El oficial al mando sabía muy bien que, en el mundo meka, no había ningún punto de inicio de sesión en la base de los Dragones Rápidos. En otras palabras, mientras todavía estuvieran en la base de los Dragones Rápidos, no tendrían forma alguna de abandonar el mundo virtual, y mucho menos informar a la sede militar. Parecía que la verdadera intención del otro era, en efecto, no impedir que informaran, sino matarlos a todos.
—Todos ustedes van demasiado lejos —dijo el comandante con los dientes apretados. Sabía que las probabilidades estaban realmente en su contra esa vez. Su única esperanza era que el enemigo solo tuviera un espectro.
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