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Prólogo

«Desde el principio de la historia de la humanidad siempre ha aparecido alguien que ha sido el precursor del cambio, sea directa o indirectamente, con sus acciones.

» Esto se podía ver con el primer ser humano que descubrió el fuego, el que descubrió la ganadería o la agricultura, el descubrimiento de la metalurgia y el descubrimiento de la penicilina. Hitos que han marcado a la humanidad profundamente a través de milenios.

» Las personas que producen un cambio tan profundo logran perpetuar su nombre a través del tiempo, siendo imposible el olvidar sus nombres, a pesar de los siglos.

» Pero, al contrario, muchas personas no alcanzan a producir un cambio sin importar qué tan talentosas sean. Puede ser por el contexto o la terquedad de la cultura en la que vivían, o, simple, mala suerte.

» Siendo así como innumerables nombres de humanos talentosos son olvidados en los anales de la historia.

» ¿Pero por qué digo todo esto?

» Porque se necesita a alguien que saque a este mundo de esta vorágine de autodestrucción y estancamiento en la que se ha encontrado por siglos.

» Ha perdurado durante demasiado tiempo esta guerra sin cuartel entre humanos y pokémon, que solo ha llevado a un derramamiento de sangre inútil; que solo lleva a un ciclo de venganza y odio ciego que, para un ser inmortal como yo, es simplemente estúpido y triste.

» Si por si no te has dado cuenta de quién soy hasta ahora, me presento: soy Arceus, el ser que brindó de existencia a todo lo que existe en este universo.

» Y estoy cansado de presenciar tanta muerte innecesaria que podría llevar al mundo a sus orígenes sin vida, sin contar a mis primeros hijos.

» Aunque diciendo esto puede parecer que repudio la muerte, eso no es cierto ya que, como el creador, sé que la muerte es tan necesaria como la vida, pero también debe haber un equilibrio entre estas para que haya armonía. Por eso existen las complejas redes tróficas que se han creado desde que la vida proliferó en el mundo que creé.

» Por eso debo traer a un precursor del cambio y, para eso, tendré que invadir las dimensiones del espacio y el tiempo, de Palkia y Dialga, para traerlo.

» Y el ser que elija no debe estar influenciado por este ciclo de odio que se ha estado formando por milenios.

» Con eso dicho, no puede ser ningún humano de este mundo. Ellos ya están infestados de odio hacia mis hijos.

» Así que tendré que tomar prestado a uno que sea de otra dimensión».

Con eso decidido, Arceus comenzó a buscar al «elegido», en un mundo donde los seres llamados pokémon no existían, o por lo menos no como lo hacían en esta dimensión.

Para Arceus se sintieron como décadas, aunque para la humanidad hubieron pasado solo meros instantes mientras buscaba al escogido.

Hasta que visualizó a un joven de cabello negro que estaba durmiendo.

«Te encontré», dijo Arceus mientras evocaba su poder.

Un aura dorada rodeó al joven durmiente, mientras el espacio de su alrededor se distorsionaba.

«Joven, lamento tener que darte tan tremenda responsabilidad, pero eres la persona ideal para cumplir con esta tarea, así que te pido humildemente que traigas el cambio a este mundo», pronunció Arceus mientras una de sus patas se estrelló con el suelo, haciendo resonar el espacio mismo.

«Suerte y éxito, elegido», fueron las últimas palabras de Arceus dirigidas al joven mientras este fue transportado al mundo Pokémon.