Capítulo 41 – La solicitud de Alejandra

La mañana llegó y con ello un dolor de cabeza entró a mi habitación.

-  ¡KYAAAAAAAAAA!

Camila y Doménica gritaron ante la intrusión de Alejandra. La persona que irrumpió en mi habitación no fue otra más que la mismísima princesa del reino de Diamond. 

-  ¡Tú! ¡Tú! ¡Pervertido!

La noche anterior me divertí mucho con Camila y Doménica. Era normal que estuviéramos desnudos. La única fuera de lugar era la princesa.

-  Princesa. Esta es mi habitación.

Me levanté de la cama y mi pene quedo guindando de mi cintura. La princesa quedo atónita y su cara se sonrojó.

-  ¡Te! ¡Te espero en el estudio!

Alejandra se dio media vuelta y salió corriendo, no sin antes azotar la puerta contra el marco. Esta mujer dejó su seriedad tirada en el suelo y ahora no tiene oportunidad de recogerla.

Ya que me despertó debería cobrar las molestias que me ha causado. Enojado fui directamente al estudio. Mis emociones estaban llenas de ira y rabia por interrumpir mi mañana. Aun así, no dejé que se mostrara en el exterior.

-  Bien. ¿Qué asunto lleva a la princesa a invadir mi habitación?

La princesa sintió algo de presión al sentir mi mirada sobre ella. Durante estos días he pasado combatiendo a diario. Es normal que desarrolle una intensión asesina. 

-  Yo… Esto… *Cof… ¡Como se atreve a dejarme en su cama con sus sirvientas desnudas!

Aunque su voz era de ira su rostro indicaba otra cosa. De todas formas, ya tenía una excusa para salir de esto.

-  Ayer después de terminar mis asuntos privados con mis criadas partía a reunirme con los guardias de la ciudad. Lo que no me esperaba era encontrarme a la princesa desmayada en el pasillo con líquido viscoso y de olor peculiar empapando la alfombra. 

-  ¡Tú…! ¡No es peculiar!

La princesa había caído por completo en mi trampa.

-  Me preocupaba el estado de la princesa por lo que comprobé sus signos vitales. Al ver que todo era normal supuse que la princesa solo estaba cansada del viaje. Sin otro lugar donde dejarla descansar tranquila la acomodé en mi dormitorio para ser cuidada por mis doncellas.

Mis razones eran validas y difíciles de refutar por lo que el enojo de la princesa disminuyó.

-  ¡Aun así eso es!

Antes de que pudiera continuar la interrumpí.

-  Sin embargo, tengo problemas con ese líquido. Esa alfombra es una reliquia familiar y la princesa la ha ensuciado. No sé el origen de ese líquido, pero ahora despide un olor que abruma todo el pasillo.

Al escuchar eso la princesa se sonrojó e incluso desvió la mirada buscando algún lugar donde esconderse.

-  Ya que es una reliquia familiar no me queda de otra que buscar algún experto e identificar el fluido para ser tratado. Si no se encuentra una solución solo me queda informar a su majestad el rey para realizar la debida compensación.

La palabra rey hizo que Alejandra se sobresaltara. Sí el rey se enteraba la forma en la que se generó esa mancha entonces ella estaría en muy serios problemas. Lo mejor era que mi solicitud no podía ser ignorada ya que era un noble de clase alta. Aunque solo de nombre.

-  Es…. Eso… No será necesario.

Alcé mi ceja formando una cara de duda e inocencia. 

-  ¿Qué propone la princesa?

La princesa suspiró en señal de alivio y dijo.

-  Compensaré el cambio de la alfombra y me llevaré la antigua. ¿Qué opina?

Esta princesa quería deshacerse de la evidencia. Lamentablemente no lo iba a permitir.

-  Me temó que eso es inaceptable. Esa alfombra es una reliquia familiar dejada por la esposa del primer fundador. 

Mis palabras hicieron que la princesa maldijera en su mente. Esto era entendible ya que nadie dejaría una reliquia para que otros la pisen libremente. Esto únicamente era una excusa para molestar a la princesa.

-  También contrataré a un experto en magia de rastreo para identificar la fuente. Esto pudo haber sido un intento de asesinato y talvez se trate de veneno. 

El buscar a un experto fue la gota que derramó el vaso. La princesa no tenía escusas y en este momento solo le quedaba ser honesta. 

-  La tasa de corrupción mental ha alcanzado un 85%

Al recibir el mensaje una sonrisa algo siniestra estaba tallada en mi rostro. Ahora estaba seguro que la princesa no podría detener mi avance.

-  ¡Dejemos este asunto de lado por el momento! ¡Esta vez lo traje por otro asunto!

Queriendo desviar el tema la princesa se tranquilizó.

-  Vine a este territorio con un propósito en mente. Quiero que apoyé a mi hermano el cuarto príncipe en la sucesión al trono.

-  ¡No!

Mi negativa instantánea hizo que el rostro de la princesa se pusiera pálido. Era su última esperanza ya que nadie quiso apoyar a su hermano.