Esas pocas bestias viejas estaban llenas de preocupación, sin saber si ese maestro de dominio todavía estaba dentro de la escuela planeando su próximo acto de destrucción. Lo que más les molestaba era: ¿por qué motivo había ido el otro a la academia militar para hacer tal cosa? Además, ¿eran las capacidades defensivas de la academia militar realmente tan infalibles como habían imaginado? Si lo fueran, entonces, ¿cómo había entrado ese maestro de dominio?
Simplemente no pudieron resolverlo, y uno de ellos dijo: —¡Regresemos y discutamos esto con el director!
Esa sugerencia fue acordada por todos los presentes. Podían no estar demasiado claros sobre lo que está sucediendo en la academia, pero el director de la escuela debía saber más. Quizás él podía darles una respuesta. Se fueron tan silenciosamente como habían venido; nadie más en la escena supo que algunos fuertes maestros supremos habían estado allí para investigar la escena.
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