David, un joven de 15 años, llevaba una vida tranquila y rutinaria en la ciudad. Pasaba sus días ayudando a su padre en el taller mecánico de la familia, aprendiendo las habilidades que le permitirían heredar el negocio algún día. Aunque su vida era sencilla, David se sentía agradecido por su familia y su hogar.
Un día, todo cambió en cuestión de minutos. Mientras caminaba por la acera, un ruido ensordecedor lo hizo voltear instintivamente. Un automóvil se aproximaba a gran velocidad, y el conductor parecía estar completamente fuera de control. David apenas tuvo tiempo para reaccionar antes de que el vehículo chocara violentamente contra él.
El impacto lo arrojó por los aires y lo hizo rodar por el pavimento antes de quedar inmóvil en el suelo. El caos y el pánico se apoderaron de la escena, con testigos horrorizados tratando de ayudar mientras llamaban a una ambulancia.
[Punto de vista de David]
Oscuridad completa. Esa fue la primera sensación que experimenté. Estaba flotando en una profunda oscuridad, sin puntos de referencia, sin sonidos, sin sabores, sin colores, sin tacto. Era como si estuviera suspendido en un vacío infinito, y no podía discernir si me movía o permanecía inmóvil.
La sensación inicial fue de paz, de ser una partícula en un vasto universo, pero pronto dio paso a una aguda inquietud. ¿Dónde estaba? ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Existía algo más aparte de mi conciencia en esta oscuridad abrumadora?
Intenté respirar, pero no había aire. Intenté mover mis dedos, pero no había cuerpo que respondiera. Intenté gritar, pero no había sonido. Estaba atrapado en este estado de existencia sin forma ni función, y la sensación de impotencia se volvió abrumadora.
La locura empezó a surgir en mi mente. No tenía referencias de tiempo ni espacio. ¿Cuánto tiempo había estado en esta oscuridad? ¿Días? ¿Semanas? ¿Años? La falta de estimulación sensorial me llevó al borde de la desesperación.
Fue entonces cuando experimenté algo inusual: un cosquilleo en mi brazo. Sentí dolor, un dolor real que me sorprendió y me asustó. ¿Cómo era posible? Intenté moverme, y gradualmente, sentí que mi cuerpo respondía. Fue un proceso lento y desconcertante, como si estuviera despertando de un largo letargo.
Finalmente, logré abrir los ojos, pero la luz que me rodeaba era deslumbrante. Parpadeé, tratando de adaptarme a la intensidad de la luz. Miré a mi alrededor y vi figuras borrosas y escuché voces que no podía entender. Estaba en un lugar extraño, lejos de un hospital o cualquier entorno familiar.
Mi mente estaba llena de preguntas. ¿Dónde estaba? ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué mi cuerpo se sentía tan extraño? Temía que esto fuera más que un simple accidente. ¿Podría ser que... me hubiera reencarnado en otro mundo?
[*Punto de vista de una persona desconocida*]
Mi nombre es Estela,Estela fang, y mi corazón está lleno de felicidad y amor. He traído al mundo a un hermoso bebé, a mi propio hijo, aunque mi amado esposo no está aquí en estos momentos. Mi niño comenzó a llorar, y a pesar de mis temores y ansiedades, me llené de una profunda calma y alegría.
Estela: Tranquilo, mi amor... Mamá está aquí, y nunca te dejaré solo.
Mis lágrimas de felicidad caían mientras sostenía a mi bebé en mis brazos. Sus ojos eran como zafiros brillantes, y su mirada curiosa me llenó de esperanza. Quiero darle todo lo que nunca tuve, una vida normal y feliz, lejos de la discriminación de los nobles los demihumanos en este país.
La situación es precaria para los demihumanos raza, especialmente para los hombres lobo como mi esposo. Aunque él no está aquí en este momento, deseo con todo mi corazón que regrese pronto para conocer a nuestra bendición, a nuestro hijo.
Que nombre le daria a mi hijo anque mi esposo habia escogido su nombre no me convencia del todo pero si mi esposo lo habia escogido habra sido por su amigo que le salvo su nombre sera "todd", Todd fang...
[*fin de punto de vista de Elena*]