A medida que pasaba el tiempo, más y más personas llegaron al salón de baile. Habían llegado más de mil pasajeros.
El anfitrión anunció el inicio de la fiesta de baile. Las tres damas se miraron. Después de un rato, la más alta sonrió a Li Yingjie y le preguntó: —Joven maestro Ma, ¿puedo bailar contigo?
Li Yingjie era una persona impulsiva, pero no era estúpido. Sabía que las damas tenían sus ojos en él. Sin embargo, debido a su familia, estaba acostumbrado a ver mujeres hermosas. Por lo tanto, no estaba interesado en esas damas no presentables en absoluto. Él respondió sin dudarlo: —No estoy interesado.
La expresión de la mujer alta cambió. No esperaba que Li Yingjie la rechazara tan descaradamente. Ella pensó que, para mantener su reputación, las personas ricas aceptarían una solicitud incluso si no les gustaba.
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