Los sentimientos negativos de Cielo hacia el embarazo fueron reemplazados por positividad y emoción con la compañía de Dominic. Aunque ella no podía decir con seguridad que ya no había miedo, sabía que tenía a su esposo con ella durante esta aventura.
Pero antes de todo eso, tenían que pensar cómo dar la noticia a su primogénito.
Cuando Sebastián se despertó, su madre y su padre ya estaban en la habitación con él. Su madre estaba al otro lado de la cama, mientras que su padre estaba en la silla cerca de ella.
—¿Eh? —Sebastián parpadeó cansadamente, moviendo la vista entre Cielo y Dominic y notando la sonrisa contenida en sus rostros.
—¿Dormiste bien, bebé? —preguntó Cielo, acercándose a él y acariciando su pelo casualmente.
—Mhm —asintió y luego dirigió la mirada a su padre—. ¿Por qué está Papito aquí?
—Tu papi y yo estábamos hablando —explicó Cielo mientras veía a su hijo mirarla de nuevo—. Bebé, ¿tienes hambre? ¿Quieres algo de picar?
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