Cambiando de Perspectiva

**Eli**

Mientras los jadeos conmovedores de Harper llenaban el aire a su alrededor, Eli llegó a una incómoda realización: estaba durísimo.

Lo que no debería ser realmente sorprendente. Acababa de hacer que una chica se corriera en una encimera de cocina. La chica todavía estaba bajando del éxtasis con su rostro escondido en su hombro, y su dedo aún estaba dentro de ella, sintiendo todos sus temblores residuales a medida que ondulaban a través de su cuerpo. Después de todo, era un chico sano y heterosexual, por lo que era bastante comprensible que todos sus instintos estuvieran gritando y ardiendo de necesidad.

Pero aún así, le estaba afectando más de lo que debería. La sensación de su piel suave y cuerpo sensible, el sonido de esos quejidos y gemidos que resonaban con tanta seducción natural... De alguna manera le estaban haciendo cosas que nadie más había conseguido antes.

Eli reprimió un gruñido propio. Quizás simplemente fue tomado por sorpresa. Conociendo a Harper durante la mitad de su vida, nunca realmente la había pensado como alguien sexy —no es que no lo fuera, obviamente, pero su mente simplemente nunca había decidido verla de esa manera— y ahora que su "acuerdo" lo había obligado a mirarla bajo una nueva luz... Bueno, sería un tonto si no esperara sorpresas.

Dio unas cuantas vueltas más suavemente con su dedo, permitiéndole disfrutar de los últimos coletazos del placer. Cuando finalmente la retiró de dentro de ella, ella volvió a gemir y se anidó con aliento tibio contra la curva de su cuello. Casi siseó cuando el sonido y el contacto enviaron otra oleada de calor directamente a su entrepierna.

—Eh... Dios, no esperaba que fuera... tan intenso —Harper finalmente consiguió decir. Su voz todavía era etérea, y sus brazos se deslizaron lánguidamente por sus hombros mientras lentamente se recompuso.

Eli deseaba en cierta manera que ella se apoyara en sus brazos por un poco más de tiempo —ya era lo suficientemente miserable que no pudiera aliviar la presión entre sus piernas pronto, así que no debería pedir mucho el buscar consuelo y enterrarse en su calor y aroma, ¿verdad?— Pero luego inmediatamente pensó que era mejor no hacerlo. Esto era una lección... Ella se suponía que estaba aprendiendo. Esto no se suponía que fuera una sesión apasionada de hacer el amor que terminara con mimos enamorados.

Entonces sonrió y presionó un último beso en su frente. —Voy a asumir que así es como te gusta, lo que significa que he hecho un buen trabajo —la ayudó a abotonarse los shorts de nuevo, luego se apoyó a su lado en la encimera.

Harper soltó una risa temblorosa. —Oh, sí, definitivamente. Yo... Bueno, supongo que realmente es cierto que hay cosas sobre las que... necesito aprender más...

Giró su rostro ligeramente hacia un lado, probablemente para sonrojarse. Un breve silencio cayó sobre ellos.

Eli se preguntaba qué sería lo adecuado para decir en este momento. Normalmente, si esta fuera una chica con la que estaba saliendo, la estaría abrazando fuerte y seguiría besándola, quizás susurraría unas cuantas palabras sucias en su oído y haría que ese sonrojo tentador se volviera aún más brillante. Pero él no estaba seguro si Harper quisiera eso... ¿Qué querría una chica después de haber llegado al clímax como medio de aprender sobre sexo de todas formas?

El silencio de repente se sintió un poco incómodo.

Harper fue la primera en romperlo. Se aclaró la garganta. —Hablando de eso... También nunca antes me había sentado en una encimera de cocina. Se siente... como exótico. Aunque he leído algunas escenas así en libros...

—Ah, es una escena bastante común —Eli estuvo de acuerdo—. Hay una razón por la que las encimeras de cocina están diseñadas a esta altura.

Su cabeza giró hacia él.

—¿De verdad?

—... No. Es solo más fácil para... um, moler varias cosas.

Se quedaron mirándose el uno al otro por unos segundos. Luego ambos estallaron en risas.

Bueno, él generalmente no era bueno para contar chistes. Pero si uno malo ayudaba a aliviar la incomodidad del silencio, entonces todo estaba bien.

—Ahora tengo miedo de que mi perspectiva de esta cocina vaya a cambiar para siempre —dijo Harper. Hizo un barrido figurativo alrededor del espacio—. Aunque honestamente, no es como si realmente la usara mucho. Soy demasiado perezosa para cocinar de todos modos.

La oportunidad de cambiar de tema era bienvenida y Eli la aprovechó.

—¿No cocinas? —preguntó. Eso era mucho más fácil de platicar.

—No desde cero. Es demasiado desordenado... y soy bastante mala eligiendo los sabores. Solo hago cosas simples como hervir pasta o meter una mezcla premade para pastel en el horno —Harper dejó escapar un suspiro exagerado—. Sé que es increíble. Mi mamá hace mejor comida que un restaurante, y todo lo que puedo hacer es calentar comidas congeladas.

Eli no pudo evitar encontrar su aspecto abatido adorable.

—¿Qué te parece si vienes a mi lugar el próximo fin de semana entonces? —sonrió—. Te haré la cena.

Sus ojos se ensancharon.

—¿Tú... qué? —Lo estudió sospechosamente—. No estoy segura si puedo siquiera imaginarte con un delantal.

—Eh, no seas tan rápida en etiquetarme. No soy el tipo de rico imbécil que se sienta a esperar que una esposa o amante o ama de llaves me alimente —Eli rodó los ojos—. Además, la cocina es un 'arte'. Me gusta cuando tengo tiempo.

Harper inclinó la cabeza hacia un lado, aún luciendo sospechosa.

—Ok, me encantaría verlo. Puedo ayudarte a hervir pasta —Le dio una sonrisa—. ¿Debo traer algo?

—Solo a ti misma. Mi cocina está bien surtida —Mostró una sonrisa torcida—. Y viene con mucho espacio... incluyendo una encimera mucho más grande que puedes aprovechar bien.

El rubor de un brillo rosado volvió a trepar por sus mejillas, y él rió al ver como sus ojos se apartaban con timidez.