Hoy era una mañana de intenso frio, en donde sí lanzabas tu aliento al aire, se generaba una nube de humo blanco. Por una parte, los tres idiotas fueron a ver a sus familias. Como el invierno no era la mejor época del año para pasarla en la casa de los suburbios, aprovecharon de viajar a sus casas y comprar algunos regalos. Por otro lado, Kain no debería tener nada que hacer en la mañana, pero ahí estaba Catalina, que lo quería acompañar al calabozo. Así que entre una cosa y la otra, Kain fue obligado a ir a la familia Frigg. La diosa requirió su presencia y tendría que demostrar que era digno de cuidar de su hija. Kain se largó a reír a carcajadas cuando lo escucho, pero Catalina le advirtió de inmediato que no fuera sin respeto con la diosa.
Así que aquí iban, caminando por calles cubiertas de nieve. Los únicos sonidos que los acompañaban era el ulular de una débil brisa gélida y el rechinar de la nieve con cada pisada. Kain va vestido con una camisa, pantalones, botas y un abrigo; con su cara de pocos amigos se ve como el jefe de los matones de la región de Dedalus. Por otro lado, Catalina va vestida casi igual, pero con un abrigo más refinado de corte aristócrata. Ella lleva a Kain del brazo y por alguna razón, lleva una sonrisa imborrable. Kain la mira preguntándose qué le pasa, pero la deja en su mundo. La mira cada cierto tiempo y cuando escucha a Catalina tararear una canción, no aguanta más.
-¿Por qué estas tan feliz?- pregunto Kain
Catalina emitió una sonrisa aún más brillante y le dijo -Jojojojo ¿sabes quién no ha llegado durante una semana?-
-No-
-Mi eterna amiga roja. No ha llegado-
-¿Tu eterna amiga roja?¿Tu eterna amiga roja?¿Tu eterna amiga roja?- repitió Kain confundido
-La regla, imbécil. A veces eres tan inteligente y otras tan estúpido-
-¡¿Oh?! Bueno, bien por ti. Espero que te vaya bien-
-Nada de eso maldito. Tu lo hiciste, te corriste hasta el cansancio dentro de mi, así que ahora te haces responsable-
Kain se largó a reír a carcajadas y Catalina lo quedo mirando. Esta última se puso roja de la vergüenza, le pego un codazo y le dijo con resentimiento -estúpido- y se enfurruño en sus propios brazos.
-Solo era una broma amor-
-No, no hagas esas bromas-
-Lo siento, de verdad-
Catalina se detuvo, lo miro a los ojos. A su vez, Kain entendió la señal y la beso. En medio de la suave nieve que empezó a caer, se besaron hasta que alguien tosió y los saco de su mundo. Una mujer que aparentaba tener veintitantos, los miraba con una sonrisa afable. Ella tenía un cabello rubio arreglado en largos tirabuzones que le llegaban a las caderas. Llevaba una delicada tiara que adornaba su frente y un vestido invernal de colores café oscuro y blanco. Ella asintió y le pregunto con su angelical voz -¿este es tu marido, niña?-
-Sí Frigg. Él es- le respondió Catalina
-Mucho gusto- le dijo Kain mientras sonreía y le tendía la mano
-Mucho gusto- sonrió la diosa mientras le estrechaba la mano. Después miro a Catalina y le dijo -no esperabas que alguien con tus modales hubiera agarrado al bueno-
Catalina agacho la mirada, se sonrojo y dijo en voz baja -solo fue suerte-
-Así parece- dijo la diosa con una sonrisa dulce. Después miro a Kain y le dijo -ven, acompáñame. Si puedes vencer al capitán de mi familia te dejare llevar a esta niña-
-¿Qué tal si lo cambiamos?- le pregunto Kain
-¿Qué clase de cambio?-
-Si él puede hacerme una herida, entonces yo pierdo-
-¿Estas seguro?-
-Sí-
-Bien, entonces vamos, espero que no te arrepientas-
Así que los dos siguieron a la diosa Frigg. La casa estaba a unos cinco minutos a pie de donde estaban. Bueno, en realidad era una mansión de mil doscientos metros cuadrados, con un gran jardín y una construcción de dos pisos. No era la construcción más bonita de la ciudad, pero era un lugar acogedor. Pasaron por una verja de color verde y avanzaron por un camino hecho de adoquines.
-¿Cuánto tiempo tiene tu familia?- le pregunto Kain en un tono casual
La diosa Frigg lo miro de soslayo y le respondió -unos treinta años. Hemos avanzado poco a poco, pero con la ayuda de Catalina avanzaremos aún más. Nos hacía falta un mago en nuestra familia-
-Veo- dijo Kain mientras miraba a la mansión. Por una de las ventanas paso una niña de unos quince años. A pesar de que estaba haciendo frio, ella iba ligera de ropa, con una cabello largo de color negro y piel morena. ¿Amazonas? Se pregunto Kain. Pero siguió caminando
La diosa camino con un movimiento elegante. Sin contonear demasiado sus caderas, pero aun se distinguían bajo el abrigo. Ella de repente le pregunto -¿desde hace cuanto se conocen?-
-Dos años-
-Bastante poco- dijo la diosa en un tono dudoso
-Puede ser- respondió Kain con indiferencia -pero tuvimos un primer encuentro exitoso. Nos llevamos bien, compartimos muchas cosas y nos comprometimos. Ahora planeamos tener una familia-
-Veo, cuídala mucho ¿bien?-
-Así lo hare-
-o-
En estos momentos Kain y Catalina estaban en una gran habitación. Las murallas estaban divididas entre la blanca muralla de concreto y un cálido revestimiento de madera. Los muebles del lugar eran dos estantes con copas y vinos. Por lo demás, el lugar estaba alfombrado de punta a punta, con una mesa de centro en el medio y un juego sillones de color burdeos. Todo este despliegue era coronado por un sillón de color blanco. Por otro lado, la pareja estaba sentada en un pequeño sillón y el resto de la familia Frigg, estaban sentados en amplios sillones.
Catalina algo avergonzada se paró y declaro en lo que casi fue un grito -este es mi marido-
Ante tal declaración, todos dejaron de conversar. Le pusieron atención y la niña amazona exclamo -hermana, no tienes que estar tan rígida. Una mujer que bebe como si no hubiera un mañana no debería actuar tan tímida-
-Cállate mocosa- le grito Catalina
Un tipo de rostro serio pero amigable, se reía, mecía una copa de vino y los miraba sin emitir ningún juicio. Llevaba el pelo corto, era fornido, he iba vestido con la típica ropa de aventurero. A su lado estaban una pequeña pallum y un enano. Mas allá habían dos elfos, un hombre lobo, un hombre gato y tres amazonas. La diosa no estaba, fue a hacer algo. Así que los dejo en compañía de la "familia". Kain estuvo tranquilo todo el rato, pero los elfos no lo dejaban de mirar. Por lo tanto hizo contacto visual con ellos para ver qué pasaba. Al final, uno de ellos se acercó.
El elfo tenía el pelo rubio, con un rostro juvenil adornado con pequeñas cicatrices. Iba vestido con una túnica roja que le llegaba a los pies. Él se acerco con una actitud reverente y le pregunto -disculpe ¿usted viene del Gran Bosque?-
-Para nada- le respondió Kain con una sonrisa. El elfo suspiro, asintió con una sonrisa y se fue a su puesto. Kain pensó que seguramente debe tener algún problema con ese lugar. Como no era su problema no se molestó en preguntar, pero se dijo que hay que investigar a futuro.
-No te preocupes- dijo el tipo serio de pelo corto, levanto su copa y se presentó -soy Ralf, capitán de la familia y como te dije, no te preocupes. Ellos solo son muy reverentes con la nobleza-
-Puede ser- respondió Kain -¿llevas mucho tiempo aquí?-
-Mas o menos ¿veinte años? Creo. Vine cuando era muy joven. La dama Frigg vio algo en mí y me recluto ¿más vino?- le ofreció Ralf mientras levantaba una botella
-Ok- respondió Kain y estiro su copa mientras le servían
-¿Y tu?¿eres parte de alguna familia?-
-No, para nada, por ahora no estoy interesado-
-¿Cuál es tu especialidad?-
-Un poco de magia, un poco de herrería, un poco de espadachín-
-Un poco de muchas cosas-
-Mas o menos, si quieres ser fuerte, tienes que saber como funcionan las cosas-
-Puede ser- respondió Ralf con una sonrisa. Siguió bebiendo y comentándole cosas, pero siempre con la intensión de averiguar su trasfondo. Kain por otro lado sonreía, contestaba una que otra pregunta, pero cuando estas eran muy invasivas, las ignoraba.
De repente, todas las conversaciones se detuvieron cuando se abrió la puerta y entro la diosa. Iba vestida con una traje blanco. Paso con un movimiento suave, cerró la puerta y se deslizo hasta el sillón blanco. Miro a su capitán y le dijo -Ralf, prepara tu espada, debes probar a este muchacho-. Ralf se levantó, hizo una suave reverencia y salió de la habitación. El resto de la familia estaba entusiasmado. Sin embargo, cuando escucharon el desafío que planteo Kain, lo miraron con desdén y enojo. Para ellos él era solo un engreído. Catalina se rio de ellos y les dijo que eran unos idiotas. Nadie dijo mucho al respecto. Así que siguieron compartiendo, bebiendo y hablando hasta que volvió el capitán. Llamo a Kain al patio y salieron de la habitación. La diosa y los otros los seguían. Se movieron con dirección al patio trasero. Ahí habían hecho un cuadrilátero para los entrenamientos. Una vez que los dos guerreros se posicionaron en lados contrarios. La diosa hablo -Ralf, tienes mi permiso para utilizar toda tu fuerza. Trata de cortarlo-
Ralf iba a tomar la empuñadura de su espada cuando escucho esto y se congelo. Miro a su diosa asombrado, pero ella asintió con una sonrisa y Ralf acato. Tomo su espada, canalizo su energía y miro a Kain. Este a su vez le dio un tenue sonrisa y le dijo -adelante-. Ralf hizo un gran movimiento. Salto con todas sus fuerzas surcando los casi tres metros de distancia que habían entre Kain y él y le dio un espadazo. Ralf algo asustado del resultado, cerró los ojos y espero que alguien gritara del susto, como resultado de la sangre emanando del pecho. No obstante, eso no sucedió, abrió poco a poco los ojos y suspiro de alivio. Kain estaba en un pieza. Rafl y Catalina no se conocían de hace mucho, pero ella era parte de la familia. Además le había contado a todo el mundo que quería formar una familia con su marido. Si él lo hubiera matado, hubiera sido una gran tragedia.
Ralf iba a levantar su espada una vez más, pero la diosa Frigg dijo en un gran tono -suficiente, con esto estoy segura, gracias por tus esfuerzos Ralf-
-Es mi honor, Dama Frigg-
La diosa Frigg miro al resto de su familia y les ordeno -retírense por favor-. Una vez que todos se fueron y solo quedo la diosa con Catalina y Kain. Frigg continuo -como te prometí puedes llevarla contigo, pero ten cuidado si avanzas a los pisos inferiores-
-Muchas gracias por tu consideración- le respondió Kain
-No es nada- respondió la diosa dando una astuta sonrisa
-o-
Ya en la noche, Catalina estaba ayudando a Kain a preparar la mesa mientras esperaban a Lilia. Esta última llego diez minutos después de que todo estuvo listo, así que tuvieron que recalentar la comida y después sentarse a comer. La cena se llevó en completa calma mientras sonaban los cubiertos. El silencio se mantuvo hasta que terminaron. Catalina bostezo y les dijo que tenía mucho sueño. Después le hizo un giño a Lilia y los dejos solos. Kain paso su mano por debajo de la mesa y le acaricio la rodilla. Lilia a su vez sonrió y se puso en pie para sentarse en regazo de Kain. Después de un rato limpiaron todo y se fueron a la habitación.
Lilia se desnudo y ayudo a Kain con su ropa. Se recostaron en la cama y Lilia le dijo mientras hacía un puchero -la próxima vez me tienes que llevar. De lo contrario no te perdonare-
-Bueno- respondió Kain con una sonrisa. Le dio un beso y se posó sobre ella. Lilia le tomo el rostro y le dio varios besos. Kain por otra parte empezó a bajar con sus labios. La beso en su delicado cuello, bajando por la clavícula, saboreando los senos, jugando con su pequeño ombligo hasta llegar a la parte baja…
-o-
Al otro día, temprano en la mañana, todos se levantaron como todos los días. Pero esta vez, cuando Lilia se fue a las dependencias de la familia Hephaestus, Kain y Catalina la acompañaron durante la mitad del camino. Cuando llego el momento se separaron y tomaron caminos distintos. Catalina igual que el día de ayer va tarareando una cancioncita. Kain por otra parte trataba de ignorar lo mal que suena. Ella es feliz, así que Kain solo puede poner una sonrisa y seguir caminando con dirección al calabozo.
Una vez en el calabozo, Kain como particular pago la tarifa y avanzaron por los pisos del calabozo. De vez en cuando Catalina se quejaba. El día de ayer habían prometido ser un equipo. Kain sería la vanguardia y Catalina la soporte mágico, esa era la formación. Sin embargo, Kain hacía las cosas solo, ni siquiera necesitaba desenfundar sus espadas. Un par de dardos de fuego y aniquila a los frágiles goblin. Avanzan al segundo piso y los kobold siguen el mismo destino. Así iban avanzando hasta que llegaron al piso diez, cuando aparecieron los orcos. No fueron ningún problema, pero el hecho es que Kain siguió haciendo las cosas por su propia cuenta. Por su parte, Catalina esta aburrida, se queja sin parar de que él no estaba siendo un equipo. Por otra parte, Kain no le da la mayor importancia y solo se excusa diciendo -son monstruos demasiado débiles. No vale la pena que gastes tu energía-. Así que Catalina lo escuchó, lo siguió mirando y avanzando. Mientras tanto, Kain avanza y avanza, y la paciencia de Catalina se ve mermada a cada momento. Cuando llegaron al piso once ya no puedo aguantar más y se puso a pelear. Catalina le dijo que si sigue haciendo todo por su cuenta, lo empezara a utilizar de diana. Al final Kain accede, pero cuando llega al piso doce, se olvida de su promesa y una vez más comienza a lanzar dardos de fuego y avanza arrasando con los enemigos. Al cabo de un minuto se escucha un grito furioso y varias explosiones, una detrás de otras. Como resultado de todo eso, Kain se da cuenta de que esta en el suelo y Catalina lo mira indignada. Le corren las lágrimas por los ojos y le advierte -si no vamos a ser un equipo, entonces hace esta mierda solo- y de repente comienza a llorar. Kain se levantó, se sacudió la ropa y fue hasta donde esta ella. La abraza mientras trataba de consolar y Catalina lo culpa de todo. Se queja de que deben ser un equipo y llora sin parar. Una hora más tarde, Kain le está acariciando la espalda. Están sentados sobre una roca y a su alrededor no hay nada más que niebla y algunos árboles secos. Catalina solloza, se aferra a Kain y le pregunta -¿vamos a ser un equipo?-
Kain asiente y confirma por veinteava vez -sí amor, vamos a ser un equipo-
-¿lo prometes?-
-Lo prometo-
-Bien, tu eres la vanguardia y yo la soporte ¿bien?-
-Bien-
-Si te olvidas, me voy-
-No se me va a olvidar-
Catalina al escuchar eso sonríe, se limpia las lagrimas y le dice -bien, vamos-
De ahí en adelante cambio toda la mecánica que ha estado ocupando Kain hasta ahora, todo por el bien de la buena convivencia. Últimamente no están demasiado tiempo juntos. Catalina por lo usual esta con su "familia" explorando el calabozo. Así que no se ha dado cuenta de su frágil estado de ánimo. Lejos de la siempre optimista Catalina. La Catalina en frente de él es dependiente. Siempre lo está mirando para ver si le presta atención a su desempeño. Él piensa que pueden ser los primeros síntomas del embarazo, pero es demasiado pronto ¿o no?.
Catalina se dio la vuelta después de matar a un orco y le preguntó -¿me estas escuchando Kain?-
Kain salió de sus pensamientos y le respondió -te escucho fuerte y claro-
-Qué bueno- respondió Catalina emitiendo una sonrisa -sigamos avanzado a los pisos inferiores-
Dejando afuera el frágil estado de ánimo de Catalina, Kain ha estado revisando los cuerpos de los monstruos. Son una masa de carne normal, pero al momento de morir, se dispersan en una niebla oscura. Por su visión puede decir que los cuerpos están hechos para que realicen tal acción. Sus almas por otra parte son parecidas a las de "ese" mundo. Donde los dioses le hicieron algo al ciclo natural de la vida y las almas se vuelven piedras. Por otro lado, las almas de los monstruos son débiles. No se pueden consumir como las de "ese" mundo, pero pueden ser utilizadas para muchas otras cosas. Mientras toman un descanso en el piso catorce. Kain mira una de las pequeñas piedras mágicas de color lila. Son de un superficie dura, de tacto liso, no se rompen al tacto y perduran. A su vez, funcionan como fuentes de energía. Kain ya ha comprado varios emisores de agua, lámparas, cocinas y una cosa maravillosa llamada refrigerador. Todos los artefactos funcionan con una tecnología basada en las piedras mágicas. Son de una increíble y maravillosa ayuda. Kain desarmo varios de esos productos, en su interior tienen algo llamado pentagrama. Es como los sellos de Kain, pero en vez de funcionar con un sistema espiritual de base, los pentagramas funcionan con un sistema lógico. La piedra se coloca en el núcleo, crea un bucle a través de diferentes diagramas y produce un efecto en específico. Cuando Kain vio esto quedo maravillado. Lo único que pudo decir fue -maravilloso. Como se esperaba de un lugar en donde viven los dioses-. Kain comparo esto con la tecnología del otro mundo, era la diferencia del cielo con la tierra. Para empezar, en ese mundo si quieres congelar algo o tener hielo, tienes que saber magia o pagarle a alguien. Aquí solo necesitas tener el maravilloso artefacto llamado refrigerador y vualá, hielo para todo el año. El único detrimento de esto es que la mayoría de los productos son caros.
-¿En que piensas querido?- pregunto Catalina
-Yo, estaba metido en mis pensamientos, perdón si no te puse atención- respondió Kain en un tono suave
-No hay problema amor. Solo te vi muy pensativo y me dio curiosidad-
-Ven- le dijo Kain mientras estiro sus brazos. Catalina sonrió, se apoyó de espaldas sobre el pecho de Kain, y este último la abrazo por las caderas. Entonces le pregunto -¿Por qué has estado tan sensible?-
-No lo sé, solo quiero que me mires, quiero que estemos juntos-
-Si te sientes mal tienes que decírmelo-
-Lo sé-
Los dos continuaron abrazados. Se besaron despacio, después mas intenso, pero de repente Kain escucho unos pasos. Miro de soslayo y vio unas cosas blancas con forma de conejo. Entendiendo que no debe haber nada inofensivo en el calabozo. Levanto la mano y se preparo para lanzar magia, pero alguien le mordió en el labio. Perdió su concentración y miro para adelante. Una Catalina lo miraba llena molestia y le pregunto -¿en que quedamos?-
Kain sonrió algo avergonzado y le respondió -lo siento, fue un desliz-
-Te perdonare si me muestras algo nuevo-
-Bien, mira esto- dijo Kain y estiro su mano de nuevo. Creo un pequeño orbe de fuego y de él salió una enorme llamarada que abarco cinco metros de ancho por veinte de largo. Los monstruos desaparecieron al instante dejando atrás sus piedras mágicas. El suelo que se convirtió en lava emitía un terrible calor. Kain miro una vez mas a Catalina y le pregunto -¿conforme?-
-Conforme- le respondió Catalina -ahora enséñame-
-No es tan difícil. Solo tienes que combinar dos sistemas mágicos y modelar la energía-
-Mas fácil y sin tanto tecnicismo-
-Bien- respondió Kain -haces un pequeña bola de fuego, concentras la energía, la haces explotar con aire y después creas una ráfaga de aire que dirige la explosión y vualá. Una enorme llamarada de dragón-
-¿Por qué lo llamas así?-
-Porque cuando un dragón eterno lanza fuego queda así- dijo Kain mientras apuntaba al suelo convertido en lava
-¿Lo haz visto antes?-
-Bueno, sí. Fue en el mundo pintado. Un archidragon…-
-Detente, detente, detente. No me cuentes mas. Aun sigo teniendo pesadillas con esas cosas monstruosas. Así que déjalo así-
-Bueno, solo decía-
Una vez terminado el piso catorce, avanzaron pasando por los siguientes pisos hasta llegar a Rivira. Era un lindo lugar, con enormes cristales que relucían generando la ilusión de un día soleado. El ambiente era tranquilo y el pasto verde con una rica vegetación. Catalina le comento que la primera vez que vino aquí, se asombró de que hubiera un lugar tan bonito dentro de todos esos pisos plagados de monstruos. No obstante, Catalina le comento que mejor acamparan afuera, ya que la poca gente que vivía en Rivira eran unos estafadores. Cobraran un dineral por pócimas de mierda y un ojo de la cara por cualquier souvenir.
Los dos días que estuvieron en Rivira fueron tranquilos. Lo único raro fue que uno que un aventurero les fue a echar un ojo. Según Catalina tenían que revisar quien llegaba a Rivira. Kain solo pensó que eran buitres, gente que venía a ver, que podían sacar de los aventureros. Después de eso, fue un paseo por el piso y lo recorriendo de principio a fin. Extrayendo algunas plantas, algunas piedras, sacando tierra para poder estudiarla, revisando los mosquitos y cortando un pequeño trozo del mineral blanco. Después de eso, descansaron y al tercer día volvieron a la superficie sin mayores complicaciones.