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Con todos los bandidos arrestados, empecé a curar a los soldados gravemente heridos.

Carlos: Sir Juan, esperamos sus órdenes.

El se acerca feliz después de que termine de curar a los heridos.

Juan: has un informe de los caídos, quiero que reúnan todo el botín de los bandidos, junten los cuerpos de los bandidos muertos.

Carlos: entendido.

Luego de un tiempo el capitán Carlos se me acerca de nuevo.

Carlos: Sir, el informe esta listo.

Asiento con la cabeza para que continuara mientras leo el libro de los paladines.

Carlo: tenemos muchos soldados con herida leves, los soldados con heridas graves ya fueron curados, los soldados que cayeron en batalla llegan al número de cincuenta.

Aprieto el libro con fuerza, esta es la primera vez que tuve bajas entre mis soldados.

Juan: reúne a todos los cuerpos rápidamente y tráelos.

Digo con urgencia, el capitán corre rápidamente y los soldados actúan rápidamente.

Me siento mal al pensar en los soldados que murieron, quería mantener esta habilidad oculta, pero mi mente no estará tranquila si los dejo así, parece que soy muy débil para mantener mis emociones, se que la mayoría elegiría dejarlos muertos para mantener sus cartas ocultas, pero sinceramente no puedo dejarlos así.

Carlos: está listo Sir.

Salgo de mi tienda y veo como los cuerpos están ordenados.

Juan: Carlos ordena que todos se mantengan tranquilos pase lo que pase.

El asiente con la cabeza y pasa la orden, los soldados que estaban a mi alrededor me miran con extrañeza.

Me paro frente al primer cadáver y activo mi habilidad de redención de paladín, siento como la mitad de mi mana se vacía y una luz se junta alrededor del cadáver y este empieza a moverse, esta habilidad no es como en el juego, cuando resucita a alguien este estará en un estado muy débil.

Todos se quedan en shock por lo que ven.

Juan: Carlos rápido ayúdalo.

El capitán parece reaccionar y trae a dos soldados para que ayudaran al soldado resucitado llevándoselo para que descanse.

Me paro frente al siguiente cadáver y pasa lo mismo, esta vez mi mana esta casi agotado, rápidamente saco cuatro pociones de rejuvenecimiento y los tomo rápidamente para recuperarme, prepare varias pociones por si los necesitaría, tengo muchas pociones guardadas en mi alijo, vuelvo a utilizar la habilidad para resucitar a otro soldado, después de un tiempo termino de resucitar a todos los soldados muertos.

Secándome el sudor busco un lugar para sentarme, las pociones me permitieron recuperarme, pero mi estado mental esta agotado, esta habilidad causa mucho estrés, sin las pociones no podría aguantar usarla tantas veces, siento como si mi cabeza va a explotar y mi vista empieza a nublarse, casi me desmayo hasta que escucho una voz que me despierta.

Carlos: Sir, todos los caídos se encuentran estables y se podrán recuperar con el tiempo.

Dice muy emocionado, seguramente no esperaba que esto pasara.

Juan: que paso con lo demás, con el resto del informe.

Carlos con mucha emoción habla.

Carlos: reunimos todos el botín, hay muchas monedas de oro reunidas, también hay varias piezas que se pueden vender por oro, en cuanto a los cadáveres enemigos, los reunimos fuera del fuerte.

Juan: bien, déjame descansar un momento y luego prepárense para partir.

Carlos saluda y se va.

Luego de descansar y recuperarme un poco me dirijo donde los cadáveres de los bandidos, recupero los cadáveres en mi pendiente espacial, Akara me hiso tres pendientes espaciales que los puse en mi oreja izquierda, cada uno tiene un uso diferente, uno para mis pertenencias importantes, otro pendiente para mis invocaciones y el ultimo lo uso para usos diferentes, como llevar los cadáveres, uso estos cadáveres para practicar mis habilidades, los cadáveres de mi alijo empezaban a agotarse y tuve que encontrar otras fuentes para conseguir cadáveres, les dije a todos que me desharía de los cadáveres para que no contaminen la tierra y no dudaron de mis palabras.

Después de recoger los cadáveres voy donde el capitán Carlos, para irnos a la capital.

Primero fuimos a la ciudad de Andoraal para dejar a los bandidos arrestados, luego nos dirigimos a la capital, tardamos tres días en llegar.

Cuando entramos a la capital nos encontramos con una ceremonia de bienvenida, los ciudadanos estaban a ambos lados del camino, dándonos una ruta para avanzar, mientras gritaban y tiraban flores, no sabia que estaba pasando, pero los soldados de mi espalda parecían saber que es, ralentizo mi caballo para poder preguntarle al capitán Carlos que pasa.

Juan: Carlos, ¿Qué pasa?

Carlos: es una ceremonia de bienvenida por nuestra victoria Sir, prácticamente exterminamos a los bandidos de nuestro reino y hacen esto para agradecernos por nuestro logro, en un gran honor recibir esto Sir y esto es gracias a usted.

Habla con alegría.

Juan: ya veo, ¿Qué tengo que hacer?

Carlos: solo tenemos que ir hasta el castillo del rey, ahí el rey le dará su recompensa.

Asiento con la cabeza y sigo cabalgando hasta el castillo del rey.

Cuando llegamos a la entrada el capitán Carlos me indica lo que tengo que hacer, dejamos a todos los soldados atrás y entro junto con el capitán para reunirme con el rey.

Seguimos caminando hasta el trono, pude ver al rey Terenas sentado en su trono, había guardias alrededor, Uther estaba parado al lado del trono con su armadura de Paladín, pude ver que había varias personas alrededor en lo alto, en pequeños balcones que sobresalían.

Cuando llegue al centro el capitán se arrodillo para saludar al rey, yo me quede parado e incline mi cuerpo para mostrar mi respeto, pude escuchar varios murmullos, los guardias no sabían que hacer, parecían confundidos, hasta que uno de los que estaban en el balcón grita.

Noble: insolente como osas faltarle el respeto al rey.

Me quedo confundido, no sé qué hice mal.

Noble: solo aquellos que tienen un estado noble alto pueden estar de pie frente al rey.

Ya veo, entonces esa es la razón, pero no soy de los que se arrodillan.

Juan: disculpa, pero no soy de las personas que se arrodillan.

El noble parece querer hablar, pero el rey lo interrumpe.

Terenas: silencio.

Todos se quedan en silencio.

Terenas: no hace falta que se arrodille, con los logros ganados es suficiente para tener un rango noble, esto sin mencionar que es un gran paladín que pelea con por la justicia.

El noble se inclina y habla.

Noble: Sir Juan, espero me disculpe por esto, pero tiene que entender que hay reglas, espero que no piense mal de mí.

Juan: no se preocupe.

No se mucho sobre las reglas nobles, pero tampoco me importan, no tengo mucho tiempo ni las ganas para aprenderlo.

Terenas: dicho esto, Sir juan quisiera felicitarlo por los logros que obtuvo, recibí grandes noticias sobre usted, espero que siga ayudándonos en el futuro, como recompensa quisiera entregarle el título de vizconde.

No esperaba recibir esta recompensa, simplemente lo hice para aumentar mi reputación, pero esto me ayuda mucho.

Juan: le agradezco por su recompensa rey.

Terenas: también te recompensare con tierras, la zona de la costa al noroeste de la capital no tiene a nadie como dueño, se te será entregada para que sea tuya.

Juan: le agradezco.

Terenas: con esto dicho espero que nos acompañes en el banquete para celebrar que estamos libres de bandidos.

Asiento con la cabeza, al capitán Carlos lo ascienden de cargo como recompensa, por haberme ayudado.

Cuando termina nos retiramos del trono, el banquete se realizará al anochecer, como no tengo donde quedarme vuelvo a mi habitación del campo de entrenamiento.

Luego de un tiempo alguien toca a mi puerta, al abrirla me encuentro con Uther.

Uther: sabía que te encontraría aquí.

Dice con una sonrisa.

Juan: maestro.

Uther: puedes dejarme de llamar maestro, pronto serás un paladín oficial y seremos colegas en toda regla.

Juan: entiendo.

Uther: ¿Qué tal si vamos a hablar?

Asiento con la cabeza y lo sigo, caminamos al campo de entrenamientos, tengo que admitirlo, el entrenamiento que hice aquí me ayudo mucho para luchar de cerca.

Uther: no hay muchos lugares para poder hablar, me siento cómodo cuando estoy aquí, espero que no te moleste.

Juan: Lord Uther, porque no viene nadie mas aquí.

Uther: puedes llamarme Uther, este es un campo de entrenamiento privado, lo usan los maestros, pero como tenia que entrenarte lo pedí por un mes.

Ahora entiendo porque no vi a los demás aprendices a paladín cuando estaba aquí.

Uther: escuche muchas noticias de ti, pero la ultima fue la mas impactante.

Lo miro con duda, no creo que derrotar a los bandidos fue tan sorprendente, básicamente eran personas con una espada que los blandían como si fueran palos.

Uther: jajaja, resucitar a cincuenta soldados, quien pensaría en semejante milagros, jaja.

Ya veo, entonces a eso se refería.

Uther: no se como lo hiciste, pero los soldados no paran de hablar de ello, pelear sin miedo a morir, es el sueño de cualquier soldado.

Yo solo niego con la cabeza, no quiero volver a pasar por eso, sentí que mi cabeza quería explotar.

Uther: tienes que saber que solo un puñado puede utilizar esta habilidad incluyéndome, pero nadie puede usarlo a ese nivel, solo podemos usarlo una vez al mes como máximo.

Juan: use ayuda externa, sin esa ayuda probablemente solo podría usar la habilidad una vez.

Digo tratando de justificarme, no quiero que me pidan que use esta habilidad con frecuencia.

Uther: lo sé, pero igualmente es un gran logro, gracias a eso el rey te recompenso muy bien.

Entonces esta fue la razón por la que el rey me pidió esto.

Juan: pero creí que los paladines no podrían ser nobles.

Uther: tienes razón, pero tu caso es especial, todavía no eres un paladín y como no quieres recibir órdenes, serás un paladín y estarás en la mano de plata en nombre, esto quiere decir que serás parte del templo, pero no tendrás ninguna obligación con nuestro templo, puedes hacer lo que quieras.

Juan: ¿no crees que eso es muy irresponsable de tu parte?

Digo negando con la cabeza.

Uther: jaja, es mejor a que dejes de ser paladín.

Él dice con alegría, parece que logro que me uniera a la mano de plata.

Uther: muy bien, nos vemos en tu ceremonia de aceptación, por cierto, ya preparamos tu armadura, ve a recogerla antes de tu ceremonia, suerte en el banquete.

Me despido de el y vuelvo a mi habitación para descansar.