Después de recuperar su alegría, Ling Yu notó que Ling Lan estaba mirando con curiosidad el arma de rayos de partículas en su cintura. Haciendo alarde, sacó la pistola y se la entregó a Ling Lan.
—¿Te gusta? Esta es una pistola de rayos de partículas. Aunque su potencia de fuego no es rival para las submetralladoras, es aún más que suficiente para eliminar a cualquiera que no vista un chaleco protector —dijo.
Los ojos de Ling Lan brillaron cuando aceptó el arma, con clara emoción en su rostro. Bajó la cabeza y comenzó a estudiar la pistola, como si tuviera curiosidad por saber cómo se ensamblaba la pistola de rayos de partículas. Una sonrisa se formó en los labios de Ling Hua. En ese momento, Ling Lan había vuelto a ser un niño normal, lleno de curiosidad por algo que nunca antes había visto.
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