Mu Xiaoxiao apretó los dientes. Su voz sonaba dura cuando ella le preguntó: —¿Estás en la oficina de Yin Shaojie ahora mismo?
Ella dedujo que Yin Shaojie pudo haber dejado su teléfono en su oficina si estaba en una reunión, y así fue como esta chica tomó la llamada.
«Si no...»
Mu Xiaoxiao ardía de rabia.
Si Yin Shaojie le hubiera dado su teléfono a esta chica voluntariamente, ¡debería esperar la muerte!
La chica no respondió, pero en su lugar dijo: —¿Vienes?
—¡Tú espera! —Mu Xiaoxiao colgó el teléfono después de escupir estas dos palabras.
No quería oír otra palabra de esa chica y sentía como si su ira estuviera a punto de estallar.
«Yin Shaojie, ¡ese idiota!»
¿Por qué siempre había tantas mujeres a su lado que trataban de encontrar todos los métodos posibles para hacerla sentir enojada y celosa?
Mu Xiaoxiao se sintió asfixiada.
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