—Lo conseguí del General Armando —respondió Nux con una sonrisa juguetona en su rostro.
—¿General Armando? —Ember estrechó sus ojos y luego preguntó—. ¿Por qué él te daría algo tan importante?
Al ver su reacción, Nux rió entre dientes.
—Secreto —respondió él.
—… —Ember siguió mirando a Nux sin ningún cambio en su expresión.
Lo que ella quería era claro, sin embargo,
Nux no cedió.
—Confía en mí, no te traicionaré —solo dijo esas palabras.
Ember entrecerró aún más los ojos y luego comenzó a pensar.
3 minutos después, dejó de mirar a Nux y entonces comenzó a leer el papel que Nux le había entregado.
Cuanto más leía, más solemne se volvía su expresión.
—¿Todos estos otros soldados son también miembros de Sectos o grupos de Aventureros? —ella preguntó.
—Sí, esta es la razón por la que tienen tantos cultivadores fuertes en su ejército.
Las tropas que perdieron en la Guerra contra nosotros no significaron nada para ellos.
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