayudar?—
—Quisiera saber dónde están todos—
—Ha, sí, deme un segundo— respondió Elizabeth, le dio la vuelta a la barra y camino hacia la princesa —por favor, sígame por aquí—
La princesa camino detrás de la mujer y observo el traje que llevaba en ese momento se veía elegante y provocativo sin intentar serlo. Sobre todo, la falda a la rodilla. Estaba lo suficientemente ajustada para hacer resaltar sus pronunciadas caderas.
Ellas superaron la tarima donde estaba el piano que toco aquella mujer rubia de ayer, pero que la princesa tampoco recordaba. Llegaron al fondo del restaurante y vieron dos enormes puertas de madera barnizada al natural.
La princesa y Elizabeth pudieron escuchar las risotadas. Incluso la princesa pudo escuchar la voz de su padre gritando algo, pero no estaba enojado, era más como que se estaba divirtiendo un montón. La princesa acelero el paso y alcanzó a Elizabeth. Esta última golpeo la puerta un par de veces, pero la princesa no espero y abrió la puerta.
La princesa se detuvo, miró a Elizabeth, era bonita, pero una persona desconocida. Sin embargo, la princesa sonrió y le dijo —muchas gracias—
—Es un honor, princesa— dijo Elizabeth y realizo una pronunciada reverencia.
La princesa ni siquiera se quedó a mirar la reverencia, avanzó y dejo que la puerta se cerrara por inercia. Ella miró hacia adelante y vio una amplia habitación alfombrada con una larga mesa ovalada en el centro. Del lado izquierdo había una muralla enchapada en madera con retratos de todos los kages y daimios. Del lado derecho había ventanales que daban a un hermoso jardín florido.
En la mesa estaban los daimios, sus esposas y kages sentados. Exceptuando al daimio de la nación del Rayo y padre de la princesa. En la cabecera de la mesa…
Como no, no podía ser de otra manera, pensó la princesa.
A la cabecera de la mesa estaba Kain gesticulando con las manos y sonriendo mientras les contaba algo. De nuevo estallaron las risas, incluso si los daimios y sus esposas querían ser disimulados para conservar la dignidad. Algunos se reían con tantas ganas que tenían la cara roja y las venas marcadas. El daimio de la nación del Agua, un tipo maduro y rubio, comenzó a toser y su esposa le acercó un vaso con agua.
El kage de la nación de la Tierra, Onoki, un hombre de baja estatura con cejas gruesas y una nariz tosca, se limpió las lágrimas de los ojos y dijo —esa mujer, era tan difícil de carácter. Así que apoyo totalmente a esa amiga tuya Kain-kun. Debe haber por lo menos mil shinobis de mi generación que la detestan. Te lo juro, era bastante complicada—
—Dios— dijo el daimio de la nación del Rayo, un hombre de cabello oscuro y piel morena. Se cubrió la boca con el puño mientras sonreía y tosió —solo recordaba a mi madre siendo tan difícil de carácter—
—Con todo respeto, daimio-sama— dijo Jin, el enorme raikage que superaba a todos en tamaño y masa muscular. El daimio lo miró y Jin continuo —su madre era mucho más que complicado—
Hubo un silencio incomodo durante algunos segundos, pero Gengetsu al lado de su daimio se largó a reír y el resto lo siguió, pero más disimulado.
—Ok, eso estuvo bueno, pero por fin llego la persona que esperábamos— dijo Kain para cambiar el tema de conversación y salvar a Jin de decir algo más que empeorara su posición con el daimio. De lo contrario, el presupuesto del próximo año para la villa sería difícil de negociar.
El daimio de la nación de Rayo miró a su hija y dijo —Yoruichi, ven aquí, querida, te estábamos esperando—
Yoruichi miraba a su padre, jamás lo había visto tan risueño y vivas. Era como si realmente estuviera disfrutando en compañía de todas estas personas. Yoruichi miró al fondo de la mesa, donde estaba el hombre de cabello blanco y ojos azules. Tenía una sonrisa atractiva y astuta. Ella se ruborizo y escucho la voz de Rizu en su mente
<<Kain-sama es bueno, lo siento en mi corazón—< p>
—Usted nunca ha sentido amor por nadie y jamás…—>>
Escuchar eso en su mente devolvió a Yoruichi a un estado neutral y al verla, el daimio dejo de sonreír.
—¿Sucede algo? ¿Alguien te falto el respeto? Kain está aquí, hablémoslo de inmediato— dijo el daimio con voz potente
El resto se desinflo y todo el buen ambiente que había creado Kain, se desvaneció hasta convertirse en nada.
—No, daimio-sama— dijo Yoruichi con un tono de voz cortes, hizo una pequeña reverencia y continuo —es solo que tuve un mal sueño—
—¿En serio?— preguntó el daimio
—Sí, muchas gracias por su preocupación— dijo Yoruichi y camino hasta la mesa. Se detuvo al lado de su padre y se sentó en la silla vacía. Ella miró a su padre, el daimio y le preguntó —¿Para qué me esperaban?—
—Bueno, me siento feliz y quería hacer un anuncio especial— dijo el daimio con una amplia sonrisa
Todos los miraban.
Yoruichi miró a Kain, él tenía una mirada astuta, un brillo filoso en la mirada. Tenía una sonrisa astuta, descarada, muy diferente a la de Kisuke o a la de ese hombre que se trataba de hacer pasar por oveja, pero era el peor lobo. Yoruichi miró a su padre y sonrió —¿Cuál sería ese anuncio?— preguntó
El daimio sonrió y asintió. Él miró a todos los presentes. Los más altos funcionarios de cada país y al hombre que hizo posible que se reunieran todos en este ambiente. El daimio sonrió y continuo —bueno, como les dije, quería hacer una pequeña declaración que en un par de meses se volverá formal. Yoruichi todavía es menor de edad, pero cuando cumpla los quince años, será nombrada el siguiente daimio—
—Oooooh— dijeron varios y se asombraron, pero el daimio de la nación del Agua y del viento no les pareció tan bien que una mujer subiera al poder. El daimio de la nación del Fuego y de la Tierra aplaudieron y la felicitaron con una sonrisa cordial. Las esposas de los daimios estaban un poco incomodas porque a pesar de ser mujeres, tampoco lo aprobaban, pero había que jugar el juego de las apariencias y sonreír, aunque fuera forzado.
—Eso lo hace este día doblemente especial— dijo Kain, todos lo miraron y se enfocaron en él, como si el pensamiento que tenían sobre tal nombramiento se desvaneciera en el aire. Incluso Yoruichi estaba atenta a este hombre de cabello blanco y ojos azules. Kain levantó la manga izquierda de la chaqueta gris, desabrocho la manga de la camisa y la levantó. Entonces enseño su antebrazo izquierdo y todos vieron el extraño brazalete oscuro. Kain toco el brazalete en la parte interna y un anillo apareció de la nada. El anillo levitó por unos segundos en el aire y Kain lo tomo con la mano derecha. Se lo puso en el dedo índice de la mano derecha, se arregló la manga y todo quedó ordenado. Kain se puso de pie, extendió su mano derecha sobre la mesa e hizo aparecer una botella de color esmeralda con un brillo dorado.
—Esto— dijo Kain señalando con la mano a la botella —se llama estus y es una bebida espiritual. Lo tengo reservado para ocasiones especiales como esta y si me permiten, me gustaría compartirlo con todos usted—
—Kain ¿No crees que es un poco temprano para beber?— preguntó Jin, sentado a un lado del daimio
—Oooh, tranquilo, esto no los emborrachará. Cada uno, incluso si no tienen tolerancia a la bebida, podrían beber un barril y jamás se embriagarían, aunque sería un problema ir al baño, pero eso todo. Ahora, la pregunta es ¿Les interesa probarlo?—
—Kain-sama— dijo Chiemi, esposa del daimio de la nación del Agua —¿Qué contiene?—
El daimio frunció el ceño, pero Chiemi solo sonrió y miró a Kain mientras ignoraba a su marido.
Kain sonrió con tranquilidad y les dijo —esto es un brebaje confeccionado con más de cincuenta plantas medicinales más un ingrediente especial—
Todos miraban a Kain y miraban la botella como si ahí hubieran escondido el secreto de la vida.
Kain sonrió y les preguntó en voz baja —¿Les interesa saber el ingrediente especial?—
Algunos se mordieron el labio inferior y acercaron sus rostros.
—Kain Uchiha, vamos, no seas tacaño— protesto Onoki
—Vamos, Onoki, estoy introduciendo la bebida, no me interrumpas— dijo Kain con una sonrisa ante su impaciente amigo
—Esto no es un truco de magia barata—
—No lo es, no lo es— dijo Kain —ahora ¿Te interesa saber el ingrediente secreto?—
Onoki frunció la nariz, no le gustaba cuando Kain se daba aires, pero sería mentira si dijera que no estaba interesado —sí— dijo —estoy interesado—
Kain sonrió, llevó las manos detrás de la espalda y miró a todos los presentes. Todos los ojos enfocados en él, hambrientos de curiosidad. Incluso la esquiva y poco sincera princesa del país del Rayo. Por primera vez mostraba interés de forma natural. Puede que, considerando su fuerza del alma y su estado actual, este pensando en esto como un potenciador. No importa lo que pretenda, Kain lo sabría tarde o temprano y se quedaría con todos sus conocimientos.
Kain llevó su mano derecha a un lado de su boca como si les fuera a contar un secreto, inclino su rostro un poco hacia adelante y les susurro —sangre de dragón—
Todos se congelaron y abrieron los ojos en un gesto de incredulidad, como si no supieran si él los estaba engañando o era verdad. Sin embargo, un dragón ¿Cuándo fue la última vez se vio un dragón vivo?