En ese momento, Pequeño Cuatro, que había dejado a Ling Lan para eliminar el virus T, regresó, apareciendo de repente en el espacio mental de Ling Lan. Ling Lan vio la reaparición de Pequeño Cuatro y supo que debía haber terminado de eliminar el virus T. Aun así, el daño potencial que el virus T podía infligir en el mundo virtual de la Federación era demasiado grande, por lo que Ling Lan no pudo evitar preguntar: —¿Has eliminado ese virus T, esa flor del día del juicio final?
Pequeño Cuatro sonrió ampliamente, asintió y dijo: —Sí, sí, todo hecho.
—¿Estás seguro de que el virus T no volverá a aparecer en el mundo virtual? —Ling Lan preguntó de nuevo, todavía preocupada.
—Sí, sí, mientras la jefa no quiera verlo, el virus T no aparecerá aquí—Pequeño Cuatro parpadeó sus claros ojos negros y respondió con una expresión segura.
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