—No te molestes —adivinó Angélica desde un lado lo que William intentaba hacer—. Según los rumores sobre esta área, nadie puede decir qué hielo se romperá al siguiente momento y cuál no.
—Entonces...
—Tenemos que rezar para tener suerte —hizo una pausa—. Y si... Si aparecen grietas, tenemos que movernos rápido, alejándonos del agujero mortal que vendrá.
A William no le gustaba confiar su vida en la suerte:
—Entonces, ¿cómo podemos buscar esta salida? ¡No me digas que tenemos que tener suerte para encontrarla!
—Bueno... La zona con mayor intensidad roja, el lugar con más de estos Nachies es donde se encuentra la salida.
—... —William miró de nuevo hacia el área donde estos monos murieron—. ¿Sabes cómo podemos matar a alguno de estos Nachies?
—Tú eres el que hace milagros —ella sonrió amargamente—. Si logras matar a uno, serías el primero en hacer algo así.
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