Anna y Noah entraron en una habitación abierta que contenía solo dos sillas y una gran mesa. Parecía una sala de interrogatorios donde investigaban a criminales endurecidos. Anna sintió náuseas de inmediato pero las ignoró. Todo acerca de esta habitación ya la hacía sentir enferma.
Anna miró a su esposo mientras ambos se sentaban, todavía confundida acerca de todo lo que estaba sucediendo. No entendía por qué estaban en los cuartos de los sirvientes en primer lugar.
—Dijiste que recuerdas la cara del hombre que te dio la bebida, ¿verdad? —le preguntó Noah para verla asentir. Así que esa es la razón por la que están aquí. Para averiguar quién la había drogado. Ella también tenía curiosidad. Quería lidiar ella misma con las personas que casi la habían incriminado.
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