CAPÍTULO 143- El pasado no puede cambiar.

CAPÍTULO 143- El pasado no puede cambiar.

(Pov- Drin.)

¿Por qué? ¿Por qué ella es Rinia? De todas las mujeres que existen, ¿por qué ella es Rinia?

—¡Hola, Kei! ¡Llegaron a tiempo!

Ella está abrazando fuertemente a Kei, mientras mantiene una alegre sonrisa en su rostro.

… No… ¿Por qué tuvo que aparecer? Ya dejé atrás mi pasado… Ya comencé una nueva vida… ¿Por qué ella está aquí?

—¡Qué lindo gato! ¿Cómo se llama?

—Nia.

—¡Qué linda!

Parece una mujer alegre… No… Me siento culpable… Perdón… Por favor, perdón… Esa Drin desapareció… Soy una nueva Drin… Solo mato a personas malvadas… Ya no soy esa Drin que mata personas inocentes… La Drin que mató a tu familia, desapareció.

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Tiempo atrás.

Antes de conocer a Kei, mataba a todos los humanos que pudiera, sin importarme la edad o el género.

Maté ancianos, adultos, niños y… también bebés.

Odiaba a todos los humanos por igual.

Yo maté al esposo de Rinia y a su bebé.

Cuando regresaba al infierno para entregar un reporte, encontré a un hombre, alimentando a su hijo. Estaban en un bosque. Ese bosque era popular por sus árboles de color rosa, así que las familias siempre lo visitaban para comer al aire libre. Era mi lugar favorito para secuestrar humanos y torturarlos.

Como tenía prisa, los maté rápidamente, cortándoles la cabeza a ambos, tanto al padre como al bebé.

Pero no sabía que había matado a la familia de una poderosa mujer.

Sentí su gran poder mágico y su furia con solo verla.

Sus ojos estaban llorosos y estaba furiosa.

No soy ninguna idiota, me di cuenta de que ella era peligrosa, así que escapé.

Entré por una de las muchas entradas que tiene el infierno y logré escapar.

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Y ahora que la tengo frente a mí, no sé qué hacer… Mi cariño confía mucho en ella… ¿Cómo reaccionará cuando descubra mi secreto…? ¿Debo contarle? Y-yo… Yo no sé… No quiero que me odie… No lo soportaría… Maté a un bebé… Un bebé que él conocía… Maté a un hombre que Kei consideraba amable.

No quiero que lo descubra… No quiero que me odie.

—Ah… Esto es muy relajante.

—Chersy debería llegar pronto. Kei, Mei, ustedes usarán su magia de transformación para convertirse en ancianos. Fingiremos ser comerciantes, así no sospecharán.

—Está bien. No hay problema… Mientras esperamos, ¿me permites usar una de tus habitaciones? Entrené hasta el amanecer y tengo sueño.

—Claro. Saldremos en una hora.

—Gracias.

—¡Vamos a dormir juntos, Kei!

—Claro, no hay problema.

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Kei se acostó en la cama y Mei lo abrazó… Su relación de hermanos es algo rara, pero adorable.

Se ven muy adorables durmiendo juntos.

Kei me abrazó con fuerza y cerró los ojos.

[No estoy enojado, eso quedó en el pasado, Drin. No te preocupes.]

¿Eh? ¿De qué habla?

[¿A qué te refieres?]

[Estabas temblando cuando viste a Rinia. ¿Qué clase de novio no se daría cuenta que su novia está asustada y preocupada?]

L-lo descubrió… P-pero no se enojó… Está actuando como el mismo de siempre.

[Cariño, lo siento… Lo que hice fue horrible.]

[Sí, lo fue, pero eso quedó en el pasado. Ya te lo he dicho muchas veces, tu pasado no me importa, solo me importa tu presente y futuro. Yo sé que eres diferente a la Drin del pasado.]

Kei me acarició… Tan cálido… Tan amable… ¡Lo amo tanto!

[Por eso, Drin, deja de preocuparte por mí y por lo que piense. Te amo, y eso nunca cambiará… Al menos que me traiciones y resultes ser aliada de Zero.]

[¡Y-yo nunca haría eso!]

Kei se rió y me acarició la cabeza.

[Sí, lo sé… Eres la persona que más confianza le tengo. Nunca desconfiaría de ti… Aunque espero nunca sufrir el cliché del traidor.]

—Kei, ¿de qué te ríes?

—De nada, Mei. No te preocupes.

[Drin, deja de preocuparte, por favor. Debemos concentrarnos en nuestra misión.]

[Sí… Gracias, cariño.]

Soy una tonta… ¿Por qué creí que Kei me odiaría? Él ha demostrado muchas veces lo mucho que me ama… Nunca dudaré de su amor.

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—¡Despierta!

Kei abrió poco a poco los ojos.

—... ¿Eh?

—Yakei, Yakei. Hola, Kei.

—... ¡Uwaaaah! ¡¿Por qué estás sobre mí?! ¡Ya sabes que me das miedo!

—Por eso lo hice.

Chersy acercó su rostro y Kei podía sentir su aliento... Y su aliento olía delicioso.

—¿Comiste fresas...?

Chersy aprovechó que Kei tenía la boca abierta y juntó sus labios con los de él.

—¡¿Hmmmh?!

Separó sus labios y le acarició la cabeza a Kei.

—Cuando tengas 15 años, daremos el siguiente paso, lindo.

—¡Uwaaaah!

Kei empujó a Chersy y se levantó de la cama.

—¡¿Qué te pasa, loca?! ¡Eso es acoso sexual! ¡Soy menor de edad!

—Por eso dije que te esperaré, lindo.

Chersy se acercaba a Kei y él se alejaba de ella.

—Creo que tu padre quedó en el pasado.

Kei chocó con la pared y ya no podía alejarse de ella.

—Tú eres más lindo y fuerte.

—¿Q-qué?

Chersy puso su mano en la pared y miró a Kei a los ojos.

—Sé que estás comprometido, pero no me molestaría ser una concubina.

—L-lo siento, no estoy interesado en madres solteras.

—Un chico difícil, ¿eh? Eso me emociona más. Será difícil, pero no imposible. Te conquistaré con mis encantos.

—Ah, claro, me enamoraré de la loca que casi me mata y le hizo daño a mi linda hermana... Tu lógica está un poco mal, ¿no lo crees?

Chersy le acarició la barbilla a Kei.

—Oh, vamos, cariño, eso quedó en el pasado.

—Llegaste a tiempo, llévatela, por favor.

Cherniak tomó de los brazos a su madre y la levantó del suelo.

—Debemos irnos.

Chersy hizo un puchero y desvió la mirada.

—Ya se estaba poniendo interesante.

Volteó a ver a Kei y le sonrió.

—Algún día, volveremos a pelear.

Saboreó sus labios y le guiñó el ojo.

—Y espero que uses todo tu poder esta vez, cariño.

—... Estás loca.

—Lo sé.

Cherniak salió de la habitación junto con Chersy.

—Genial, le gusto a la loca y sádica... Fravi, tienes competencia... Bueno, es mi culpa, usé mi habilidad en ella, los efectos de mi habilidad desaparecieron cuando la golpeé, pero supongo que recordó ese sentimiento y se volvió a enamorar por mi fuerza.- Pensó Kei.

Kei se acercó a la cama y despertó a Drin.

—Oye, Nia, levántate.

—Otros 5 minutos más, hermano.

Kei sintió un escalofrío y observó a Mei.

—... Este sentimiento... Es raro.

Intentó despertar a Mei.

—Debemos irnos.

Mei abrazó a Kei.

—Me da flojera levantarme. Llévame en tus brazos.

—No podemos perder más tiempo, Mei.

Kei cargó a Mei en sus brazos.

—Solo hasta las escaleras.

—¡Gracias, Kei!

Drin saltó y subió a la cabeza de Kei.

—Bueno... El viaje será largo... Vámonos.