CAPÍTULO 98- El chico con la gran sonrisa, Crisfa.

CAPÍTULO 98- El chico con la gran sonrisa, Crisfa.

(Pov- Neim.)

Como casi todos, cuando conocí a Crisfa me dio un poco de pena ajena. Él era alguien que siempre sonreía y trataba de divertirse siempre.

Cuando le pregunté si no le afectaba que las personas se burlen de él, él me dijo: "¿Por qué debería importarme lo que los demás piensen de mí? Soy feliz con mi estilo de vida y mi personalidad. ¿Tengo que cambiar para agradarle a los demás? ¿Realmente vale la pena fingir ser alguien que no soy? ¿Realmente vale la pena dejar de ser feliz con tal de satisfacer a los demás? Eso es ridículo."

A pesar de que las personas se burlaban de él, de alguna manera, él lograba hacer sonreír a las personas... Él era alguien divertido, se preocupaba por los demás y siempre estaba dispuesto a ayudar a las personas.

Incluso me ayudó a mí... Gracias a él, las personas dejaron de burlarse de mí... Creo que por eso me enamoré de él.

Desde que nací, mi destino fue decidido. Yo me convertiría en la Diosa de las Súcubos... Pero yo no quería... Las personas me considerarían una chica ninfómana por el simple hecho de ser la Diosa de las Súcubos. Mi madre, la antigua Diosa del infierno, me dijo que simplemente debía ignorar las burlas de los demás. Ser la Diosa de las Súcubos no significaba que me convertiría en una ninfómana. Mi trabajo simplemente sería administrar a las Súcubos y ayudarlas cuando era necesario.

Pero las burlas no se detuvieron... A pesar de que traté de explicar que no me convertiría en una ninfómana, las burlas no se detuvieron.

"Qué asco das." "Eres una cualquiera." "Aléjate de nosotras." "Hueles a perra barata." "¿Cobras por hacerlo o lo haces gratis, perra?" Me trataban como si fuera una prostituta barata... Realmente no lo soportaba... Hasta pensé en renunciar a ser una Diosa y vivir con los humanos... Pero mi situación cambió cuando "él" llegó a mi vida.

—¡Hola, compañeros! ¡Mi nombre es Crisfa, el próximo Dios de los juegos! ¡Chicas, pueden llamarme "cariño" si quieren! ¡Chicos, ustedes también pueden llamarme así, no los juzgaré!

Cuando tenía 16 años, él llegó a mi vida.

En la academia "Godfer" nos enseñan sobre la vida de los Dioses, sus trabajos, los beneficios que tenemos como Dioses y nuestras obligaciones. El Dios supremo creó la academia para que los Dioses sean más útiles en sus trabajos.

Me obligaron a estudiar aquí... Día tras día, debía soportar las burlas... Pero, cuando Crisfa llegó, las burlas disminuyeron... Crisfa era la nueva "víctima"... Aunque no lo parecía.

—Oye, eres muy raro.

—¡Gracias! Aunque ya lo sabía.

—Estás actuando muy engreído a pesar de que solamente serás el Dios de los juegos. Ese trabajo es el peor de todos.

—¡No me importa, es un trabajo divertido!

Un tambor apareció en sus manos y comenzó a tocarlo.

—¡Ser el Dios de los juegos me dará miles de años de diversión!

—Tsk. Vámonos.

Era imposible molestar a Crisfa con palabras. Él siempre las evitaba o las recibía con humor.

—¡Das pena ajena!

—¡Lo sé!

Siempre mantenía una sonrisa en su rostro.

—¡Deja de sonreír, raro!

—Déjame pensarlo... ¡No quiero!

Siempre sonriendo... De alguna manera, al ver su sonrisa, me daban ganas de sonreír también. Y no era la única que pensaba lo mismo.

Desde que Crisfa llegó, todos comenzaron a sonreír más y el ambiente se volvió más alegre. Crisfa había inventado juegos para nosotros y nuestras vidas escolares se volvieron menos aburridas.

Gracias a él, todos se divertían.

Pensé que ya no sé burlarían de mí porque todos se burlaban de Crisfa... Pero me equivoqué.

—Oye, prostituta, ve a traernos algo para tomar.

Pensé que las burlas volverían otra vez... Pero Crisfa me protegió.

—Oh, ¿no tienes piernas para ir por las bebidas tú?

—No te metas, raro.

—Ah, no, espera. ¿Estás cansado? Pero lo único que hiciste fue estar sentado. Eso es muy perezoso de tu parte.

—¡Te dije que no te metas!

—Por cierto, ¿por qué la llamas prostituta? Que ella sea la próxima Diosa de las Súcubos no significa que sea una prostituta. Ella solo se encarga de administrar y... Oh, no te preocupes, olvida lo que dije. Eres tan estúpido que no entenderías.

—¡¿Qué dijiste?!

—Oh, ¿también eres sordo? Eso es malo. No eres adecuado para ser un Dios. ¿Qué haces aquí?

—¡Repite lo que dijiste, maldito!

—¡Oh, es peor de lo que imaginé!

Crisfa se acercó a él y le tocó la frente.

—No tienes calentura.

Revisó los oídos también.

—¡Encontré la causa de tu problema! ¡Tus oídos están asquerosos, por eso no podías escucharme!

Habló tan fuerte que todos voltearon a verlos.

—Deberías limpiarlos cuando te bañas... Oh... ¿Acaso te bañas? Apestas también. Te recomiendo que te bañes una vez al día.

—¡¡Cállate!!

Intentó golpearlo, pero Crisfa atrapó su puño sin problema.

—Oye, ¿por qué me atacas? Las peleas no son divertidas, así que no me interesa pelear, orejas sucias.

Todos comenzaron a reírse.

—¡C-cállate!

—¿Eh? Te gusta burlarte de los demás, ¿pero no te gusta que se burlen de ti? Eso es un poco hipócrita de tu parte, apestoso... No, creo que orejas sucias es mejor... ¿Cuál te gusta más?

—¡¡Maldito!!

Intentó golpearlo por segunda vez, pero el resultado fue el mismo.

—Ya te lo dije, no me gusta pelear. Si intentas hacerlo otra vez, tendré que defenderme.

—¡Quiero ver que lo intentes!

Por tercera vez, él intentó golpear a Crisfa, pero el resultado fue el mismo también.

—Ah, no quería hacer esto.

•

•

—A esto lo llamo: "La humillación".

Crisfa lo golpeó y lo humilló.

El tipo estaba en el suelo y Crisfa le estaba tomando fotografías.

—¡¿Te gusta mi invento?! Se llama "Teléfono". La fotografía es un nuevo arte que acabo de inventar.

Al ver eso, por primera vez sentí admiración por alguien... Por primera vez me defendieron.

Desde ese día, todas las personas que se burlaban de mí ahora se burlaban de ese tipo y lo llamaban "orejas sucias".

A partir de ese día, ya nadie se burló de mí... Todos se dieron cuenta que Crisfa parecía ser un idiota, pero era el más fuerte e inteligente de todos.

Si él me defendió, significaba que me protegía. A esa conclusión llegaron todos y dejaron de burlarse de mí.

—Tengo hambre. ¿Qué debería comer?

Al escuchar eso, decidí devolverle el favor.

—¡D-disculpa!

Llenándome de valor, me acerqué a él y le hablé.

—S-si no estás ocupado, me gustaría invitarte a comer. G-gracias a ti, ya no se burlan de mí.

—¡Nadie rechazaría la oferta de una chica linda! ¡Claro que acepto!

—¡¿L-linda?!

Creo que fue en ese momento cuando me di cuenta que me había enamorado de él.

Con el paso de los años, me enamoraba más y más de él... Nuestra relación se volvía más y más íntima. Quería decirle que lo amaba, pero simplemente no podía. No me atrevía.

Crisfa era mi mejor y único amigo. Si él me rechazaba, podría perder su amistad... Por culpa de mis dudas y miedos, perdí al amor de mi vida.

—¡Nirfa aceptó ser mi novia!

—... ¿Eh?

Con una gran sonrisa, Crisfa me dijo eso.

Ya conocía a Nirfa... Pero no sabía que él estaba enamorado de ella... Nirfa era una nueva estudiante... Apenas entraba a la academia... Era menor que yo... Conocía a Crisfa menos que yo.

Yo tenía la edad de Crisfa.

Yo lo conocía más.

Conocía su comida favorita. Su color favorito. Sus juegos favoritos... Lo conocía muy bien.

Pero ella me lo robó... Por culpa de mi inseguridad, Nirfa me robó a Crisfa... No quería aceptarlo, pero no me atrevía a decirle que yo lo amaba... Tal vez, si le hubiera dicho que yo lo amaba, él hubiera terminado su relación con ella... Si él hubiera terminado su relación con Nirfa, Crisfa aún estaría con vida... Pero no me atreví a decirle que lo amaba.

Tal vez, si le hubiera dicho que lo amaba, Crisfa y yo tendríamos una familia juntos. Tendríamos hijos, nietos, bisnietos... Nuestra familia se haría más y más grande... Pero nunca le dije que lo amaba... Había perdido mi oportunidad para siempre.

Y cuando me enteré de su muerte, lloré por días... No podía superar su muerte... Quería volver a verlo... Quería tenerlo de regreso... No... Lo que yo realmente quería era regresar al pasado y decirle que lo amaba... Pero eso era imposible.

Intenté suicidarme... Cuando el Dios supremo me regañó por haber abandonado mis deberes como Diosa, lo golpeé. Quería que me eliminara... Pero no lo hizo.

—... Crisfa va a reencarnar.

—¿Eh?

—Si eres paciente, podrás volver a verlo. No tendrá sus recuerdos, pero su alma será la misma. Si sigues haciendo tu trabajo bien, yo te avisaré cuando él regrese.

Podía volver a verlo... Sabía que no tendría sus recuerdos... Sabía que no sería el mismo Crisfa que conocía... Pero quería verlo... No me importaba que no fuera el mismo... Quería verlo.

Y así, esperé pacientemente su regreso. Hasta tenía preparado un regalo para él.

¿Qué le iba a regalar? Mi virginidad.

•

•

—¿E-es él?

—Sí. Se llama Kei.

Kei... Es nombre de mujer, pero es lindo.

—Él está ocupado, así que no podrás hablar con él. Ya te dije las reglas, espero que las cumplas. Si no las cumples y tratas de traicionar mi confianza, te eliminaré.

—S-sí.

El Dios supremo desapareció y seguí observando a Kei.

Su personalidad era menos infantil, pero me seguía recordando a Crisfa.

Su manera de actuar... Su manera de hablar... Definitivamente era la reencarnación de Crisfa... Volvió... ¡Regresó!

¡Quiero verlo...! Pero debo respetar las reglas.

Crisfa, ya te esperé miles de años, puedo esperar un par más.

Ya me decidí. Cuando vuelva a verte, te diré todo lo que siempre te quise decir... Por favor, no me rechaces.

(Nota del autor: Por favor, dejen comentarios, eso me inspira a seguir escribiendo.)