—No, no tienes nada en la cara —dijo ella entre risas—. Me divierte que sepas mi nombre —era una declaración de diversión, más que una pregunta.
—Solo te estaba tomando el pelo. Supongo que no soy de hacer bromas —dijo con una pequeña sonrisa y Katie rió nerviosamente.
—Ven, Dante está por aquí —dijo la señora Collins mientras giraba y volvía hacia las escaleras y Katie la siguió.
—¿Por qué estabas aquí en primer lugar y por qué volviste justo ahora? —preguntó la señora Collins mientras llegaban al descanso de las escaleras y comenzaban a caminar hacia el cuarto de Dante.
—De hecho, Kane fue quien me llamó —respondió mientras seguían caminando.
—Solo sentí la obligación de venir aquí, porque él insistió en que el Alfa me había convocado. Fui tonta por creer sus palabras sin sentido —Katie suspiró como intentando contener su enojo.
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