webnovel

El Divorcio

Luisa

Vivir toda tu vida ocultando una enfermedad que poco a poco te va matando es difícil. Pero si desde pequeña te enseñan a hacerlo, se vuelve parte de tu rutina diaria.

No la ocultaba por vergüenza, la ocultaba por miedo.

¿Qué pasa si una persona se entera que morirás pronto?, se va de tu vida considerandote una perdida de tiempo, siempre tuve el miedo al abandono y morir en soledad.

Mi padre se habia encargado de apoyarme en el proceso, se encargo de tomar cursos de maquillaje para ayudarme a hacerlo, ya que odiaba con el alma ver mi cara demacrada. Él y mi esposo eran todo lo que necesitaba en mi vida, solo que uno de ellos no sabía que estaba enferma.

29 de abril del 2011

Apartir del 2009 comencé a sentir sintomas que no había  sentido antes, los dolores comenzaron a hacerse intensos y tomaba mas excusas de las normales para ausentarme de casa y que mi esposo no me viera mal, mi doctor me advirtió que esto pasaría, mi cuerpo estaba programado para morir 13 años atrás, dijo que lo único que lograría tratando de alargar mi vida sería una muerte mas dolorosa. Pero me negaba a morir y dejar a mi padre y a mi esposo, los amaba con el alma.

Así que me pasé los últimos dos años viajando, de ciudad en ciudad, de estado en estado, experimentando con cualquier cosa que pareciera darme una cura, pero nada lograba darme la esperanza de una vida sana. Me había resignado, tenía que morir, si seguía aferrandome así solo lograría empeorar mas, así que me armé de valor para por fin contarselo a mi esposo, si iba a morir por lo menos que fuera rodeada de las dos personas que mas amaba.

Me encontraba parada delante de la puerta de nuestro hogar, el solo echo de imaginarme lo que pasaría si yo le contaba me aterraba mas que morir.

Tome una gran bocanada de aire y abri la puerta, miré a todos lados para buscarlo, estaba en el balcón, parecía preocupado, no noto mi presencia hasta que me acerqué al vidrio y le di unos pequeños golpecitos para sacarlo del trance.

—Lu, que sorpresa cuando llegaste— me dedicó un abrazo extraño.

—Llegué hoy mismo, me dirigí aquí en cuanto mi avión aterrizó, he realizado mi último viaje.

—¿Cómo?, ¿Ya no piensas viajar?— me miró sorprendido.

—No, justo de eso quiero hablar contigo.

Su celular comenzó a sonar casi de inmediato, se disculpo y volvio a salir al balcón para tomar la llamada.

Parecia tener un comportamiento extraño, no se alegro de que ya no viajara pero tampoco se entristeció, parecio mas bien que le preocupaba. ¿Será que papá le habia contado algo?, imposible, me juro no decirle nada hasta que yo estuviera lista.

Me estaba dando la espalda mientras hablaba por celular, solo podia ver como se pasaba la mano por el cabello y hacia gestos con la misma, pero no lograba escuchar nada. Colgo la llamada y volteó a verme, lo hizo por unos largos y silenciosos minutos, abrió la puerta del balcón y se sentó delante de mi.

—Tengo que decirte algo— tomó mis manos entre las suyas.

No dije nada, solo lo observé, algo dentro de mi estaba segura que lo que iba a decir no me iba a gustar.

Tomo aire y lo dejo salir con fuerza —Quiero el divorcio— dijo con un tono de voz que me causo escalofríos.

Me quede paralizada ante sus palabras, no sabía que hacer ni como reaccionar.

—Luisa, estoy saliendo con alguien mas y me parece injusto que te siga engañando de este modo pero nunca había tenido la oportunidad de hablar contigo porque siempre estabas de viaje.

Siguió hablando, justificando su infidelidad, dijo un par de cosas mas a las que no les preste atención, mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte, mis latidos me impidieron escuchar sus últimas palabras antes de ponerse de pie.

—Mandare a mi abogado con los papeles del divorcio— tomó su bolso de trabajo y se dirigió a la puerta.

Tomé su mano y lo hice voltear hacía mi.

—¿Como es ella?— dije sin verlo a los ojos.

—No creo que sea muy necesario hablar sobre ella.

—¿Es mas bonita que yo?— agacho la cabeza y no respondió —Acaso ella ¿esta mas..— "viva", pensé para mi tratando de comprender lo que estaba pasando.

—Luisa, te fuiste de mi vida, viajas con la excusa de un negocio que estabas formando y sin embargo nunca vi frutos de eso, al contrario me pedias mas y mas dinero y no tengo problema en eso, quería apoyarte, pero sabia que me estabas mintiendo y en lugar de decirme la verdad siempre que te preguntaba sobre eso mentias más.

Agaché la cabeza, no sabía que decir, el dolor en mi corazón me nublaba los pensamientos y las palabras se quedaban atascadas en mi garganta.

—Quiero aclarar que no te fallé en venganza solo porque tu también lo hiciste, poco a poco me enamoré de ella y conforme pasaba el tiempo acepté que lo nuestro estaba roto

—¿Te enamoraste de ella?— Me mordí el labio para ocultar los quejidos que querían sonar junto con mi llanto.

—Tu y yo buscabamos cosas distintas, acepté que fuéramos una familia solo de dos pero yo siempre quise un hijo y la ilusión de ser papá siempre la tenía conmigo, pensaba que algúndía cambiarias de opinión pero nunca fue así.

—¿Tenías la ilusión?.

—Ella esta embarazada, voy a ser papá.

Sus palabras me golpearon tan fuerte que senti todo mi cuerpo paralizado de dolor. El se soltó de mi agarre y se marcho sin darme mas importancia.

Inmediatamente sujete mi pecho con fuerza, el dolor se hacía mas y mas fuerte, mi respiración comenzaba a acelerarse mas y mas, no podia dejar de llorar, me tire de rodillas al suelo sacando todos los quejidos que me habia tragado mientras estaba con él.

Tomé mi celular entre mis manos temblorosas y comencé a llamar a mi doctor de seguimiento.

—Hola Luisa, ¿Qué tal el viaje?.

—Me duele, me duele— no lograba decir nada mas el llanto me impedía mucho el habla.

—Trata de calmarte Luisa y dime ¿que te duele?— su voz se torno sería y preocupada.

—Aquí— y toque mi pecho aunque él no pudiera ver que lo habia echo.

—¿Estas en tu casa?.

—Si.

—Mandaré una ambulancia enseguida, trata de calmarte en lo que llega y no cuelgues mi llamada.

Continuó hablándome atravez del celular aunque no le contestaba la mayoria de las veces, no estaba concentrada en él, mi cerebro solo estaba reviviendo el momento en el que Juan me dejo una y otra vez. A lo lejos escuche que la ambulancia llegaba, los paramedicos entraron enseguida tomando mi pulso y checando mi presión, uno de ellos tomo mi celular y hablo con mi doctor, me ayudaron a ponerme de pie y me llevaron a la ambulancia para dirigirnos al hospital.

En todo el trayecto no deje de llorar y sostenerme el pecho para calmar mi corazón.

El doctor me recibió preocupado por mi estado, mando a hacer algunos estudios y me inyecto un tranquilizante debido a lo alterada que estaba.

—Hola Luisa— entro el doctor después de haber estado nose cuanto tiempo ausente —Llegaste con el corazón muy acelerado, tus niveles de cortisol estaban altos y no entendemos que paso, no hay alguna anomalía nueva presente en tu enfermedad todo sigue normal, pero seguiremos realizando estudio...

Empecé a ignorar lo que decía recordando lo que habia pasado y mi respiración comenzó a acelerarse seguida del llanto, los dolores de cabeza y los latidos fuertes de mi corazón comenzaron a hacerse presentes nuevamente.

—Inyecteme mas sedantes, lo que sea necesario para no sentir esto que siento aquí— puse mi mano sobre mi corazón y el doctor frunció el ceño.

—¿Por que no me cuentas que es lo que paso antes de que tuvieras este episodio?.

Tome una gran cantidad de aire y la mantuve un poco para intentar calmarme.

—Juan me pidió el divorcio— de solo mencionarlo el ataque al corazón comenzó a aparaecer.

—Ya veo, entonces ya se lo que tienes.

—¿Qué me pasa?.

—Mi querida Luisa, tu tienes un grabe caso de corazón roto.

—¿Como lo curo?.

—No hay una cura medica para esto, el apoyo de las personas que te aman y el tiempo son la única medicina.

—Nunca habia sentido este dolor, no puede darme algo que lo pare.

—Lo siento, mi unica ayuda por el momento es esto— abrió la puerta para darle paso a mi padre a la habitación, quien parecia haber estado escuchando todo.

—Mi pequeña— se acercó a abrazarme y yo me deje caer en sus brazos.

—¿Como apago esto papá?, no quiero sentirme así, quiero que termine ya por favor, paralo.

—Tranquila mi amor, estoy aquí, no estas sola— me abrazo con tanta fuerza que por un momento me senti protegida, me sentí amada y mi llanto paro ante esta sensación.

Después de que el doctor rectificara que no tenia nada, me fui a casa con papá quien calmo mi llanto pero no mi dolor aunque el echo de tenerle a mi lado me tranquilizó demasiado, me acompañó a mi habitación y se quedo conmigo hasta que me quede profundamente dormida.

A la mañana siguente el vacio en el lugar de la cama se sentía grande, estiré la mano solo para confirmar que ya no me acompañaría en la cama por las noches, el pecho se me volvio a acelerar y el llanto no se hizo esperar. "¿Así sera siempre?".

El sonido de la puerta me saco de mi trance y limpiandome las largimas, me coloque un albornoz y me dirigí a abrirla.

—Yo abro— se adelanto mi padre —Tu descansa.

Pero sabia que tenia que ser yo la que abriera.

—Yo me encargo— lo aparté —¿Quien es?— pregunte aunque en el fondo sabía quien era.

—Buenos dias señorita Luisa, soy el abogado Mateo Capaz, vengo en representación de mi cliente Juan Martinez, me imagino que ya sabrá por que estoy aquí— me quede en silencio asimilando de nuevo lo que habia pasado —Tengo los papeles del divorcio.

—¿Puede pasar los papeles por debajo de la puerta?— no quería verlo a la cara porque sabia que me haría romper el llanto que estaba aguantando ahora.

—¿Es una broma?.

—Nunca había hablado mas enserio en mi vida.

—Solo abra para que se lo pueda leer, me diga si quiere algun cambio y si no solo firma y terminamos con esto.

—No, primero llamaré a mi abogada— era mentira, no tenía ninguna abogada a quien llamar, solo quería retrasar el momento.

—Bueno entonces abra la puerta, llame a su abogada y en lo que ella llega leemos los papeles juntos.

—Haber, ¿Quien se quiere divorciar?.

—¿Usted y el señor Juan?—me lo dijo como si dudara de que esa fuera la respuesta.

—Exacto, entonces para que lo quiere leer usted si solo debo hacerlo yo y él.

—Me parece muy poco profesional mandarle los papeles del divorcio por debajo de la puerta.

—Si no lo hace no firmare.

De inmediato escuche que abría su maletin y lo revoloteaba buscando los papeles, supongo, hasta que escuche un silencio, un suspiro y a los pocos segundo los papeles ya habían pasado por debajo de mi puerta.

—¿Me da unos minutos para leerlo?.

—¿Me dejara aquí afuera parado esperando?.

—Hay escalones ahí afuera, puede sentarse en ellos.

Puede escuchar que se había quejado pero finalizo con un "Esta bien".

Tardé poco mas de media hora leyendolo, no por que este fuera muy largo, la verdad el no pedía nada, estaba dispuesto a darme lo que quisiera para no hacer el proceso largo, me dejaba quedarme con la casa y el dinero que habíamos echo durante el matrimonio, el solo quería librarse de mi. Pero yo, quería hacer un último intento.

—Aquí tiene— abri la puerta y entregue los papeles.

—No están firmados— recalco el abogado.

—Lo se, dígale a Juan que si quiere que yo firme, venga él para hablarlo— cerré la puerta del todo y me fui a dar un baño.

Estaba decidida, no me iba a retirar tan fácil, no sin hacer mi último intento por reparar lo que rompí.

Después de salirme de bañar me sorprendio ver Juan sentado junto a papá, supongo que mientras me bañaba lo dejo pasar.

—Hola Luisa— dijo con un tono de voz neutro, ni siquiera su cara refleja alguna emoción.

—Hablemos— me senté en el comedor esperando que el se acercara para escuchar lo que tenía que decir.

—¿Que es lo que quieres hablar?.

—Te tengo un trato— le hice una seña para que se sentara y accedió de mala gana.

—¿Que clase de trato?.

—Dame 7 días.

—¿7 días para que?.

—Quiero que a partir de mañana primero de mayo me des 7 días, solo para ti y para mi.

— ¿Que quieres lograr con esto?.

—Pasamos mucho tiempo lejos, por lo menos antes de darme el divorcio vamos a darnos una buena despedida por ser personas que se amaron con locura.

—No encuentro el sentido, solo alargaras lo inevitable.

—Me harás muy feliz si aceptas este trato, será como tener siete citas juntos y a la última no volveremos a vernos mas es una despedida digna.

—Entonces, ¿Mañana tendríamos la primera cita?.

—Si. Yo te mandaría la ubicación y el horario para encontrarnos ahí.

—¿Segura que esto es lo que quieres?.

—Mas que segura— me mantube firme mostrando mi determinación.

—Esta bien... acepto— dejó los papeles en la mesa y se puso de pie para estrechar su mano con la mía —Estaré  esperando tu mensaje.

Y se marchó. Pude actuar muy bien delante de él, fingí no sentir nada aunque por dentro estuviera muriendo, siempre fui buena para ocultar lo que siento y esta semana iba a intentar arreglar lo que habia roto.

—¿Crees que esta es una buena idea?— se acerca papá.

—No estoy segura, pero honestamente aun no quiero despedirme de él y por lo menos en este tiempo puedo ir haciendolo poco a poco.

—¿Entonces quieres siete dias para despedirlo?.

No contesté esa pregunta, porque esa no era mi intención, en el fondo mi corazón quería aferrarse a él y a lo que destruí con mentiras, no quería siete dias para despedirlo, quería siete dias para volver a enamorarlo.