El aire fresco tocaba sus pálidas mejillas a pesar de estar en temporada de calor, no se sentía el verdadero calor en las calles, pero si en los lugares con muchas personas. Mientras seguía caminado divagaba nuevamente por los recientes eventos en el colegio, se sentía agobiada no por el hecho de ser muda, sino por el simple hecho de que los demás no respeten los "defectos" de los demás, odiaba desde muy pequeña las críticas y miradas para nada disimuladas hacia su persona, varias veces se planteó poner en su jersey un cartel que diga "Soy muda, dejen de mirarme" y no estaría de más poner "Imbéciles" se rio internamente por su comentario, suspiro nuevamente siguió el camino a casa, mirando los alrededores, una pequeña punzada se colaba en su pecho, era ¿Envidia? quizás, miraba a todas las personas que podían comunicarse entre ellos sin tener que usar carteles, pizarras o el mismo celular para poder comunicarse ¡Tan frustrante!
En pocos minutos llego a su hogar, saco la llave de su mochila y la incrusto en la cerradura para luego abrirla. Sus padres no estaban, era de suponer.
—Otra vez sola—Suspiro por milésima vez.
A veces Elizabeth deseaba un poco más de atención de sus padres, no estar sola la mayor parte del día y no encontrarlos en la mañana en cuanto se levanta.
Subió a su habitación para proceder a entrar en la ducha para darse un relajante baño.
El tiempo que paso no fue en vano, aprendió a conocerse y aceptarse tal cuál es, ahora con sus cortos 18 años aprendió que el tiempo puede ser tu amigo o tu maldito talón de Aquiles y claro que lo sabía y muy bien a un corta edad presencio como su propio padre moría en sus brazos luego de aquel fatídico accidente, donde salió ilesa pero su padre no tuvo la misma suerte, su madre recibió alguno que otro golpe y una operación para sacarle el vidrio que quedo incrustado en su cuerpo, pero salió bien, el jodido conductor del auto contrario iba bajo los efectos del alcohol a las putas 4 de la tarde, Elizabeth nunca creyó odiar tanto a alguien como lo hizo con esa despreciable persona, pero quizás más despreciable es la justicia que solo le dio 5 puñeteros años de prisión por homicidio, eso le dio más impotencia, nadie dijo nada, nadie sintió la tristeza, el pánico y el dolor de perder a alguien que amabas con tu corazón y ser.
La mañana comenzaba como siempre odiando el despertador, el sol y quizás la vida. Desde que su padre murió, debió cambiarse de casa y de escuela, cambiar su vida por completo, dejar atrás a sus ¿amigos? que risa, nunca los tuvo y eso no le importo pero siempre sintió que algo le faltaba, un apoyo que no sea su familia, pero nunca se atrevería a decirlo en voz alta, tenía su orgullo.
Golpeo con todas sus fuerzas el despertador, rompiéndolo en el impacto que tuvo en el piso, debía ser el ¿sexto? Que rompía en tres benditos meses. Siguió con su rutina mañanera, se dio un corto baño, seco su cabello para no resfriarse puesto que la estación de invierno está en su plenitud, cogió un par de vaqueros negros, una camisa de manga larga color negro, un jersey blanco con algún dibujo en el centro y por ultimo sus converses negras favoritas, nada de otro mundo un Outfit rápido y sencillo sin tanta producción. Bajo las escaleras rápidamente casi tropezando en los dos últimos escalones.
— ¡Eli! Te he dicho miles de veces que no bajes corriendo las escaleras —La regaño ignorando el ceño fruncido de la chica de ojos almendrados.
— ¡Vamos mamá! Que no es para tanto, no es como si me fuera a romper el brazo o peor quebrar el cuello—Escribió rápidamente en el celular Smartphone escuchando a la voz robótica diciendo lo que digitó en el aparato tecnológico.
— ¡No digas eso niña! No recuerdas que te rompiste el brazo porque se te ocurrió "volar" —Resalto la palabra con sus dedos haciendo comillas— como Super Man , te tiraste de las escaleras—Se tocó la cien con paciencia, recordar como su hija estaba en la camilla de hospital con el brazo roto por querer ser un héroe, lloraba como un bebé.
Elizabeth digitó rápidamente en el celular un simple "Jaja"
—Toma tu desayuno y deja de correr por dios, ya vas tarde, llévate el pan para el camino y en tu bolso hay una caja de leche de fresa. Ya vete —Besó la frente de su hija con tanta delicadeza como si tocara un frágil cristal que con tan solo verlo se puede deshacer en miles de pedazos— ¡Hey Eli! No olvides tu bufanda que hace frío y posiblemente nieve y por último y no menos importante que te vaya bien el primer día de Universidad, disfrútalo, recuerda que solo se tiene 18 una vez en la vida —beso nuevamente su frente como si tocara a una rosa frágil.
La muchacha asintió con fervor para luego darse la vuelta y caminar hasta la parada de autobuses, mientras caminaba pensaba y recordaba, quería que su papá estuviera con ella para un día tan importante como su primer día de universidad, anhelaba que fuera como el primer día que fue a clases, su primer diente caído o sus primeros pasos. Caminaba más deprisa para que sus lágrimas no se deslizaran por sus frías mejillas, cada vez caminaba más rápido para que las lágrimas se perdieran con el viento, el aire se le estaba agotando pero siguió corriendo sin importar donde iba, solo necesitaba llorar…
Cuando se cansó de llorar y correr, limpio sutilmente sus lágrimas para ahora dirigirse a la parada más cercana, no iba tan tarde así que siguió caminando, en el paso pateaba piedras puesto que no había muchas personas y no les golpearía con ella, pero claro que estaba equivocada.
— ¡Hey tú! La de Jersey blanco
Elizabeth solo levanto la mirada encontrándose con un chico bastante guapo de cabello negro que parecía sedoso a la vista.
—Oye niña, te hablo a ti—El muchacho tenía el ceño fruncido y parecía bastante molesto con la chica— ¿Me escuchas o eres sorda? —El chico ya estaba cabreado.
Elizabeth solo se limitó a correr parecía una tonta y esa impresión dio claramente corriendo.
— ¡Hey loca!—El pelinegro corrió tras la chica, Okay, esto ya era de película, Una chica corriendo de un chico, no era muy gracioso de ver, cualquiera pensaría que era un psicópata siguiendo a una inocente chica, pero nadie hizo nada, hasta que el chico se cansó de correr.
—Corre como un correcaminos…—Su respiración estaba entrecortada— Debo volver al gimnasio.
Sin más volvió a su camino dejando el altercado atrás.
Por otra parte Elizabeth ya había parado de correr, se golpeó internamente por correr de un chico.
—Debí parecer una idiota corriendo de alguien, bueno en mi defensa creí que me golpearía o algo por sin querer golpearle la pierna con la piedra, si por eso corrí —Se auto convenció de aquello.
De tanto correr no necesito tomar un autobús, solo le quedaban dos cuadras y ya llegaría, llegaría toda bañada en sudor por correr una maratón.
Al acercarse de apoco a la universidad se sentía ese "aroma" a jóvenes que están a punto de dar un paso importante en sus vida y claro Eli no era una excepción, con el corazón en la mano siguió caminando, cada paso le quemaba el cuerpo, estaba asustada y no lo negaría. Suspiro por milésima vez en el día y se acercó a la tablilla de informaciones donde estarían los nombres de los alumnos y sus respectivos salones de clases. Los estudiantes estaban amontonados viendo el tablero
— ¡Por dios! El tablero no se iba a ir del lugar, no era necesario que se amontonen como palomas buscando las migajas de pan— Recién empezaba el día y ya estaba molesta, mala manía de la fémina de enojarse por todo. Su madre muchas veces le dijo que no fuera tan rabiosa, daba la impresión de que era una amargada, bueno razón la tenía, con sus 18 años era toda una señora.
De apoco el tablero se iba desocupando y dejaban pasar a las personas de atrás para leer sus nombres. Cuando Elizabeth ya estuvo frente al dichoso mural busco su nombre entre ¡500 alumnos de primer año! Busco la "B" de su apellido y no fue tan difícil encontrarlo letra B número 20.
Lo que fue sorpresa para ella es que había más de 8 Black en primer año. Su salón fue el A-298 en la facultad de diseño piso 4, cuando se dispuso a ir, cogió tipo folleto-mapa para orientarse el lugar era enorme, un grupo de estudiantes al parecer de años mayores, les indico a través de un megáfono que se dirigieran al auditorio, puesto que los directivos daría una asamblea para dar una bienvenida a los nuevos pupilos. Se alegró de haber tomado uno de los últimos folleto-mapa que quedaba para buscar el lugar, se impresiono porque el lugar era bastante grande y habían muchas áreas verdes, cosa que le fascino pero por temporada de invierno solo se veía el pasto cubierto de nieve.