Una nueva ruta

—Buenos días, Jonathan —bostezó Lucas—. Es raro ver a Roberto sin ser el último en llegar.

—Buenos días —levantó la cabeza Simón desde detrás de su escritorio—. Es bastante sorprendente que Roberto haya llegado justo a tiempo hoy.

Estando junto a la máquina de café con una taza en la mano, Martín preguntó:

—¿Alguien quiere un poco de café para animarse?

—Buenos días a todos —Jonathan se sentó en su lugar asignado—. Por favor, Capitán, quiero una taza de café.

—Vivo tan lejos que tengo que correr incluso después de tomar el tren flotante más temprano —intervino Roberto—. Yo también quiero café, Capitán.

Martín preparó una taza de café para cada uno y la colocó delante de ellos.

—Vivir con un horario invertido de día y noche puede ser duro —le entregó el café a Jonathan—. ¿Has logrado ajustar tu rutina?

—Más o menos; dormí hasta las 3 p.m. ayer, luego me volví a dormir a la medianoche —Jonathan sopló el café humeante—. Hoy me siento bien.