Un rifle de francotirador balístico no era un arma de energía de rayo; no disparaba rayos sino balas sólidas. Sin embargo, esas balas no eran balas de pólvora de baja potencia, sino balas de energía de estallido magnético extremadamente horripilantes. La energía magnética se había condensado con éxito en las balas, y una vez que una bala alcanzaba su objetivo, debido a la colisión a alta velocidad, la energía de explosión magnética del interior rompía la capa protectora de la bala y causaba un violento estallido de energía magnética.
Si la potencia de la explosión excedía las capacidades defensivas del escudo de un meka, entonces la tragedia le caería al operador. La energía magnética era especialmente poderosa contra el metal, tan pronto como entraba en contacto con la armadura exterior de un meka, destrozaba el cableado eléctrico dentro de él, causando el mal funcionamiento de los sistemas de control del meka y, por lo tanto, provocando la derrota del operador de meka.
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