—Mi equipo... ¡Preparados también, saldremos! —Sara no se quedó atrás. En el momento que Ibra decidió moverse, hizo lo mismo que William le había asignado a él y a su equipo, Sara también siguió.
Luego estalló una gran y sangrienta batalla en los siguientes diez minutos, muy intensa desde los momentos iniciales.
Lo que les ayudó a resistir las primeras oleadas fue que los monstruos más rápidos en llegar eran los más cercanos a ellos en primer lugar. Y como habían eliminado a muchos monstruos durante las horas pasadas, no había muchos para empezar que pudieran amenazarlos.
Pero solo Tomás era el que podía ver más allá. Todos podían ver solo hasta donde llegaba la línea de árboles. En los ojos de Tomás, todo cambiaría una vez que pasara media hora. Con los monstruos densamente agrupados llegando aquí, las cosas se pondrían feas. Sin mencionar a los maestros de espíritu oscuro que también venían.
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