Al día siguiente cuando Xia Ling se despertó, tenía ojeras obscuras y su voz estaba ronca. Ella se balanceó mientras caminaba al estudio de grabaciones de Wei Shaoyin y él la regañó inmediatamente
—Con una voz así, ¡debería renunciar y poner una tienda! ¿Sabes cómo cantar? ¿Sabes que tienes que cuidar de tu cuerpo? No importa lo talentosa que seas, ¡lo desperdiciarás todo! ¿Qué hiciste anoche? ¿Por qué no descansaste cuando sabía que grabarías?
Xia Ling se sintió insultada. Ella en realidad fue a la cama muy temprano anoche, y no era su culpa el no poder haber dormido. De hecho, él debería culpar a Li Lei, si ella no lo extrañase tanto, probablemente podría haber dormido fácilmente, y no se hubiera congelado y enfermado buscando a Luo Luo. Sin embargo, Wei Shaoyin se sintió aún más insultado.
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