The North 297 AC
El sol de mediodía iluminaba el sendero que pertenecía al Camino Real, el cual surgía desde Kings Landing hasta llegar al muro. Caminando por este sendero se encontraba Jon, quien iba enfurruñando.
"Realmente soy un idiota." Se dijo a si mismo Jon mientras seguía caminando. "Como pude pensar que yo solo podría navegar un barco, por más mágico que este sea es necesario como mínimo cinco personas, por lo que para navegar al «StarWolf» necesito encontrar a cuatro compañeros más."
El joven bastardo se había dirigido hacia la Bahía de Hielo y tras cruzar el Muro. Por fortuna para él, el lado del que cruzó el muro estaba a escasos kilómetros de la bahía, por lo que solo le tomó una media hora llegar mientras corría a gran velocidad. Una vez que llegó a la bahía, puso una sonrisa y sacando su pergamino, invocó el barco que le había dejado Edzard. Cuando el barco estuvo en el mar, el dio un gran salto desde la orilla. Dicho salto le permitió llegar hasta la cubierta del barco, el cual se zarandeó un poco al sentir el impacto de la llegada de Jon. Sin embargo, pese a eso, el barco siguió flotando tranquilamente, demostrando su resistencia a los fuertes impactos.
Una vez que estuvo en el barco, Jon subió hacia el timonel y comenzó a girarlo, pero el barco no se movía y fue allí donde recordó que no había vela para el mástil. Sin embargo, no solo se dio cuenta de eso, sino que también se dio cuenta de que tenía que levantar el ancla, cuyo sistema de manipulación estaba a la otra punta del barco de donde estaba el timón. También se percató de que debería tener a gente en el Nido de Cuervos para que actuasen de vigías.
Al darse cuenta de que le faltaba mano de obra, Jon decidió bajar del barco y volverlo a enviar a la dimensión de bolsillo donde se guardaba. Tras eso, decidió que seguiría su camino a pie, pues aún tenía que llegar a algún poblado con un buen herrero para poder comprarse una armadura, ya que ahora mismo solo vestía una túnica de lana de color azul, pantalones de lana de color marrón, botas y guantes de cuero de color negro y su capa.
Dejando de pensar en lo que había pasado cuando descubrió que no había podido navegar en su barco, Jon comenzó a enfocarse en el camino. Si había habido algo que Edzard siempre le dijo fue que nunca bajase la guardia en los caminos, pues nunca se sabe cuándo podrías ser atacado. En especial en este tipo de caminos, ya que al estar en una zona casi sin población, varios de los tramos estaban llenos de arbustos, los cuales podían usarse para emboscadas.
Cuando cruzó por cerca de un árbol derribado, sus oídos captaron el sonido de una ramita siendo aplastada. Si bien el sonido debió de ser tenue para un humano normal, él no era tan normal, por lo que sus sentidos mejorados le permitieron discernir el peso del ser que rompió la ramita.
'Por el sonido del crujido, lo que rompió la rama pesa más de sesenta kilos. Eso quiere decir que es un animal de gran tamaño o un bandido que intenta robarme.' Pensó Jon mientras seguía caminando, fingiendo que no se había percatado. Mientras seguía caminando, pudo escuchar algunos sonidos más, lo que indicaba que habían llegado más personas. 'El sonido es muy descoordinado como para ser una manada de lobos. Y están siguiéndome, por lo que son bandidos.'
Tras pensar aquello, Jon obtuvo su respuesta, pues varias siluetas surgieron de los matorrales que rodeaban el camino. Las siluetas resultaron ser cinco bandidos, los cuales estaban vestidos con ropas andrajosas de pieles.
'Parecen salvajes de más allá del muro.' Pensó Jon al verlos bien, pues se parecían bastante a los Salvajes que había visto mientras vivía por esas tierras. Dejando de ver sus vestimentas, Jon comenzó a examinar sus armas. Entre los cinco llevaban algunas espadas cortas, un hacha de cortar leña y una lanza. 'Esas armas están en mal estado, tienen oxido y para colmo se nota a leguas que ya no tienen casi filo. Aunque, el hacha de cortar leña está en condiciones más que aceptables.'
"Je, je. Miren chicos es nuestro dia de suerte. Parece que una nena se ha perdido y para su mala suerte no tiene arma alguna." Dijo uno de los salvajes con un acento muy marcado.
El bandido dijo aquello al ver que Jon no tenía su espada a la mano, pues la había dejado escondida en su bolsa mágica. Y es que, Jon había decidido usar esa espada más adelante, pues no quería llamar la atención aún. Así que por eso quería buscar un herrero que le vendiera una espada larga y una armadura.
"Hagamos esto fácil, chico. Danos todo lo que tengas de valor y te dejaremos vivir. Si te niegas, bueno…" dijo otro bandido, dejando colgada la amenaza contra la vida de Jon.
Jon decidió ignorar la diatriba de los bandidos y comenzó a pensar en cómo quitárselos de encima. Observando la forma en que lo habían rodeado, se dio cuenta de que sería fácil para el librarse de ellos. Y es que estos idiotas habían dejado bastante espacio entre sí, lo que le permitirá poder moverse con libertad. Así que, una vez determinó a quien eliminar primero, Jon comenzó a mover su pie derecho lentamente.
"¡Oye Mocoso!" gritó otro bandido mientras miraba a Jon quedarse quieto. "¡Danos tu dinero y cosas de v…!
Lo que aquel bandido iba a terminar de decir murió en su garganta al ver como Jon corría a gran velocidad hacia su compañero.
Jon corrió en línea recta y una vez que tuvo al bandido a escasos centímetros, movió su mano derecha y le agarró el cuello, mientras que con la izquierda tomaba su espada corta. Con un rápido movimiento de su muñeca, Jon le rompió el cuello, dándole una muerte instantánea.
"¡¿Qué mierda?!" gritó otro de los bandidos a ver morir a su compañero tan fácilmente.
"¡Maldito hijo de puta!" gritó otro bandido al salir de su estupor. El bandido cargó contra Jon, pero no lo hizo solo, pues dos de sus compañeros le siguieron.
Jon vio como los tres bandidos cargaron contra él, por lo que apretó el agarre en la espada corta que había obtenido. Esperando el momento adecuado, Jon esquivo grácilmente el ataque del primer bandido que llegó hasta él, para lograrlo se movió ligeramente a la izquierda, dejándolo pasar. Mientras el ataque del bandido fallaba, Jon movió su mano y con un corte rápido, preciso y fuerte, cercenó la cabeza del bandido.
La forma tan efectiva con la que Jon mató a su compañero hizo que los dos bandidos que habían cargado se detuvieran en seco. Lamentablemente, eso solo los convirtió en presas fáciles para Jon, quien, corriendo hacia ellos, también les decapitó.
Al ver que sus compañeros habían muerto tan fácilmente, el último de los bandidos con vida se cagó en los pantalones y dándose la vuelta comenzó a correr como alma que lleva el diablo. Sin embargo, no corrió ni diez metros cuando cayó al suelo muerto, pues la espada corta que Jon había usado para matar a sus compañeros se había clavado en la parte anterior de su cráneo, perforando así su cerebro.
Jon caminó hacia los bandidos que había matado y comenzó a apilarlos en un lado alejado del camino real. Al ya tenerlos todos apilados, movió su mano y les lanzó una pequeña bola de fuego, la cual se extendió sobre las pieles que conformaban sus ropas, comenzando a quemarlos.
Tras hacer eso, Jon miró las armas que había tomado de ellos. Bueno, no solo había tomado armas, sino que también tomó sus monederos y todo lo que había allí.
"Solo habían tenido unas pocas monedas de cobre y una de plata." dijo Jo mientras ponía las espadas cortas, la punta de la lanza y la cabeza de hacha frente a él en el suelo. Posando su mirada en estos artefactos, comenzó a examinarlos más de cerca. "Si le quitamos el óxido, y juntamos todo es posible que tenga metal más que suficiente como para hacerme un mandoble."
Tras decir esas palabras, Jon se fue a buscar una cueva donde poder armar una fragua improvisada para re-forjar todo lo que tenía allí.
Jon se encontraba cabalgando sobre un garrón de color marrón con una marca en forma de cruz en la frente del caballo. Él iba a trote suave por el camino que se encontraba en medio de un frondoso bosque, el cual se llamaba el Wolfwood. Ya habían pasado más de siete días desde que había matado a esos bandidos en los territorios de la Night´s Watch. Luego de matarlos, Jon había sado sus armas para forjar un arma, pero para su mala suerte, al no tener una fragua adecuada, no pudo controlar el calor del fuego y terminó por fundir el metal.
'No puedo creer que terminara desperdiciando tanto metal.' Pensó Jon con un poco de molestia. De todas las enseñanzas que le dio Edzard, una de las más importantes sobre la herrería era no fundir un metal por segunda vez.
Flashback
Un joven Jon de diez años se encontraba sudando como un cerdo, pues se encontraba frente a fragua mientras calentaba un pedazo de hierro.
"Mantén la vista fija en el metal, Jon." Dijo Edzard mientras miraba a su aprendiz mantener el metal con las pinzas en la forja.
Jon asintió y siguió manteniendo su vista en el metal. Cuando vio que el hierro se volvió rojo incandescente, decidió no sacarlo, pues aún era duro para moldarlo con el yunque y el martillo. Por lo que, decidió dejarlo calentar un poco más. Cuando sintió que el metal estaba lo suficientemente caliente, lo sacó y lo llevó al yunque. Ya que aún era un aprendiz de nivel básico en lo que a herrería se refería, su misión de ahora era aprender a hacer una daga. Por lo que, comenzando a martillar, estuvo unas cinco horas dándole forma a su hoja. Cuando terminó, se la llevó a Edzard para que la examine.
"Edzard. Ya terminé." Dijo Jon entregándole la daga a Edzard.
Edzard tomó la hoja y la examinó. Si bien a hoja aun no estaba templada, debería de ser lo suficientemente fuerte para resistir algún golpe… o al menos eso era lo que esperaba, pero no sería el caso esta vez.
"Ahhhh…" Dijo Edzard soltando un suspiro y luego puso una sonrisa. "Esta daga no sirve, Jon."
Los ojos de Jon se abrieron con sorpresa al escuchar aquello. Mirando a su maestro, le preguntó la razón.
"Calentaste de más el metal, Jon." Dijo Edzard mientras se agachaba y le mostraba a Jon algunos puntos y burbujas en la hoja. "¿Ves esto?"
Jon asintió en respuesta.
"Estas marcas indican que estuviste por refundir el metal. Y eso no es algo bueno."
"¿Por qué?" preguntó Jon con curiosidad.
"Los metales son cosas caprichosas, Jon. Normalmente no debe de fundirse más de una vez, pues pierde bastante de sus propiedades de resistencia, lo que hace que sean quebradizas y un arma quebradiza es peligrosa." Respondió Edzard mientras le revolvía el cabello a Jon de manera amable. "Recuerda esto y todas las armas que hagas serán útiles, tanto para ti como para las personas a las que se las vendas."
Fin Flashback
Una sonrisa triste apareció en el rostro de Jon al recordar a su maestro. Sin embargo, pese a estar sentimental en este momento, no había bajado la guardia. Mientras seguía cabalgando recordaba como compró este caballo en el primer establo que vio al salir de los territorios de los hermanos negros. Por este garron tuvo que pagar tres monedas de oro y unas cuantas más de plata, las cuales tenían la inscripción de un venado. Si bien sabía mucho sobre lucha y magia, su conocimiento del comercio o, mejor dicho, las equivalencias de las monedas westerosis era casi nulo. Así que, no sabía cómo pagar exactamente, pero por fortuna el que le vendió el caballo era una persona honesta y le dijo las equivalencias de las diferentes monedas.
Tras comprar su caballo, el dueño del establo le dijo que debía de llevarlo a herrar y le dijo dónde estaba el herrero local. Para su gran fortuna aquel herrero también vendía armas y armaduras, por lo que aparte de herrar el caballo, también compró una armadura básica, la cual consistía en una armadura brigantina con una cota de malla simple por debajo, brazales y grebas de acero, junto con un par de hombreras simples. También, compró una tienda de campaña y algunos instrumentos de viajero. Al final toda la compra, excluyendo al caballo, le costó unos dos dragones dorados y unos pocos cientos de ciervos plateados.
Una vez que estuvo listo, partió para continuar su viaje y una vez que estuvo fuera de la vista de todos, guardó los objetos en su bolsa encantada. Tras guardar los objetos, sacó a «Gandravar» de la bolsa y la colocó a su espalda.
Luego de eso, viajó sin problemas hasta ahora. Sin embargo, parecía que el mundo quería fastidiarlo hoy, pues luego de pasar por un tocón que tenía bastante sangre seca en su superficie sintió que algo le pasaría ese dia. Dejando atrás ese lugar, Jon siguió cabalgando y mientras más lo hacía comenzó a sentir que ya había estado por este lugar antes. Sin embargo, antes de que lograse recordar algo, escuchó un gemido suave.
Mirando hacia donde se podría decir que era el lugar de origen del gemido, sintió un tirón en su alma. El tirón era algo desconocido, pero era tan fuerte que comenzó a cabalgar hacia ese lugar. Desmontando y atando el caballo a un tronco, caminó por el lugar y vio una pequeña bola de pelo de color blanco, la cual estaba que agazapaba sobre sí misma.
Acercándose sigilosamente, Jon logró tomarlo con su mano derecha y lo que vio lo sorprendió, pues vio un cachorro de lobo. El cachorro era tan blanco como la nieve y tenía los ojos ya abiertos, mostrando que eran tan rojos como la sangre.
Posando su vista en el cachorro, el tiempo pareció detenerse para Jon, quien sintió como su alma y la del lobo se unían, casi formando un pacto.
'Esto es extraño. Nunca sentí algo así.' Pensó Jon con asombró, pues esto era algo nuevo para él. Sin embargo, sus instintos le decían que conservase a este cachorro como compañero de viaje. Así que, haciendo caso de sus instintos, decidió tomarlo como compañero.
Así que, tomando al cachorro, sacó una tela de su bolsa mágica y atándola, hizo una cesta para el cachorro. Una vez que puso al cachorro allí, volvió al caballo y comenzó a alejarse de allí, siempre en dirección del sur. Mientras cabalgaba, iba pensando en donde podría buscar información sobre lo que le había pedido su maestro.
Los pasos de los cascos del garron que Jon cabalgaba se escuchaban ligeramente mientras seguía su viaje por las tierras del Norte de Westeros. Cabalgando con la capucha de su capa de oso puesta para poder pasar desapercibido y no ser reconocido, Jon seguía en su camino hacia el sur. A su lado, trotando a paso ligero se encontraba el cachorro de lobo, al cual había llamado Fantasma, pues este no hacia sonido alguno, ni para pedir comida, ni para aullarle a la luna.
El joven bastardo haba estado cabalgando ya por más de dos semanas desde que encontró al cachorro en aquel bosque. Tras hallarlo, siguió su camino y por fortuna logró llegar a un pueblo con una pequeña posada. Mientras cabalgaba, pudo ver a algunos guardias con cotas de mallas y capas de piel, siguiendo a un guardia que llevaba una capa de color rosa con lágrimas de color rojo estampado en ellas. No pudiendo encontrar un sigilo con el cual deducir quien era el señor al que servía, decidió cabalgar hasta la posada para comer un poco antes de seguir su viaje.
Sabiendo que su lobo llamaría la atención, Jon lo escondió en el mismo saco que había usado para llevarlo cuando lo encontró. Así que, tras ingresar y sentarse en una mesa, le pidió a la camarera que le trajera un poco de pan con una cuña de queso de cabra y un poco de cerveza para bajarlo todo. La camarera lo miró con confusión por el pedido, pero al final aceptó. Y mientras esperaba su comida, comenzó a escuchar las conversaciones de todos. Las conversaciones no le dieron pistas sobre dónde encontrar un lugar para buscar información, pero cuando estuvo por rendirse escuchó algo interesante. Logró captar la conversación de como un chico planeaba viajar a Oldtown y estudiar mucho para obtener eslabones de diversos materiales que demuestren que es alguien con mucho conocimiento.
Al escuchar la palabra conocimiento, Jon supo que ese era el lugar al que debería ir. Así que, mientras seguía esperando su comida, sacó un mapa mal dibujado que indicaba la localización de todas las principales ciudades de Westeros. Al buscar Oldtown, Jon vio que debía de viajar muy, pero muy al sur. Pese a que no esperaba tener que ir tan al sur, una sonrisa apareció en su rostro, ya que al fin tenía una pista de a qué lugar ir primero.
Tras aprender esa información y de comer su comida, Jon partió rápidamente y continuó su viaje, lo que lo trajo hasta este lugar. Mientras seguía cabalgando, sus sensibles oídos captaron el sonido de pasos erráticos, los cuales se dirigían hacia su dirección.
'Parece que se acerca una, no, son varias pisadas y muchas de ellas son de cuatro patas, por lo que posiblemente se trate de una cacería.' Pensó Jon mientras se preparaba para ignorar lo que estaba pasando, pero rápidamente cambio de opinión al escuchar el grito de una mujer.
'¿Qué mierda está pasando?' pensó Jon mientras jalaba de las riendas de su caballo y comenzaba a dirigirse hacia el lugar de donde provino el grito.
Jon cabalgo por el bosque hasta que llegó a un claro y lo que vio allí lo hizo enojar de una manera que no pensó que podría hacerse, no al menos en esta etapa de su viaje. Lo que sus ojos vieron fue como un grupo de hombres se reían de una pobre muchacha que estaba desnuda sobe el suelo, siendo rodeada por varios perros. Cuatro de los hombres vestían cotas de malla y llevaban espadas largas en sus cinturones, mientras que el quinto vestía un chaleco de cuero negro sobre un jubón de color rosa. El quinto hombre usaba un arma diferente a las del resto, ya que, en vez de ser una espada larga normal, era una espada un poco más ancha en la punta
'Una espada que se ensancha al final de la hoja suele ser de un solo filo.' Pensó Jon mientras veía como uno de los sujetos, el cual tenía varios furúnculos en el rostro se comenzaba a bajar los pantalones mientras tres de los que quedaban se agachaban y sujetaban a la chica. El último de ellos, el que vestía el chaleco negro solo sonreía y parecía divertido con lo que le pasaba a la chica.
Fantasma comenzó a enseñar los dientes, pues sintió la ira de su compañero aumentar, pero no salió de donde se estaban ocultando al ver como Jon colocaba una mano al frene suyo.
"Tranquilo, chico." Susurró Jon mientras mantenía fija su mirada en los sujetos. Tras aquellas palabras, Jon comenzó a caminar hacia ellos y mientras lo hacía, llevó su mano hacia su cinturón y de allí tomó un cuchillo arrojadizo. Con el arma en mano, salió de entre los árboles, causando que los perros que estaban rodeando a la chica le miraran y comenzaran a gruñirle.
Los gruñidos de los perros hicieron que todos levantaran la mirada y vieran a Jon caminar hacia ellos. Sin embargo, verlo solo los sorprendió un momento, pero luego volvieron a lo que estaban haciendo.
"Oh. Pero mira que tenemos aquí. Parece que alguien ha venido a hacerse el héroe." Dijo el sujeto que tenía el chaleco negro mientras daba unos pasos hacia Jon, dejando a sus compañeros seguir con lo suyo.
Ahora que estaba más cerca, Jon al fin pudo ver su rostro. El sujeto no era para nada atractivo, pues tenía los labios en forma de gusanos, además de tener ojos pálidos como el hielo sucio. Su cabello era castaño y lo llevaba largo. Jo ignoró las palabras de aquel sujeto y solo siguió caminando mientras mantenía su cuchillo oculto por la capa de oso.
"Parece que eres como Gruñón, alguien que no puede hablar." Dijo el sujeto mientras comenzaba a hacerle señas a sus perros.
'Realmente eres idiota. Puede que tu truco de hablar para camuflar tus acciones funcionase con otras personas, pero conmigo eso no funciona.' Pensó Jon mientras comenzaba a mover su mano derecha ligeramente, preparándose para tomar su espada.
Con un solo movimiento de la mano del sujeto, los perros corrieron contra Jon. Los perros corrían a una buena velocidad, demostrando que eran perros de caza y no chuchos cualquiera. Mientras corrían, ladraban y sus mandíbulas exudaban una gran cantidad de saliva, seguramente saboreando la carne del idiota que se había atrevido a molestar a su amo. Cuando los perros llegaron a escasos metros de Jon, se abalanzaron contra él, con el deseo de destrozar su carne a mordidas. Sin embargo, una vez que estuvieron en el aire, los animales perdieron la sensación de su cuerpo.
Los ojos del sujeto con el chaleco negro se abrieron de par en par, pues vio como aquel extraño acaba de matar a todas sus perras de caza de un solo corte con una espada muy grande de color negro. La sorpresa que tuvo en aquel momento solo aumentó cuando vio como el lanzaba un cuchillo, el cual pasó por su mejilla, dándole un pequeño corte.
"¡Polla Amarilla!" gritó uno de los sujetos que sujetaban a la chica al ver como su compañero, el cual estaba por violar a la chica, caía muerto por un cuchillo clavado en su cabeza. Bueno, eso es lo que esperaría, pero debido a que Jon había usado mucha fuerza en el lanzamiento, el cuchillo había atravesad la cabeza del violador y terminó por impactar en un árbol cercano.
Al ver a su compañero muerto, todos rápidamente soltaron a la chica, la cual se había desmayado al sentir la sangre del muerto caer sobre ella. rápidamente se levantaron y desenfundaron sus armas, pero se detuvieron en seco al ver como el extraño estaba rodeado de los cadáveres de las perras de su señor, el cual se llamaba Ramsay Snow.
Ramsay miraba a Jon sin signo alguno de miedo en sus ojos, algo que por supuesto llamó la atención de Jon.
'El miedo es una de las primeras líneas de seguridad que tiene un ser humano. El carecer de él solo hace a una persona salvaje, estúpida y muy impulsiva. Este sujeto no tiene miedo a pesar de que acabo de matar a todos sus perros con un solo corte. De hecho, parece que esta alegre por aquello. Sus compañeros son todo lo contrario, parece que se cagarán en los pantalones en cualquier momento.' Pensó Jon mientras miraba esos sujetos. 'La chica podría atrapar una neumonía si sigue desnuda en el suelo. Así que, tendré que acabar con ellos rápidamente.'
Al terminar de pensar aquello, Jon vio como aquel con el chaleco negreo intentaba hablar. No queriendo volver a escuchar su desagradable voz, Jon rápidamente salió disparado hacia ellos y usando su gran velocidad, los dejó sin palabras. Una vez que estuvo entre ellos, movió a «Gandravar» de manera rápida y con un solo corte horizontal, los cortó por la mitad. La hoja de «Gandravar» cortó fácilmente por la cota de malla y no hablemos del chaleco que usaba el que había estado por hablar.
Cuando Jon terminó su movimiento, una pequeña onda de viento surgió, haciendo que los cuerpos cercenados se separen y quedaran esparcidos por el lugar. El claro donde habían estado se convirtió en una grotesca escena llena de viseras y sangre.
Volviendo a sujetar su espada a su espalda, Jon se acercó a la chica y sacando una capa de piel de su bolsa, la cubrió con ella para luego cargarla entre sus brazos. Con la chica en sus brazos, Jon comenzó a caminar hacia su caballo, para poder llevarla a un lugar seguro.
The Crossing 297 A.C
Jon se encontraba cabalgando por el camino real y se detuvo al llegar a una loma. Hasta hace poco, el paisaje que lo había acompañado era el de pantanos y marismas, pero ahora eso había cambiado. Mirando por la colina, vio el inicio de un gran rio y lo que parecía ser un puente de piedra con dos castillos, uno a cada extremo y una torre en el centro.
Girando la cabeza, Jon miró hacia atrás y mientras lo hacía, puso una mirada triste. Y es que al dejar a la chica que había salvado, Jon supo que había estado en las tierras de los Bolton. Si bien aquello era algo revelador, fue enterarse de que había rumores de que el hijo bastardo de Lord Bolton se divertía cazando jóvenes en el bosque lo que hizo que se asombrase. No se necesitaba ser un genio para saber que al que había matado era el hijo bastardo del señor de la segunda casa más poderosa en el Norte.
Sabiendo aquello, Jon rápidamente inventó una historia de coartada para la joven, diciendo que la salvó de un grupo de violadores al sur y que ya los había matado. Tras aquello, Jon le entregó un par de monedas de plata a la chica, la cual había terminado de despertarse mientras él contaba su historia. Mientras le entregaba la plata, le susurró que debía de decir esa mentira para que nadie de la casa Bolton la persiguiera. Afortunadamente, el mencionar a la casa Bolton hizo que la chica se asustara y asintiera.
Tras aquello, Jon siguió su camino hacia el sur y por fortuna se encontró con algunos bandidos, los cuales intentaron matarlo, por lo que luego de matarlos rápidamente, Jon los hizo pasar por violadores, bajándole los pantalones a uno.
Con su señuelo ya listo, Jon siguió su camino hacia el sur. Mientras viajaba, en más de una ocasión estuvo tentado en volver a Winterfell a hablar con su familia, pero decidió no hacerlo. No era el momento adecuado todavía. Además, aun había posibilidades de que sea descubierto como el asesino del bastardo de Bolton, por lo que si eso sucediese y él estaba en Winterfell… bueno, seria problemático y él no quería causarle problemas a su familia.
'Realmente lo siento, padre, Robb, Sansa, pero no puedo volver aún. No quiero causarles problemas, por lo que tendré que esperar a que se enfríe todo rastro que pueda hacer que se descubra que yo mate a Ramsay Snow. Así que parece que demorare un par de años para poder conocer a mis nuevos hermanos.' Pensó Jon mientras apretaba el agarre en las riendas de su montura. Dejando de mirar hacia el norte, comenzó a cabalgar hacia el puente, siendo seguido por su fiel lobo, Fantasma.
Jon cabalgó durante un buen rato y finalmente llegó a la entrada del puente. Allí a la distancia, vio como había una gran cola de personas y mercaderes que esperaban su turno para pasar. Al verlos, Jon comenzó a dirigirse hacia allí, pero ni bien estuvo a escasos metros de la entrada, se llevó una mano a la nariz, para tapársela.
'Que peste hay aquí. Huele a avaricia, envidia, crueldad y egoísmo.' Pensó Jon mientras sentía asco del aura y olor que surgía de este lugar. Mientras su caballo seguía avanzado, vio a un mercader hablar con unos guardias con armaduras que llevaban una sobreveste con dos torres azules unidas por un puente sobre gris plateado. Haciendo uso de sus sentidos mejorados, Jon comenzó a escuchar la conversación.
"¡No puedo creer que hayan subido tanto el peaje! ¡Esto es un robo!" gritó indignado el comerciante mientras miraba a los guardias.
Uno de los guardias miró al comerciante y puso una sonrisa burlesca. "Son ordenes de Lord Frey, idiota. Todos los mercaderes deben de pagar un poco más si quieren usar el puente."
El comerciante apretó los dientes mientras miraba a los guardias.
"Deberías pagar, al menos que quieras tener que viajar al sur, hasta el cruce del Vado Ruby." Dijo otro guardia.
El comerciante miró a los dos guardias con tal intensidad, que parecía que podría incendiarlos solo con la mirada. Pese a estar obviamente molesto por el aumento del peaje, el comerciante se llevó las manos a una bolsa y pagó mientras les decía varios improperios a los guardias.
Jon vio como el comerciante y su caravana comenzaban a cruzar. Habiendo escuchado aquello, Jon, quien ya sabía un poco más de la geografía de Westeros gracias al nuevo mapa que le compró a un comerciante que encontró cerca del desvío que llevaba a White Harbor.
'Debí de haber ido hacia White Harbor y tomar un barco desde allí. Pero no, quise cabalgar hasta Oldtown. Aun así, no planeo pagarles un solo centavo a mierdas como estas.' Pensó Jon para luego comenzar a jalar las riendas de su caballo y guiarlo hacia el sur. 'Tomare el otro cruce. Puede que me demore más, pero al final llegare a mi destino.'
Tras eso, Jon comenzó a cabalgar, siguiendo un camino de tierra y mientras avanzaba comenzaba a planear que haría en el lugar donde descansaría esta noche.