Mundo Shinobi - Creciendo - capítulo 28

En una amplia habitación estaban reunidos todos los altos cargos del clan Uchiha. Como todos pertenecían al mismo clan se llamaban por sus nombres. Al fondo de la habitación, en donde debería estar sentado el patriarca Uchiha con el estandarte del clan a sus espaldas, estaba sentado el viejo concilio compuesto por 12 ancianos. Todos de rostro duro, mirada severa y actitud estricta. En el centro de todos ellos estaba el eje central del concilio, un anciano de contextura huesuda y piel arrugada. Vestía kimono gris y un haori burdeos. Al mismo tiempo, todo el concilio estaba sentado sobre cojines, mientras que Kotaro Uchiha (el patriarca) estaba de pie frente a ellos. Tenía una tez enfermiza y en su rostro se reflejaba la preocupación. Estaban a unos días del verano y pronto se cumplirían cinco años desde que tomó el mando del clan. Sin embargo, más que ser el líder, parecía el chico de los mandados de todos estos ancianos.

-Kotaro Uchiha- dijo con voz gruesa y potente el anciano del centro -¿Cuáles son las buenas nuevas?-

-Ken-sama- respondió Kotaro con voz nerviosa -bueno, esto, la verdad es que-

-¿No hay novedad?- pregunto Ken Uchiha con cierto desdén, dio un resoplido y miró a los ancianos a su alrededor. Después se concentró en Kotaro y continuo -Kotaro, te hemos dado varias prórrogas, hemos tenido paciencia con tu ineptitud y nos has defraudado una vez más-

-Señor, yo estoy tratando de hacer todo lo posible. No es mi culpa que nuestro clan sea tan desconfiado y orgulloso-

-Escusas, escusas- dijo el viejo Ken y negó con la cabeza -no eres un digno descendiente, cada vez que te preguntamos nos das excusas y tratas de relegar la culpa a alguien más ¿La gente empieza a dudar de ti?-

-Eso…- murmuro Kotaro mirando al tatami en el suelo con los ojos bien abiertos, la frente traspirada y los labios tiritando.

-Suficiente- dijo el anciano Ken -ya no necesitamos tus excusas, buscaremos una solución por nuestra cuenta, te puedes retirar-

-¡¿Eh?!- exclamo Kotaro Uchiha, levantó su rostro y miró con preocupación a los ancianos. Todos sonreían con diversión.

El anciano Ken perdió su habitual seriedad y le dio una asquerosa sonrisa -tus servicios ya no son requeridos- dijo

-Espere- dijo Kotaro alzando la voz -¿Eso quiere decir que ya no soy el patriarca del clan?-

El anciano Ken bufo hacia un lado y le dijo -cuando se tome una decisión, se te avisara. Ahora vete-

Kotaro quedo de piedra durante un instante y camino con la cabeza gacha hasta salir de la habitación. No sabía si decir que estaba sorprendido o asustado. A lo mejor, pensó mientras atravesaba el puente, este era su castigo por mandar a esa espantosa mujer tras el hijo del anterior maestro. Era el precio por traicionar a la sangre y al linaje ancestral. Se agarro la frente con ambas manos y se apoyó en una de las vigas que soportaban el techo del puente. Entonces se resbaló hasta quedar sentado en el suelo. Le costaba asimilar que, en una conversación de unos cuantos segundos, había sido desechado sin previo aviso. No, negó con su cabeza, ya le habían advertido de manera indirecta, debía tener resultados este año o sería desechado. Entonces escucho unos pasos a través del puente de madera y levantó su rostro para encontrar a su viejo padre. Kotaro a pesar de que era un adulto, se puso de pie, camino hasta su padre y lo abrazo con todas sus fuerzas.

-Perdona, padre, te he deshonrado, te he avergonzado- y mientras le decía todas esas cosas, Kotaro lloro amargamente.

El viejo Ko, solo abrazo a su hijo apretando los labios y formando una línea, aguantándose la tristeza de querer llorar. Sin embargo, sus ojos lo traicionaron. Se activo su sharingan hasta el tercer tomoe, igual que la mayoría de los de su época y derramo muchas lágrimas. Entonces se arrepintió de haber hablado con ese viejo Ken y ofrecerle a su precioso hijo como patriarca. Kotaro era alguien que estaba ascendiendo en fuerza, pero justo cuando había alcanzado su tercer tomoe, se formó esta aldea y recibió el trabajo de patriarca. A lo mejor, si no hubiera sido patriarca hubiera dedicado todo su tiempo al entrenamiento y podría haber activado el legendario Mangekyo. Algo que lo convertiría en alguien que debe ser escuchado. Entonces se le vino a la mente un rostro viejo y elegante, de una de las mujeres más poderosas, orgullosas y hermosas de su época. A lo mejor, a lo mejor, ella los puede ayudar, pensó por un momento.

-Ven hijo- dijo Ko con una voz baja y grave -tenemos que conversar-

Kotaro así lo hizo y dejo que su padre lo guiara a su casa. Sus hijos y su esposa no estaban en ese momento, así que nadie lo pudo ver en un estado lamentable y derrotado. Su padre lo guio al cuarto piso, un lugar que no tenía nada, ya que el edificio en el que vivían era demasiado grande. Gracias a esto, el cuarto piso estaba lleno de polvo y las esquinas del techo cubiertas de telarañas. Ko abrió una de las ventanas del piso para poder ventilar y fue a buscar algo con lo que limpiar. Por otro lado, Kotaro se paró en la ventana y pudo ver como Konoha se extendía como un mar de casas a la distancia. Pensó en su clan y por un momento quiso dejar de ser Uchiha, era difícil trabajar con gente tan orgullosa. Incluso él, a pesar de ser el patriarca, era mirado como uno más de sus pares. Ese era el problema, pensó. Dentro de todo, su poder todavía era alcanzable para el resto. El tercer tomoe le daba una ventaja, pero no al punto de ser invencible. Incluso si alguien solo tenía dos tomoes o hasta un tomoe, si tenía la suficiente experiencia, lo podían vencer.

Ko Uchiha limpió el suelo y una vez ventilada la habitación, puso dos cojines en el suelo y trajo una botella de vino. Entonces invito a su hijo a sentarse y le pregunto -¿Cuéntame que has hecho? Estoy demasiado desactualizado. En un principio me contabas todo lo que hacías como patriarca, pero de repente, de un momento a otro, te empezaste a callar las cosas-

Kotaro pensó que no era de extrañar, había fracasado en todo lo que se había propuesto. La gente lo ignoraba, los negocios fracasaban y del municipio de Konoha llegaban reclamos casi todos los días. El shinobi "XXXX" hizo esto, desobedeciendo las ordenes de su capitán. El objetivo igual se cumplió, pero puso en riesgo la operación. Esta es la multa…" que para colmo de males, casi siempre era la mitad de la paga. Esto a su vez se convertían en problemas para Kotaro, ya que tenía que hablar con el Uchiha en cuestión y explicarle la situación. Al final, Kotaro quedaba como el malo y quien le robaba a su propia gente.

-Padre, perdóname- dijo para empezar -yo, hice algo que no debí. Estaba asustado y…-

Entonces Kotaro le contó a su padre como había urdido todo el plan para asesinar al hijo de Madara Uchiha. Se había reunido con una maestra de armas especializada en este tipo de trabajos de alto riesgo y la había mandado a infiltrase en la propiedad. Lo peor de todo es que ella murió y gracias a eso, empezaron a circular esos molestos rumores.

-¡Perro de mala vida!- grito Ko Uchiha furioso y le dio una bofetada a su hijo -me arrepiento de haberte criado, maldito, maldito- rugía el anciano al mismo tiempo que se lanzaba sobre su hijo y trataba de ahorcarlo -te enseñe y te inculque que siempre protegieras a tu clan. Te enseñe valores, modales y a cuidar de tus otros "hermanos" ¿Todo para qué?-

Kotaro empezó ahogarse mientras veía el rostro furioso de su padre. Sin embargo, solo fue el susto del momento. Ko nunca podría matar a su hijo, por muy desgraciado él hubiera sido. Así que lo soltó y cayó al piso de espaldas mientras jadeaba.

-Perdón, Madara-sama, perdón- repetía el anciano entre sus jadeos, derramo lágrimas y esta vez no pudo aguantar el dolor y la vergüenza. Su propio hijo matando a su propia sangre. Los ancestros deben estar revolviéndose en sus tumbas pensaba el anciano sin nunca parar de llorar.

Kotaro vio a su padre a su lado, en posición fetal y llorando. Nunca lo había visto tan quebrantado en su vida. Entonces se preguntó ¿Qué había hecho? ¿En qué estaba pensando en el momento que lo planeo todo?

-Lo siento, padre, lo siento- fue lo único que pudo decir Kotaro. Se quedo sentado en el suelo mientras escuchaba al viento entrar por la ventana. Su padre dejo de sollozar al poco rato, pero se quedó tumbado en el piso. Kotaro se miraba las manos y se preguntaba ¿Cuándo las cosas se echaron a perder?.

-¿Qué piensas hacer?- pregunto Ko con una voz envejecida y sin energías.

Kotaro miró hacia un lado y vio a su padre sentado en posición de loto. Se pasaba las manos por la cara para limpiarse las lágrimas y lo miraba con un rostro duro como las piedras.

-No lo sé- dijo Kotaro sin ninguna energía -Ken-sama dijo que mis servicios ya no son necesarios y que cuando se decida mi destino, me lo informaran-

Ambos se quedaron mirando el piso de madera y las divisiones de las tablas como si ahí estuviera la respuesta. El viento paso soplando y alguien entro a la habitación en un rápido movimiento que los dejo indefensos. Entonces miraron a una esquina de la habitación y vieron a un shinobi con una bandana de Konoha en la frente. Tenía ojos grandes y tristes, que lo hacían ver infantil por mucho que pusiera un rostro serio.

-Kagami-kun- dijo el anciano Ko poniéndose de pie, activo su sharingan hasta el tercer tomoe y continuo -más vale que tengas una buena excusa para entrar en la casa de alguien sin su permiso-

Kagami ignoro su queja y se arrodillo con la mirada dirigida hacia el suelo. Ko Uchiha frunció el ceño, se iba a acercar y le iba a dar una cachetada en la mejilla a modo de castigo, pero las siguientes palabras lo detuvieron.

-Kotaro-sama, Ko-sama- dijo Kagami con voz tranquila -me envía Tobirama-sama para ayudarlos en este momento de necesidad-

Ko bufo hacia un lado y dijo con desdén -no hemos caído tan bajo como para tener que recurrir a un Senju-

-No- respondió Kagami sin levantar su rostro, manteniendo un tono voz neutral -has caído lo suficientemente bajo como para necesitar el rescate de un Senju-

-¡Maldito mocoso!- rugió Ko, pero su hijo levantó el brazo y le impidió avanzar

-¿Qué dice el señor hokage?-

-¿Qué demonios dices, Kotaro?- le pregunto furioso

-Padre no sabe, pero se rumora entre los altos cargos que Hashirama-sama entregara el puesto de hokage a su hermano. Al parecer, su misión tuvo éxito, pero aún gran costo-

-Tobirama-sama no se considera hokage- dijo Kagami interrumpiéndolos -pero como alguien que tomara el cargo, está preocupado por la estabilidad del clan Uchiha. Así que, con el fin de evitar el peor escenario, me envía a entregarles un mensaje-

Kotaro avanzó hasta pararse a un metro de Kagami y le pregunto -¿Qué mensaje?-

Kagami estiro su mano derecha a la bolsa detrás de su espalda, a la altura de su cadera y busco un pergamino. Una vez que lo encontró, lo tendió y Kotaro Uchiha lo tomó. Entonces Kotaro soltó la pequeña amarra de cordel y extendió el pergamino. Solo era una invitación a reunirse con Tobirama en el municipio de Konoha.

-Dile que no necesito sus consideraciones- dijo Kotaro Uchiha, a lo que su padre unos pasos más atrás, asintió satisfecho.

Sin embargo, pese a sus palabras, Kagami se mantuvo arrodillado sin mostrar ninguna reacción. Por dentro pensaba que era justo lo que le había dicho Tobirama. Lo Uchihas siguen siendo demasiado orgullosos y será difícil, casi imposible, que puedan trabajar con otras personas de otros clanes si eso se mantiene. Así que Tobirama había pensado en un trabajo especial para ellos, pero tendrían que dejar que ellos se acerquen a solicitar ayuda, o de lo contario siempre mantendrían ese carácter arrogante hasta su extinción.

Kagami se puso de pie y le dijo mirándolo a los ojos -Tobirama-sama dijo que esto pasaría y que mantendrá su oferta sin importar cuanto tiempo le tome cambiar de opinión-

Ko Uchiha bufo indignado a esas palabras superficiales y ni siquiera lo volvió a mirar. Por otro lado, Kotaro miró a Kagami y le dijo -muchas gracias por tus palabras, pero mantente lejos de mi casa. No habrá una próxima advertencia-

Por dentro Kagami sonrió pensando que este tipo era demasiado orgulloso para solo ser un títere de esos viejos inútiles, pero se guardó para sí esas apreciaciones -como usted diga, Kotaro-sama- dijo e inclino su espalda en un ángulo de noventa grados.

Kotaro asintió y lo vio retroceder dos pasos, para después darle la espalda y marcharse por la ventana.

-¿Qué piensas padre?- pregunto Kotaro, mirando en la dirección en que se fue Kagami

-Nada bueno puede venir de un Senju, y menos de ese tipo. Sería capaz de sacrificar a todo nuestro clan con tal de resguardar al resto de Konoha-

Kotaro se abstuvo de responder y solo inclino la cabeza. Entonces comenzó a pensar en cuál sería la solución que ese hombre tenía en mente. Muchas cosas estaban pasando dentro del clan y algunas estaban demasiado ocultas para darse cuenta. Pero la ambición, la ambición es el peor de todos los males y uno de los primeros en salir a flote.