—No, la Señorita Ravastine no podrá abandonar el Palacio Real —Petril Wyvernjack dijo justo después de que Kaizen la llamara para un examen—. No se le permitirá salir del Palacio Real.
Kaizen se sorprendió por la reacción tan rígida del mayordomo. —¿Por qué no puede ir?
—El ataque a la ciudad fue ayer. Todo es aun muy reciente. Es mejor que permanezca en territorio seguro hasta que todo esté más tranquilo. No sabemos cuándo o si ocurrirá otro ataque.
La princesa estaba furiosa con la actitud de Petril y se retorció:
—Deberías haber pensado en mi seguridad cuando casi me matan en una arena delante de miles de personas, no ahora. No fuiste tú quien me salvó ese día, porque ni siquiera estabas allí. Ni ese día, ni ayer, cuando empezaron los terremotos. Además, soy una persona libre y puedo ir donde yo quiera
Luego, tomó la mano de Kaizen y lo sacó de la sala de espera tan rápido como pudo, dejando al mayordomo atónito ante su revuelta.
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