Mundo Shinobi - Resultados - 231

Tres días antes de la fecha acordada con los shinobis del bajo mundo, Kain se levantó temprano una mañana porque tenía que ir a ver la tienda que había comprado al viejo Yamanaka, en el distrito Ino-Shika-Cho. Se vistió con su kimono verde, hakama negro y haori blanco. Salió de la casa despidiéndose de todos, sobre todo de Nagisa quien estaba ganando confianza día a día, y después salió.

En ese momento estaban saliendo los primeros rayos del sol, el cielo estaba claro, pero con muchas nubes blancas viajando de un lado a otro. Al mismo tiempo corría una brisa fresca. El verano se estaba acabando, pensó Kain.

Kain avanzó por las calles de Konoha al distrito Ino-Shika-Cho. Se detuvo delante de la tienda de dangos, pero como era temprano, estaba cerrado. Así que los deseos de algo dulce tendrían que esperar. Kain siguió avanzando, viendo como la gente movilizaba sus carritos y los ponía a un costado de la calle ofreciendo todo tipo de comida. Al mismo tiempo, muchos shinobis salían de sus casas con destino al municipio para solicitar una misión. Otros estaban abriendo sus tiendas, ya se sentía el agradable aroma en el aire de los restaurantes preparando las sopas base de sus comidas. A Kain se le abrió el apetito de solo pasar por fuera de un restaurante, a pesar de que ya había desayunado. No obstante, los negocios eran primeros, así que apresuro el paso y llegó al conjunto de tiendas comerciales, donde la suya era la última de la derecha y la más pobre en cuanto productos. Bueno, para empezar, ni siquiera habían empezado el negocio.

—Hola, Kain— dijo un muchacho de cabello negro y mirada astuta, parecía que sonreía, pero sus ojos no lo hacían. Llevaba un kimono negro y sandalias de madera, lo justo, consideran que Kento Nara, su padre, murió hace menos de un mes. Este muchacho no era otro que Shishio Nara, el amigo de Sakumo y Akane. El hijo del difunto patriarca del clan Nara que había nacido sin chakra. La diosa de la suerte no le sonrió igual que a Duy Might, quien cayó en los esquemas de Tobirama y acepto su "buena voluntad" sin saber en lo que se había metido. También se podría decir que se libró de Tobirama por pura suerte, sin tampoco saber el peligro en el que había estado. Sin embargo, lo importante es que Shishio Nara, sin un padre que le de soporte, decidió hacer algo para él mismo y ayer busco a Kain para recomenzar el negocio que habían comenzado, pero que, de forma lamentable quedó estancado por la guerra.

—Hola, Shishio ¿Cómo estás?— preguntó Kain con una sonrisa amable. Llego delante de Shishio y le tendió la mano. El propio shishio hubiera golpeado a cualquier por saludarlo de esa manera; así se saludaban los civiles y el odiaba que le recordaran que nació sin chakra. No obstante, Kain no lo hacía por menosprecio o burla, era solo su forma de ser. "Un apretón de manos decía mucho de la persona" decía el propio Kain. Lo cual Shishio encontró divertido y raro. Gran parte de los shinobis estaban locos por separarse de los civiles porque los consideraban débiles, pero Kain estaba aquí, saludando como ellos con total naturalidad. Por supuesto, Shishio le estrecho la mano y se sintió valorado. Si Kain Uchiha le había ofrecido un trato, eso quería decir que él tenía una habilidad que Kain necesitaba.

—Bien, Kain— respondió Shishio, separaron sus manos y continuo —solo un poco cansado, ayer me toco hacer varias cosas—

—Lo debes tener difícil, pero no te preocupes, si lo haces como me lo prometiste, de aquí a fin de año estarás abriendo otra tienda—

—Eso espero— dijo Shishio rascándose la cabeza, ayer presentó una propuesta de negocio con todo el dinamismo que pudo encontrar. Kain lo escucho y le dio la oportunidad. Ahora, si esto fallaba, no sabía que haría en el futuro. De solo pensarlo, sintió un escalofrió recorrer su espalda.

—Otouto— dijo una mujer enérgica y alegre, acompañada por un muchacho de cabello gris somnoliento. Eran Akane y Sakumo. Ella vestida con un haori purpura y la silueta de una hermosa mujer dibujada en la espalda con hilos dorados. Por otro lado, Sakumo vestía igual que la mayoría de los shinobis de Konoha, ropa oscura y chaqueta táctica verde pasto mientras llevaba el protector de Konoha en la frente.

—Ooooh, Sakumo, ya subiste a las grandes ligas ¿por eso andas con sueño?— preguntó Kain de forma burlona

A Sakumo se le quito el sueño y Akane se puso roja. Ella avanzó enojada y le dio un coscorrón en la cabeza.

—Cállate, otouto impertinente, soy una dama, todavía no puedo ser una novia— respondió Akane

Kain soltó una risita, pero no respondió. En su lugar, preguntó —¿Cómo está mi okaa-sama?—

—No seas un bebé de mamá— dijo Akane cruzándose de brazos —¿Ayer la viste o no?—

—Claro, pero siempre me preocupo por ella—

Akane iba a decir algo más, pero se quedó callada y en su lugar, avanzó hasta Shishio y lo miró a los ojos —¿Seguro que vas a hacer esto?— preguntó —si lo vas a hacer, hazlo en serio, si no, no prometas lo que no puedes—

Shishio se sintió intimidado por las palabras, agacho la cabeza, tomo una profunda respiración y levantó el rostro para mirarla a los ojos —no tengo otra opción— dijo —solo tengo un camino y es lograr lo que prometí. De lo contrario, estaré quebrado—

—Bien, estás con la espada contra la pared. Más te vale moverte con la intención de ganar—

—Sí—

—Venga, vamos— dijo Kain —antes de que Akane siga intimidando a Shishio—

—Oye, otouto, no lo estoy intimidando, solo cuido de que un chico desmotivado te mienta—

—Sí, sí, gracias onee-sama, por favor, sigue cuidando de mi—

—Cuando lo dices así suena a sarcasmo—

—Es porque lo es— respondió Kain con una sonrisa burlona, llegó delante de la puerta de la tienda y toco varias veces. Entonces, la puerta se abrió y el hermoso rostro de Okita se asomó mostrando una hermosa sonrisa.

—Buenos días, sensei, Akane-san, Sakumo-san, Shishio-san, los estaba esperando— respondió Okita

La primera en entrar fue Akane, después Sakumo, Shishio y en último Kain. Okita cerró la puerta y Kain miró por los alrededores —¿Dónde está Mitsuo?—

—Lo siento, sensei, él se quedó dormido— respondió Okita.

—Mmm, está bien. Por mientras haremos la reunión y después vamos a comprar los tres—

—Sí— respondió Okita con una sonrisa rebosante de felicidad, lo que hizo fruncir el ceño a Akane. Su otouto estaba ganando la atención de demasiadas mujeres y ya estaba viendo que se transformaría en un mujeriego. Por supuesto, Kain vio la expresión de Akane, pero prefirió ignorarla.

—Por ahora sentémonos, todavía falta Naomi— dijo Kain señalando con la mano la mesa redonda al lado de la ventana del lado derecho de la tienda.

—¿Por qué Naomi?— preguntó Akane de malhumor

Kain soltó un suspiro de cansancio y dijo —deja de poner problemas cada vez que se encuentran con Naomi. Ella es mi prometida, así que la vas a tener que aguantar. Yo no te digo nada porque Sakumo tiene cara de bobo—

—Oye, no me metas en tu pelea— dijo Sakumo frunciendo el ceño —además ¿Quién tiene cara de bobo?—

—Cállate, Sakumo, es solo un ejemplo. Y tú tienes cara de bobo—

—Oye, otouto, no le hables así a mi novio— protesto Akane —además, ella es la poco real—

—Y ahí vamos con lo mismo de nuevo. Bueno, no pienso discutir contigo. Naomi se volverá mi mano derecha y ella hará muchas cosas por mí, así que más te vale tolerarla—

—Soy tu onee-chan, deberías preferirme a mí en lugar de a ella—

Kain soltó un suspiro e ignoro a Akane, se fue a sentar a la mesa y aunque Akane siguió protestando no les prestó atención a sus ridículos argumentos.

—Okita— dijo Kain mientras sonaba de fondo las quejas de Akane —¿Tienes café?—

—Sí, sensei— dijo Okita

—Convídame una taza por favor—

—Sí— respondió Okita mirando a Akane de soslayo mientras ella seguía protestando —lo tiene difícil ¿No?—

—Sí, y que lo digas—