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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 466

—Te podría creer— dijo Onoki saboreando el estus en una copa de cristal, se relamía los labios y miraba la copa sintiendo cierta pena porque se acabó el contenido. Incluso cometió la vulgaridad de meter su dedo y pasarlo para limpiar la copa y después llevar su dedo a la boca —esto, no creo que haya nada en la vida que se le parezca. En serio—

Jin estaba sentado en su silla, alto y robusto como una montaña. El más alto en la habitación. Siempre tenía una actitud firme y poderosa, pero ahora su cuerpo emitía un aura calmada, como si estuviera meditando. Solo pudo asentir a las palabras de Onoki.

Kain de pie, a la cabecera de la mesa, miró al resto que no se habían animado en un principio y preguntó —¿Alguien más se anima? Es una oferta limitada— señalo la botella de color esmeralda con el brillo dorado y mostro que se había ido 1/10 parte del contenido en dos copas. Considerando que eran quince personas, no alcanzaría para todos —esta es la única botella que tengo y la próxima cosecha será en cinco años más—

—¿Tanto se demora en producirse esta bebida?— preguntó el daimio de la nación del Rayo, su hija Yoruichi estaba a un lado, mirando la botella con asombro y deseo.

—Así es, daimio-sama— dijo Kain —no es algo fácil de producir ni sus ingredientes fáciles de conseguir ¿Le interesa?—

—Por supuesto, muchacho, por favor— dijo el daimio con una sonrisa.

El resto de los daimios y kages se animaron, pero sus esposas le hicieron la cruz. Aunque suene super ultra especial eso de la sangre de dragón les daba un poco de asco.

—Yo también, por favor— dijo Yoruichi

—Claro, por supuesto— dijo Kain con una sonrisa amigable, pero astuta, como si supiera de ante mano que ella lo iba a pedir.

Yoruichi frunció la nariz mientras sentía que la ceja izquierda le palpitaba. Ella trato de mantenerse neutral, pero parece que todos los hombres inteligentes tenían un talento especial para molestar a los demás.

Kain sirvió las copas para los kages, daimios y la princesa. La botella se vacío. Kain levantó la copa en alto y el resto se puso de pie y levantó una copa. Los que no tenían estus, se sirvieron vino y se unieron al brindis.

—Muchas felicidades daimio de la nación del Rayo por haber encontrado un buen heredero. Larga vida al daimio Yoruichi— dijo Kain

—Larga vida al daimio Yoruichi— repitieron el resto y bebieron de sus copas.

—Oooh— dijo el daimio de la nación del Agua después de beber el estus y soltó una exhalación. Miró a su esposa y le dijo —te vas a arrepentir de no haber probado esto—

Su esposa, Chiemi, sonrió de forma tranquila y se consoló a sí misma pensando que anoche había bebido el néctar de su querido Kain. Ella miró a Kain y sonrió de forma significativa. Kain miró hacia otro lado, le devolvió la mirada y sonrió de forma amigable.

Sin embargo, lo que nadie esperaba era que Yoruichi emitiera un aura purpura que se manifestó en el mundo físico. Ella se puso de pie y miró su cuerpo.

El daimio de la nación del Rayo se asustó y miró a Kain enfadado. Este último levanto su mano derecha y levantó su dedo índice para indicarle que esperara un poco antes de sacar conclusiones. El daimio miró a su hija y el aura que la rodeo, se desvaneció de inmediato.

—¿Estás bien?— preguntó el daimio

Sin embargo, Yoruichi estaba conmocionada. Esto era demasiado, su alma se había sanado a un nivel abrumador. Ahora tenía el doble de energía que la de ayer.

—Yoruichi, dime algo— dijo el daimio al borde de su ingenio

Yoruichi miró a su padre, estaba entre confundida y sorprendida —¿Sí?— preguntó

—¿Estás bien?— preguntó el daimio

—Sí, mejor que nunca en la vida oto-sama— dijo Yoruichi

El daimio llevó su mano al pecho y soltó un suspiro —niña, me diste el susto de mi vida ¿En serio te sientes bien?— preguntó

—Sí, daimio-sama— dijo Yoruichi, pero parece que ser llamado daimio no hizo muy feliz a su padre y puso una mirada triste. Yoruichi sonrió y continuo —mejor, mejor, mejor que nunca, en serio, Oto-sama— ella miró a Kain mientras gesticulaba una hermosa sonrisa y le dijo —muchas gracias, Kain-sama, es una gran bendición—

—Me alegro por ti, Yoruichi— dijo Kain con tranquilidad, sosteniendo la copa con estus en su mano izquierda mientras la observaba. Ella no sonreía con sus ojos, no, ella ni siquiera era neutral. En su lugar, tenía una mirada brutal que le decía que él se había equivocado al darle el estus. Kain mostró una amplia sonrisa, levantó su copa y se la mostro como si brindara por ella. Algo que a Yoruichi no le hizo gracia y su sonrisa tan perfecta, se fue desvaneciendo poco a poco hasta mirarlo con seriedad.

—Bien— dijo Kain —ya que la princesa llegó y daimio-sama hizo su declaración, creo que sería el momento adecuado para continuar con la reunión ¿Alguien quiere café, té o agua?—

Yoruichi paso todo el día con su padre, los kages, daimios y sus esposas, pero fue como si estuviera en un lugar aparte. No entendió nada de nada, ni siquiera entendía lo que le paso o como lo hizo Kain para crear tal remedio para el alma. Ella estaba en la sala de reuniones, rodeada de toda esa gente, los escuchaba hablar, reírse, enojarse, aplaudir y alabar a Kain como si fuera lo máximo. El hombre más inteligente del mundo lo llamarón, pero ella no podía concentrarse en nada. Con esto, ella pensó que estaba lista y ya no tendría que ser tan sutil para acercarse a Kain. Lo podía atacar directamente y terminar todo esto. Entonces, ella alcanzaría a Kisuke y los otros. Lo cambiaría todo y podrían…

—Vamos, querida, es hora de cenar— dijo el daimio de la nación del Rayo

Yoruichi miró a su padre y se sintió confundida. Llevaba catorce años tratando a este hombre como su padre, pero nunca sintió nada por él. Incluso ahora que la había nombrado su heredera por encima de sus hermanos y hermanas mayores. Él era estricto y serio cuando lo conoció de niña, pero algo cambio hace cinco años y se volvió afable y cariñoso. Ahora él se daba el tiempo de charlar con ella y le dio muchas libertades, muy diferente del trato que le dio a sus otros hermanos y hermanas. Sin embargo, ella nunca permitió que esos sentimientos entraran en su alma, no, en su corazón. De repente sintió el mismo piquete de aguja en su corazón y llevó su mano al corazón. Sintió verdadero dolor y se puso roja.

—¿Qué te sucede? ¿Estás bien?— preguntó el daimio, todos en la mesa la quedaron mirando.

La princesa mostro la típica sonrisa falsa y le dijo —estoy bien, solo, me siento cansada—

—No prefieres que te lleven la comida a la habitación— dijo el daimio, miró a Kain y este último asintió.

—Princesa— dijo Kain —se puede ir a su habitación a descansar. Enviare a Elizabeth para que le pregunte por lo que le gustaría para comer. También enviare un médico para que la revise por si acaso—

—No es necesario, solo fue algo momentaneo— dijo Yoruichi, miró a Kain y sonrió —estoy bien, el medico es innecesario. Es, es, es solo que son muchas emociones para el día de hoy—

—Ya lo creo— dijo el daimio y asintió, habían hecho un montón de concesiones, pero en su mente estaba apostando todo por un futuro mejor. Lo mismo eran los otros daimios y kages.

Al mismo tiempo, todos miraban a Kain como si fuera la esperanza con rostro y nombre. Ya no era un concepto, era una persona en específico.

—Yo— dijo el daimio de la nación del Rayo. Todos le pusieron atención y él continuo —creo que con todo lo que hemos hecho, con todo lo que se ha avanzado, creo que lo más justo sería reconocer a Kain-sama como se merece. Desde el principio él unió a nuestros kages y se preocupó por nuestra gente, por nuestros países. Él se acercó a nosotros con respeto, nos reconoció y hablo todo desde un punto de vista cercano, como un hermano que se preocupa por nosotros—

La gente quedó mirando al daimio y cuando este último se quedó callado, miraron a Kain. Era un hombre alto, de cabello blanco y ojos azules. Siempre amigable, siempre risueño y simpático, empático, con el cual se podía hablar de todo tipo de cosas. No era una persona de un país, no era un shinobi de tal clan, era una persona a la que sentían muy cercano.

—Hashirama-sama fue nombrado dios shinobi, pero nosotros y nuestras villas en nuestra soberbia jamás lo reconocimos. Ya sea por los antiguos conflictos o por miedo, pero él realmente fue el dios shinobi. No por su poder, sino porque trajo prosperidad y paz al mundo. Creo que Kain-sama ha hecho lo mismo y ha superado a su antecesor— dijo el daimio de la nación del rayo.

Onoki, quien era abiertamente hostil a Kain y siempre discutía con él, asintió y dijo —así es, él nos trató como familia y se preocupó por nuestra gente. Le debo el hecho de que mi esposa e hijo volvieron a salvo. Muchas gracias, Kain Uchiha—

—Kain fue el primero en actuar y comunicarse con cada uno de nosotros— dijo Gengetsu —a lo mejor es porque éramos una generación joven de kages, pero todos pudimos entender su punto de vista y logramos entendernos. Sin embargo, no creo ni por un segundo que lo hubiéramos hecho por nosotros mismos. A lo mejor, si no fuera por él, ya estaríamos librando nuestra segunda o hasta tercera guerra a gran escala—

Todos agacharon la cabeza y asintieron.

Hiruzen miró a su amigo, siempre lo había visto como el niño bromista que le gustaba molestar a los adultos. Incluso ahora le costaba mirarlo como a un hombre y un igual —Kain ha pensado más allá de su beneficio propio y nos ha incluido a todos en ese futuro más próspero y pacifico— dijo —coincido con daimio-sama que deberíamos reconocerlo. Hashirama-sama educo y paso su legado a la siguiente generación. Kain Uchiha es ahora nuestro dios shinobi—

—Nuestro dios shinobi— dijo Yahiko, el daimio de la nación del Fuego y el más joven de todos.

—Nuestro dios shinobi— dijo el daimio de la nación del Agua.

Y así, todos lo fueron repitiendo como un mantra. Por un lado, estaba la confianza que le tenían. Kain los había unido a todos y sentarse en la misma mesa. No a través de amenazas o poder militar, sino a través del dialogo, capturando su interés y haciéndose conocer. Por otro lado, y lo que nadie decía, era la comodidad que representaba dejar de pensar y hacer que otro hiciera el trabajo duro. Muchos ni siquiera se imaginaban como Kain pensaba en todas las cosas que hacía.

Kain sonrió, los miró a cada uno y asintió con una sonrisa amigable. Sin embargo, donde ellos le daban una pulgada, él pensaba en tomar una milla.

Dios shinobi, si ellos supieran como ese título destrozo a Hashirama Senju por dentro y le recordaba a diario como había matado a su mejor amigo por el bien del mundo.

Por una parte, Kain odiaba el título de Dios Shinobi, pero por otra, significaba tener acceso a los países de estos tipos y otras facilidades. Kain soltó un suspiro en su mente y mostro una amplia sonrisa. Él pensó en enfocarse en lo que tenía y en tus puntos fuertes. Él siempre le decía lo mismo a sus discípulos. A veces era un poco difícil, pero no imposible.

—Les agradezco toda la consideración que me han dado y recordare la confianza que depositaron en mi— dijo Kain —pero quisiera compartir con ustedes algo personal. El título de dios shinobi siempre fue una carga para mi tío Hashirama. Por otro lado, no me siento digno de tal título, no siento que sea mejor que mi tío. Así que me gustaría pedirles que me llamaran de otra forma. Por lo usual, a los políticos que van a otros países se les llama su excelencia. Si ustedes pudieran llamarme de esa manera, se los agradecería. Por último, les prometo seguir trabajando duro para lograr ese futuro más próspero y brillante. Solo les recuerdo que este trabajo es demasiado arduo y requiere de la ayuda de todos—

Todos quedaron mirando a Kain. Dios shinobi significaba que era reconocido y pertenecía a los shinobis, pero llamarlo su "excelencia" implicaba que él los representaba a todos, tanto civiles con shinobis. Un título pesado que se le daba al representante de un país en el extranjero. Sin embargo, el trasfondo de eso, es que dicho título solo se le daba a los daimios retirados cuya influencia no era inferior a los daimios y kages.

—Estamos a su servicio, su excelencia— dijo el daimio de la nación del Rayo.

—Estamos a su servicio, su excelencia— dijeron el resto de los kages, daimios e incluso sus esposas.

Kain asintió y una vez que todos enderezaron la espalda. Kain señalo a la salida de la sala de reuniones y les dijo —muchas gracias por su consideración. Ahora, vamos al salón. La comida debe estar preparada. Elizabeth y Abigail se esforzaron más que ayer para cautivar sus paladares—

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